Enrique Fernández-Maldonado
Tanto Cuba como Macera, proponen flexibilizar lo más que se pueda la regulación laboral. Esto es, incrementar la “libertad” de las empresas para despedir trabajadores. Reducir al mínimo los ingresos, para ser más “productivos”. Tercerizar la fuerza de trabajo, para ser “competitivos”. Olvidan, interesadamente, que ese ha sido el enfoque predominante de la política laboral desde los años 1990 hasta la fecha.