Un Ministerio de Salud a la deriva
Alfredo Guzmán, Consultor en Salud Pública*
Soy un profesional de salud, qué, como muchos otros miembros del gremio, estamos desconcertados por la forma en que se está gestionado actualmente el Ministerio de Salud y el desempeño de sus funciones esenciales, lo que afecta seriamente la salud de la población, en especial de la más necesitada. Lo que hoy tenemos es una gestión con un Ministro con una función más política que técnica, producto de una lamentable cuota política de apoyo a este gobierno.
Soy testigo de que la mayoría de gobiernos previos, con honrosas excepciones, no han considerado la salud como una prioridad de sus políticas, lo que lamentablemente se vió reflejado en la crisis sanitaria en la que estuvimos envueltos por la pandemia, que evidencio la precariedad de nuestro sistema sanitario con el saldo de cientos de miles de personas y miles de profesionales de salud fallecidos. Y en la actualidad, la epidemia del Dengue, que supera todos los records, nos sigue mostrando que esto no ha cambiado.
Nunca hemos tenido un desorden institucional y una incapacidad tan manifiesta como en esta gestión, producto de la contratación de personas sin la capacidad ni el conocimiento suficiente. Ha predominado el amiguismo y lo partidario. Se han producido solo en esta gestión, más de 200 nombramientos, de jefaturas y asesores, dentro de los cuales, hay que señalar, se ha nombrado 7 Directores de CENARES, entidad encargada de la compra de insumos y medicinas, el resultado, un desabastecimiento a nivel nacional de medicamentos e insumos indispensables para una serie de patologías.
Se pretende pasar esa responsabilidad a las farmacias con un listado de medicamentos imposibles de cumplir salvo en las grandes cadenas. Los índices de vacunación para menores de 5 años, están debajo del 90% y sin embargo, por otra parte, se tiene que desechar miles de vacunas contra el COVID por haber expirado.
No hay vacunas para la rabia. Mas aún no tenemos un sistema informático que nos permita monitorear en tiempo real esas carencias y el número de afectados. El primer nivel de atención que puede resolver el 80% de los problemas de salud, no se ha reforzado, hay deficiencias en infraestructura, equipos y falta de recursos humanos.
El Plan Mil que anunció, está paralizado. El sistema de emergencia SAMU es insuficiente. Los grandes hospitales de referencia no tienen los equipos necesarios para dar una atención de calidad. Salas de Cirugía cerradas, los equipos de Rayos X y tomógrafo están malogrados o no existen. Resonadores hay pocos. No hay suficientes intensivistas y los equipos de UCI está almacenado sin uso.
Por otra parte, el Ministerio cambia las reglas para el SERUM, pese a los cuestionamientos de las facultades de medicina y el Colegio Médico, se ha anulado el Examen Nacional de Medicina ENAM que evaluaba los conocimientos básicos de justamente los médicos que iban a servir en las poblaciones más alejadas del país.
No podemos seguir así. Lo que necesitamos en Salud, es más y mejor Estado, una rectoría y gobernanza fuerte y legitima, una gestión descentralizada eficiente y pertinente, con vigilancia ciudadana, y que la probidad sea un valor constitutivo del servicio público.
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* Master en Salud Pública de la Universidad de Johns Hopkins, USA. Ha sido Jefe del Gabinete de Asesores del MINSA durante el Gobierno de Trnsición. Consultor en Salud Sexual y Reproductiva de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) del 2007 al 2015. Actualmente Coordinador de la Plataforma Ciudadana para la formulación de Políticas Públicas en Salud.