Gobierno y criminocracia, otro gran problema nacional
Rudecindo Vega C.
El gobierno en el Perú es un gran problema nacional, como problemas nacionales son la desigualdad, pobreza, corrupción, informalidad, crimen organizado, narcotráfico, minería ilegal, inseguridad ciudadana, racismo, etc.; quizás, así es mejor manera para entenderlo, enfrentarlo y resolverlo. Históricamente, según quien juzgue, hemos tenido gobiernos malos, mediocres y algunos buenos; democráticos, autoritarios y dictatoriales; frágiles, gelatinosos y fuertes; aristocráticos, oligárquicos y populistas; pero gobiernos al fin. Los últimos años, padecemos más desgobierno que gobierno, las autoridades que elegimos, no conducen el país, parecen expertos en saquearlo, destruirlo, los gobiernos electos para resolver nuestros males, se han convertido en otro problema nacional que crea, provoca y acentúa los problemas existentes, el deterioro del gobierno o el auge del desgobierno nacional tiene que ver con la destrucción del histórico presidencialismo republicano por el asentamiento de un mafioso parlamentarismo gubernamental. Hoy no existe gestión gubernamental, quizás algo de administración estatal, para el premier “la crisis se acabó”, para la presidente “estamos a media crisis”, hablan de paz y mejoras y todas sus cifras son desmejoras, sus “exitosos” 6 meses son patética muestra de gobierno como problema nacional.
Hemos padecido múltiples y graves crisis gubernamentales y democráticas, ninguna como la actual. No estamos ante un asalto gubernamental por golpe, autogolpe (Castillo es un fiasco) o golpe al golpe; tampoco ante un tradicional rompimiento democrático por una dictadura o una crisis de primavera democrática luego de una dictadura. Hoy sufrimos la apropiación gubernamental por “organizaciones criminales” camufladas y dueñas de partidos políticos, vientres de alquiler y clubes electorales que copan las ofertas electorales y nos brindan las nuevas autoridades electas; hiere decirlo, en los últimos años parecemos condenados a elegir democráticamente mafiosos para que nos gobiernen; crueldad de crueldades, el crimen y las mafias llegan al gobierno con la legitimidad de nuestro voto ciudadano.
Los políticos visionarios, estadistas, ideologizados, doctrinarios, cuadros formados para gobernar están en extinción, fueron desplazados, en el mejor de los casos, por exitosos emprendedores que solo velan por sus intereses y, en el peor, por delincuentes disfrazados de emprendedores; la política es el momento cumbre de su estrellato. La política ha perdido su esencia, el bien común, el interés nacional no existe, hoy está saturada del interés personal, particular, usualmente oscuro o turbio; ha devenido en un instrumento mafioso de llegar al gobierno para medrar, trincar y destruir porvenires nacionales; nuestras últimas elecciones, son muestra de ello, las organizaciones políticas ganadoras son acusadas por el Ministerio Público como organizaciones criminales; es legal, lo hemos permitido. Si hay candidatos criminales, gobernantes criminales tendremos. El gobierno como criminocracia es un problema nacional.
El copamiento criminal de la política y sus organizaciones dejo de ser una simple fuente de financiamiento, se convirtió en auspiciadora de candidaturas y hoy es proveedora de candidatos de organizaciones políticas por ellas creadas, controladas o contratadas para una campaña. Los “líderes políticos” pueden confundirse con “capos” y las elecciones como espacio de lucha por el control gubernamental y territorial para sus negocios y negociados. El gobierno, no es su enemigo, puede ser “empleado” para realizar sus crímenes, destruir rivales y, protegerse de ellos y la justicia; antes que luchar contra el gobierno o huir de él es mejor ganarlo y coparlo “democráticamente”. Están en todos los niveles de gobierno: local, regional y nacional, en unas zonas más presentes que otras y desde los gobiernos buscan dirigir, controlar y copar todo. La criminocracia gobierna para sí, no para el país, es problema nacional.
Esa criminocracia, dirige la política y las organizaciones políticas, paulatinamente, controla y crece desde el congreso y, desde ese “poder del estado”, ha asaltado al gobierno, ministerio público, tribunal constitucional, defensoría del pueblo y está a la casa de la JNJ, JNE, ONPE, RENIEC. Desde el Congreso destituyen y ponen presidentes, jefes y miembros de organismos constitucionales y gubernamentales. En los últimos 7 años los 2 presidentes electos fueron destituidos, a PPK obligándolo a renunciar y a Castillo vacado por su bufo autogolpe; los 2 vicepresidentes que los sucedieron, previa traición y pacto oscuro, fueron puestos por la oposición congresal, Vizcarra los traicionó y disolvió, Boluarte los lame suelea sin rubor; la captura de la presidencia de la república por el presidente del congreso Merino fue repudiada, felizmente, provoco nueva directiva congresal y un nuevo presidente de transición (Sagasti). En resumen, 2 presidentes electos que gobernaron 3 de 10 años y 4 puestos por el congreso.
Este congreso gubernamental, que ha puesto, constitucionalmente, a Dina Boluarte como presidente, mayoritariamente quedo conformado por partidos acusados como organizaciones criminales (Peru Libre dividido en 4 bancadas, Fuerza Popular y Podemos Perú), el único partido tradicional (AP) capturado por mafias provincianas mal llamadas “los niños”, el renombrado Renovación Popular también acusado de organización criminal a nivel municipal; un holding empresarial universitario (APP), 2 partidos veletas (Somos Perú y Avanza País) y 2 sin peso para imponer sus posturas (JPP y Partido Morado). Difícil esperar algo sano y bueno de un gobierno congresal con ese perfil, mejor prepararse, para pactos, leyes y acuerdos carentes de toda lógica nacional, repletas de angurria y corrupción. Coparán y harán de todo para llegar al 2026 y van tras los organismos judiciales y electorales para seguir gobernando después del 2026, Dina es su títere, es útil. Todas sus leyes tienen ese sentido, incluido su arrebato por la bicameralidad y el inconstitucional gobierno remoto para que Dina salga (quizás fugue) del país. Su mafioso actuar les da el 6% de aprobación, tienen legalidad no legitimidad. Ese es, para nuestra desgracia, nuestro mafioso gobierno congresal.
Tenemos salida, nada fácil, requerimos, guste o no, recuperar el bien común e interés nacional para la política y los partidos para los políticos y ciudadanos; urgimos, con asco o no, negociar y concertar salidas democráticas con este congreso, sapos y culebras, deberemos tragar si deseamos una salida no empeorada, habrá que rastrear a esos capos (a la antigua) que honraban su palabra; necesitamos, tragar más sapos y culebras para dialogar, concertar, conciliar y reconciliar sin ningunear y negar a nadie, dejando todo anti para construir salidas permanentes y duraderas que nos permitan una mejor democracia para desarrollar y hacer más justo nuestro Perú. Todo será cuesta arriba, es lo que queda, no más gobiernos o desgobierno como el que tenemos, títere de mafias. En los buenos políticos, ciudadanos autoridades y funcionarios que tenemos, por dignidad nuestra e identidad patria, reposa el futuro de nuestro Perú.