Para responder a la pregunta anterior habría que partir de una definición. Para Norberto Bobbio, experto en el tema, “izquierda” señala a todo aquel que lucha contra la desigualdad social
y a ello podríamos agregar, en este tiempo, que esa debe ser una tarea fundamental de la democracia.
“He salido al frente de los pobres y de los que han masacrado esta ciudad. Y durante ese trajín no he visto a los de la Coordinadora de Derechos Humanos, esa cojudez” (Juan Luis Cipriani 14/04/1994).
Con el último ataque cometido por huestes terroristas a la comisaría de San José de Secce en Ayacucho, donde perdieron la vida 3 policías, 2 civiles y un número no determinado de narcoterroristas, se pone en discusión nuevamente el tipo y las características del fenómeno violentista al que se enfrenta el Estado Peruano en la zona del Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE).
Durante el mensaje presidencial del 28 de julio pasado, el Presidente Alan García publicitó, nuevamente, las sorprendentes y dudosas cifras del programa de alfabetización iniciado con su gobierno.
Sin embargo, en esta ocasión, respondió a las críticas de muchos especialistas que reclamaban una evaluación de dichas cifras por parte de alguna entidad independiente. ¿Cómo respondió el mandatario? Anunciando que una consultoría internacional del Convenio Andrés Bello (CAB) había comprobado que más de un millón de peruanos estaban debidamente alfabetizados.
Todos coincidimos en que necesitamos un Estado Peruano moderno y eficiente. Para ello, es necesario contar con un cuerpo de trabajadores públicos elegidos por mérito, según sus conocimientos y habilidades. Sin embargo, en nuestro país ocurre todo lo contrario, ya que por encima del mérito se ha impuesto la “argolla” o el “favor” político, es decir, un sistema de clientelismo donde los más cercanos al partido de gobierno resultan los favorecidos.
El 20 de julio pasado, James Anaya, relator de la ONU sobre los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas, presentó su informe sobre los pueblos indígenas de la amazonía peruana y los sucesos ocurridos en Bagua el 5 de junio de este año. En este informe, Anaya mostró su preocupación porque el gobierno insiste en realizar “imputaciones penales” a los dirigentes indígenas, lo que pone en serio peligro el diálogo con las comunidades amazónicas.
A inicios de semana el Presidente Alan García se mostró a favor de instaurar el voto voluntario en el país¹. Más allá de la posición del Presidente de la República debemos prestar atención a las consecuencias que ella traería y a los objetivos políticos que pudiera encerrar.
Una reciente entrevista realizada al congresista pepecista Juan Carlos Eguren, por el diario La Primera¹ el 20 de julio, nos ha causado alarma sobre la concepción de democracia que maneja el mencionado congresista. Para empezar, señala que el 70% de peruanos se encuentra en el centro derecha, lo cual contradice múltiples encuestas, las demandas de los últimos movimientos y las cifras de las elecciones presidenciales pasadas, las cuales el legislador parece olvidar.
Primero, en el año 2008, el Presidente Alan García anunció que 600 mil peruanos habían sido alfabetizados en poco más de un año del funcionamiento del Programa Nacional de Movilización por la Alfabetización (PRONAMA). El lunes pasado anunció que más de un millón 300 mil peruanos habían sido alfabetizados. Con estas cifras espectaculares el PRONAMA es considerado, por el oficialismo, como el mayor logro que este gobierno dejará luego de concluido su período y el eco mediático que se le hace es sorprendente. Sin embargo, ¿se trata de cifras reales?
La descentralización es la única de las reformas prometidas por la transición democrática que sigue viva, aunque está prácticamente paralizada por la falta de interés que el gobierno del Presidente Alan García ha puesto en ella. De hecho, pese a que en los primeros meses de la actual gestión se anunció que se aceleraría el proceso para culminar a fines del 2007 la transferencia de competencias y pese a que en esos mismos meses se publicitó el llamado “shock descentralista”, la verdad es que el proceso se encuentra estancado.