Al final fueron 78 votos, pero en contra de la vacancia al presidente Martín Vizcarra. Algo pasó en el transcurso del debate del último viernes (que tuvo giros argumentales que dejaron en posición adelantada a más de un periodista y analista político) porque al final los que debían votar a favor de la vacancia (Acción Popular y Alianza Para el Progreso) decidieron rechazar el proceso y otros prefirieron mirar de costado (Podemos Perú y Frente Amplio) en un momento donde se necesitaban posiciones firmes antes que las tibias abstenciones. 

La pregunta es, pasado este temporal que ha durado dos semanas, ¿está libre de cualquier amenaza de vacancia el presidente Vizcarra? Hay quienes han tratado de comparar esta situación a la vivida por su antecesor Pedro Pablo Kuzcynski, quien salvó de la primera intención, pero ante la fuerza de las pruebas que lo vinculaban al caso Lava Jato y que lo ponían al borde de una vacancia inminente, decidió renunciar. 

En un país como el nuestro, que se debate entre la pandemia y las limitaciones propias de una nación que aún no alcanza el desarrollo económico y social que se necesita, cualquier cosa puede ocurrir con una clase política que juega un partido aparte tratando de promover y defender normativas afines a sus intereses particulares o a los líderes de turno de las agrupaciones políticas que los albergan. 

Más aún, cuando vemos que hay fuerzas que se debaten por tratar de impulsar sus agendas a pesar que no han llegado al poder -al menos no el otorgado por las ánforas electorales—tal como nuestro colega Carlos Bedoya lo ha revelado detalladamente en su artículo “La cabeza política del complot contra Vizcarra” .

¿Volvemos a lo importante?

Culminó este nuevo round en la pelea entre el Legislativo y el Ejecutivo. Y mientras tanto, tenemos que volver la mirada a los asuntos importantes: la lucha contra la pandemia, que si bien está manteniendo una relativa baja en los números de contagios y fallecidos aún no es el escenario concreto para aflojar las medidas de cuidado ni de prevención.

Pero, estas medidas deben ir acompañadas con otras acciones que ya hemos señalado anteriormente: estrategias de alcance social, bonos universales, fortalecimiento de la atención primaria de salud, lucha contra la anemia y la desnutrición sobre todo en la población infantil. 

Se viene un año económicamente difícil, con restricciones y con incrementos en la tasa de desempleo y de informalidad, producto de la paralización de las actividades en el período de la emergencia nacional: empresas pequeñas cerradas, suspensiones perfectas que han dejado gente en la calle y paralización de exportaciones en la mediana empresa. 

Diez meses le quedan a este gobierno, diez meses donde el oxígeno debe alcanzar para llegar a buen término. Las cuestiones legales en las que esta inmiscuido el mandatario, ya sea por el caso “Swing” o las irregularidades cometidas durante su gestión como gobernador regional de Moquegua son hechos que deben ser investigados y procesados hasta el final por las instancias fiscales correspondientes. Por ahora, Vizcarra y su gabinete es lo que tenemos para llegar al 28 de julio de 2021. Y en ese barco, tenemos a este Congreso. Ambos poderes deberían deponer sus armas y preocuparse por sacar este país adelante, que ya bastante maltrecho ha quedado por el Covid19 y sus efectos económicos y sociales.