Gabinete nuevo ¿barre bien?
Este lunes, luego de los días de Semana Santa, debe conocerse oficialmente al primer gabinete ministerial del presidente Martín Vizcarra. Con dos fichas fijas -el titular del gabinete César Villanueva y el de Transportes, Edmer Trujillo- el recién juramentado mandatario debe haber hilado fino en estos días de reflexión para acordar una lista que, en primera instancia, tenga tranquila a la oposición fujiaprista, y al sector de la izquierda congresal.
Pese a algunas polémicas decisiones, como aprobar el fortalecimiento de la Contraloría, exonerando al Congreso de cualquier acto de control autónomo, e incluso el mismo nombramiento de Villanueva como presidente del Consejo de Ministros, el cual ha sido criticado por ser quien promovió la vacancia de Kuzcynski, toca ahora a Vizcarra afinar las armas con las cuales implementará las políticas urgentes que expresó en su primer mensaje como Mandatario y otras que son esperadas por diversos sectores.
Un gabinete, con una visión descentralista, deberá en primer lugar, potenciar el proceso de reconstrucción en las zonas afectadas por el Niño Costero. Vizcarra, como ministro de Transportes fue –junto a Jorge Nieto- las figuras visibles del gobierno “ppkausa” en los primeros días de la emergencia y quienes pilotearon las acciones urgentes de reconstrucción. Ergo, se espera que con el nombramiento de Trujillo en Transportes y con un personaje influyente en Vivienda y Construcción se acelere un proceso demorado por el constante intento de PPK de sobrevivir a la andanada de denuncias.
La educación con equidad de género, con fortalecimiento del proceso de descentralización y que continúe con lo avanzado en la carrera magisterial, es también un pilar que este gobierno deberá enfrentar. Los nombres, que se han barajado para la cartera que aún dirige Idel Vexler, están relacionados a sectores progresistas y a los entornos de los ex ministros Patricia Salas y Jaime Saavedra, con lo cual se espera desmontar lo poco que implementó el aún ministro del sector y que luche en el Poder Judicial por deshacer el entuerto que restringe un currículo con una amplia visión de equidad y de derechos.
Fortalecer el presupuesto en educación e incrementarlo adecuadamente sobre todo en formación docente e infraestructura, es otro de los aspectos que se espera mejore el gabinete Villanueva, teniendo en cuenta que el presidente Vizcarra es un personaje vinculado al buen manejo del sector Educación como gobernador regional de Moquegua.
El manejo de la economía, estancada en los últimos años por las crisis políticas, debe ser un elemento primordial que el nuevo gabinete debe priorizar, tomar medidas que garanticen el crecimiento del PBI, lejos de las cifras que manejaban los analistas económicos y superar al menos el 3,5% que planteaban las evaluaciones más optimistas con un gobierno sin vacar.
Los programas sociales fueron los “caballitos de batalla” del gobierno humalista, los cuales tuvieron un crecimiento importante y un alcance a nivel nacional. Sin embargo, a pesar de asegurar su continuidad, la atención a los niños y a los adultos mayores, no fue un elemento que manejara el gobierno de PPK, inmerso –como ya dijimos- en sobrevivir políticamente.
Algo se intentó avanzar, en este último tramo con Ana María Choquehuanca en Mujer y Fernando Meléndez en Desarrollo e Inclusión Social, sin embargo se espera que estos sectores sean potenciados adecuadamente y contraatacar las cifras negativas de incremento de la anemia y la desnutrición infantil.
En resumen, el gabinete que presida Villanueva debe recuperar un año y siete meses perdidos en medio del conflicto político. Las denuncias de las relaciones de Odebrecht con el flamante jefe del gabinete ministerial deben ser resueltas y aclaradas en los ámbitos correspondientes, sin generar distracciones que demoren más lo que se ha necesitado avanzar. La idea es llegar a julio de este año con un mensaje cargado de acciones realizadas, propuestas concretas y planes viables para su ejecución. Solo así, podremos recuperarnos del golpe político y económico que hemos sufrido.
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