Ni negreros, ni populistas. un salario mínimo vital justo
Rudecindo Vega Carreazo
La determinación del salario mínimo vital (SMV) en Perú es, usualmente, una decisión política del gobierno de turno sin importar la tendencia política del mismo; las partes (empleadores y trabajadores) nunca se han puesto de acuerdo, supeditarlo a ello es estancarlo, que no se ajuste ni tenga incrementos. La decisión política de aumentarlo, guste o no, obedece a la falta de acuerdo entre las partes. Asimismo, por más fórmulas que se elaboren para dotarlo de cierta evaluación técnica, resulta también siendo política según los criterios que se seleccionen para elaborar la formula. Así ocurre en el Perú y otros países, determinar el SMV es una decisión política gubernamental, a veces siguiendo una metodología técnica, otras veces tomándola de manera parcial, y muchas veces sin tomarla en cuenta; pero siempre, porque las partes nunca se ponen o pusieron de acuerdo.
En Perú existe una formula regulada desde el año 2007, es una formula parcial, que se ha aplicado parcialmente. En todos los aumentos, la decisión política ha sido determinante. Hoy existe un incremento desatendido hace años, el gobierno, mandándolo al Consejo Nacional del Trabajo (CNT), ha ganado tiempo a consta de los ingresos y tiempo perdido de los trabajadores. Como siempre ocurre en el CNT, una mecedora paralizante, el aumento fue enviado a revisión técnica y el acuerdo nunca prosperó. Hace tiempo debió ser resuelto por el gobierno, el Ministerio de Trabajo, intencionalmente, la hace larga, para orientar una decisión destinada a la baja, a propiciar un aumento mínimo del mínimo. Para los trabajadores su discurso será que hubo aumentó y para los empresarios que fue mínimo.
Estas semanas han proliferado artículos y mensajes en medios y redes sociales abordando el SMV, para presionar al gobierno y procurar un irrisorio incremento, algunos difunden un estudio del BCR denominado “La actualización del salario mínimo vital en el Perú” (R. Castellares, C. Mendiburu y O. Ghurra), de setiembre último, “casualmente”, coincide con el desacuerdo del CNT; es muy citado, cual “verdad técnica”, para desmerecer el aumento:
El estudio precisa que “tomando como punto de partida el año 2007, cuando se aprobó la fórmula de actualización, la RMV teórica para 2023 sería de S/ 726. La RMV actual de S/ 1 025 excedería en un 41 por ciento a la RMV teórica, lo cual sugiere una sobreestimación en la aplicación de la fórmula. Esto podría deberse a la toma de decisiones influenciadas por factores políticos o por la sobreestimación de datos no observables (productividad)”. Añade, además que la RMV vigente “representa el 40% del producto bruto interno (PBI) mensual por habitante y el 57% del ingreso promedio de los trabajadores dependientes que trabajan a tiempo completo (40 o más horas semanales). Tener una RMV cercana al ingreso promedio podría redundar en mayores niveles de informalidad laboral, menores beneficios sociales y un mayor desempleo de aquellos trabajadores menos calificados.”
En rigor, el estudio del BCR, afirma que la RMV teóricamente en el Perú debería ser 726 soles y no los 1025 soles efectivos actuales, dando entender que lo efectivo es político y lo teórico es técnico. Volvemos a precisar, la fórmula creada el 2007 y que el BCR utiliza es política, su teorización o tecnicismo son totalmente políticos. Me explico, la fórmula del 2007 para determinar el aumento del SMV se guía, grosso modo, por 2 factores, inflación y productividad. Otros países utilizan otros criterios y nosotros también podríamos diseñar otro tecnicismo y teorización, por ejemplo: relacionar SMV con utilidades de la empresa, con la canasta básica familiar, crecimiento económico, jornada laboral, PBI per cápita, línea de pobreza, etc. La fórmula del 2007 no es una panacea ni teórica ni técnica es una decisión política de ese momento que puede modificarse en la actualidad.
El BCR se ha erigido en la autoridad de los precios justos, ojalá también aporte para tener SMV justo. Que su aporte de actualizar, a su manera, una fórmula de aumento de la RMV teórica señale que es menor en 41% a la vigente, justo cuando el gobierno debe definir el aumento actual, es jugar en pared, con la agresiva estupidez presidencial de los “10 solcitos para preparar sopa, segundo y postre”. Los 726 soles “descubiertos” por el BCR como RMV teórica, bastan y sobran para alimentar 2 familias. Ojalá el BCR sea proactivo y aporte otra fórmula que contemple el equilibrio entre “equidad (protección contra el pago de remuneraciones indebidamente bajas) y eficiencia (minimizar distorsiones sobre el mercado laboral)” y, nos permita, un SMV justo, acorde con el crecimiento económico y el empleo decente.
En Perú el SMV tiene alcance limitado en el mercado laboral: en el mercado formal, los trabajadores tienen remuneraciones por encima del SMV; en el informal (78%) por debajo del SMV. En las economías criminales, mercado negro sin derechos, las remuneraciones son mayores que en el mundo formal. Aumentar el SMV es factor lejano a los grandes gremios empresariales y sindicales, aun cuando ellos centralizan y concentran el debate. Los trabajadores que padecen el SMV, preocupados en su sobrevivencia, no están sindicalizados y los grandes gremios empresariales casi nada tienen que ver con ellos. Debatir sobre el valor del SMV más parece herencia de una vieja confrontación ideológica prolongada desde la guerra fría, que verdadera preocupación por el crecimiento económico con empleo decente en el Perú. Nunca fue ni es una discusión técnica, querer darle cariz teórico o técnico es engañar con fines más perversos que santos.
Aumentar el SMV, genera debates políticos, gubernamentales y gremiales, usualmente polariza a empleadores y trabajadores, gremios empresariales y sindicales. Hoy se ha prolongado demasiado el aumento y se alarga el debate para hacer que sea mínimo del mínimo. Lo viví el 2011, cuando desde el Ministerio, decidimos determinar los “alcances técnicos” de la formula del 2007 que sirvió de marco para los aumentos del 2011 y 2012, la presión empresarial para que no prospere, se alargue y sea lo menor posible, fue muy articulada a una presión interna gubernamental, ciertamente, logramos hacer realidad una oferta de campaña y, ciertamente, ellos lograron que sea en 2 tramos, mitad el 2011 y mitad el 2012. Ojalá el Ministerio de Trabajo resuelva pronto el tema, mientras más días pasen, es en desmedro de la acotada clase trabajadora que “vive o sobrevive” con ese SMV. No hay espacio para los negreros que quieren salarios bajos ni para los populistas que quisieran salarios ajenos a nuestra realidad; pero si existe un gigantesco margen para definir un SMV justo.