República corrompida, Democracia destruida. Del bicentenario al tricentenario
Rudecindo Vega Carreazo
El 9 de diciembre cerramos el bicentenario de la independencia del Perú y constitución de nuestra república, iniciamos nuestro tricentenario, con nuestra república corrompida, nuestra democracia destruida; presos de la criminalidad institucionalizada en la vida económica, social, política, moral y cultural del país; gobernados por una podredumbre llegada al poder vía elecciones que envilecen y han envilecido todo en el periodo democrático más largo de nuestra historia. La democracia destruye la democracia, corrompe nuestra república. El gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo es un gobierno del crimen, para el crimen y por el crimen. La res pública, la cosa pública, los asuntos públicos y nacionales han sido desplazados y sustituidos por la res privada, cosa privada, intereses privados y criminales. Nuestro tricentenario republicano se inicia como un país colonizado, dominado, por el crimen callejero y gubernamental. Cerrado el bicentenario, a los ciudadanos y patriotas nos corresponde impulsar un tricentenario de nueva independencia, libertad y dignidad; nuestra segunda independencia, nuestra segunda república.

La corrupción en Perú, desgraciadamente, es signo distintivo nacional, nos acompaña desde siempre, en todo lado, todo sector social, público o privado, toda institución y nivel de gobierno. Es estructural, sistémica, de lo económico, político, social, cultural e institucional ha dado el salto al alma nacional. Nuestro país era una isla, hasta un archipiélago, de corrupción, hoy es exactamente lo contrario, la corrupción nos ha inundado por todo lado y en todo lado, nos hemos convertido en una isla o, pequeño archipiélago, de probidad. La corrupción se ha desbordado cual aluvión, parece ser un patrón en nuestra vida nacional. Hace siglo y medio, Manuel Gonzales Prada escribía: “hoy el Perú es un organismo enfermo: donde se aplica el dedo brota pus”. “Pueblo, Congreso, Poder Judicial i Gobierno, todo fermenta i despide un enervante olor a mediocridad”. Hoy, sin necesidad de aplicar el dedo, Perú supura células muertas y putrefactas, manantiales de pus; tiene algunas islas sanas desde las cuales será necesario regenerar nuestra vida nacional.
La última encuesta nacional de PROETICA sobre percepción de la corrupción en el Perú es demoledora, desde el 2008 al 2025 ella pasó de 37% a 67%, equivale decir que en 15 años ha crecido más del 81%. La corrupción es percibida igual de grave que la delincuencia (68%) y más grave y grande que la pobreza (8%), narcotráfico y crimen organizado (9%), contaminación del medo ambiente (15%) el desempleo (16%), consumo de drogas (30%) y la crisis política (36%). Los peruanos perciben que la corrupción en los últimos 5 años ha aumentado suman el 88% y 10% que sigue igual, peor aún, el 51% considera que aumentará y el 31% que seguirá igual. La corrupción está peor y seguirá empeorando.
Para los peruanos la corrupción perjudica su vida cotidiana en un 87% porque afecta su economía familiar (55%), reduce su confianza en el estado, políticos y autoridades (42%), reduce oportunidades para conseguir empleo (40%), reduce calidad de servicios público (39%) reduce la calidad de las obras pública (29%), limita acceso a servicios públicos (27%). Respecto del país consideran que la corrupción afecta el crecimiento económico (56%),
aumenta la pobreza y desigualdad (42%), la desconfianza en el estado (39%), reduce las oportunidades del empleo (28%) y debilita las instituciones públicas (19%), etc. El congreso es la institución más corrupta del país (85%), 50 puntos más que la Fiscalía (35%), gobierno de Dina (33%), Poder Judicial (33%) Policía (27%). La corrupción está en la vida cotidiana de las personas y del país, en las propias organizaciones estatales y gubernamentales encargadas de combatirla. Es un monstruo que alimentamos para que nos devore a nosotros y el país.
Alfonzo Quiroz, en su “Historia de la Corrupción en el Perú” precisa “El Perú es un caso clásico de un país profundamente afectado por una corrupción administrativa, política y sistémica, tanto en su pasado lejano cómo en el más reciente. (…) Por otro lado, un excesivo pesimismo histórico obvia las importantes batallas que se libraron contra la corrupción en el pasado, limitando, así, las posibilidades para la contención de la venalidad administrativa, la reversión de la corrupción sistémica y la reestructuración del estado moderno”. Sí, somos un país repleto de corrupción, históricamente corrupto, pero somos un país también de permanentes luchas contra la corrupción, hay que estudiar más sus formas para aprender más a combatirla. Hoy estamos desbordados, inundados, por la corrupción, podemos impulsar proceso de contención, lucha y destierro de la misma también. Nuestra historia reciente es rotunda: 7 ex presidentes, ministros, empresarios grandes y pequeños, militares y policías de alto rango, magistrados, políticos y líderes reconocidos están investigados, procesados, presos. Estamos en tinieblas, pero hay luz también en ella.
Esa corrupción sistémica y estructural, multidimensional, se ha institucionalizado en el estado, todos los sectores y niveles de gobierno, ha copado y captado a las organizaciones políticas hasta convertirlas en organizaciones criminales que llegan al gobierno vía elección para consolidarse a costa de los propios ciudadanos. La corrupción y el crimen han llegado al gobierno y el estado y, desde él, destruyen la democracia, el estado de derecho, el orden constitucional. La democracia ha sido vaciada de contenido y rellenada de corrupción, delincuencia y criminalidad. En el virreinato éramos colonia de España, hoy somos colonia de organizaciones criminales nacionales y transnacionales, gobernados desde el congreso bajo un inexistente marco constitucional presidencial. La democracia ha sido implosionada, la república ha sido explosionada desde la parlamentocracia mafiosa que gobierna el Perú.
Las luchas por la libertad, democracia y estado de derecho también han sido permanentes, nos corresponde recuperarlas de las manos de los delincuentes y criminales que han puesto el interés privado, sus intereses particulares y criminales, en el centro de la política, el estado y el gobierno. Las elecciones presidenciales y congresales de abril y regionales y municipales octubre del 2026 son, apenas, 2 cercanos hitos que nos pueden permitir, así la cancha este inclinada y tengamos todo en contra, impulsar e iniciar en nuestro naciente tricentenario, nuestra segunda independencia, nuestra segunda república, para que realmente seamos libres, “seámoslo siempre”.
