Los 44

Por: 

Víctor Caballero Martín

Como sabemos el objetivo de los partidos de oposición al gobierno de Pedro Castillo ha sido, impedir que asuma el gobierno antes del 28 de Julio; al no lograr ese objetivo, trabajaron por generar una crisis política para apresurar su salida del gobierno. Hubo un primer intento de vacar a Pedro Castillo que fracasó porque no obtuvieron los votos necesarios para que la moción de vacancia ingrese a debate en el Pleno del Congreso. Como vemos, la derecha peruana no le ha dado tregua al gobierno Castillo ni menos se ha interesado en buscar consensos para estabilizar la democracia peruana.

Hoy estamos ante un nuevo intento de vacancia, pero esta vez alentados por innumerables desatinos del propio presidente y de su entorno presidencial. No obstante, la estrategia de la derecha es diferente: exigen que él mismo, voluntariamente, renuncie a su cargo y que se vaya a su casa; no sólo él, por cierto, también la vicepresidenta Dina Boluarte. Con el camino despejado, la presidenta del Congreso asumiría el encargo de la Presidencia de la República para que, en un corto plazo, convoque a elecciones, pero solo presidenciales, puesto que el Congreso seguiría en funciones. Un Congreso también responsable de la grave crisis política, controlado por las fuerzas conservadoras de la derecha se quedaría, con la cual paradoja será que ellos que perdieron las elecciones, ahora serán los que gobiernen. 

No obstante, hay un problema: Pedro Castillo no va a renunciar a su cargo. No hay evidencia alguna que él vaya a dar un paso al costado. No lo va hacer. Es más, sería un trágico error que haga eso. La crisis política se tornaría más grave aún.

Ahora bien, los congresistas y los medios de prensa que apoyan la vacancia se esfuerzan en ceñirse a las salidas constitucionales para legalizar su aventurerismo golpista. Pero, por más que se esfuercen en lograr ese objetivo, hay una verdad inconmovible: requieren 87 votos. Si no logran ese número de votos, adiós salida constitucional.

A Pedro Castillo solo le quedaba como salida para impedir la vacancia conseguir 44 votos congresales. No los tenía antes, los tiene ahora y con ellos bloquea cualquier intento de la derecha puesto que ellos a lo máximo sumaría 86 votos. Y si la bancada de Somos Perú (que ahora tiene un ministro en el Gabinete) no se suma a ellos, la vacancia queda cerrado definitivamente. 

Mientras tanto Pedro Castillo tiene asegurado, según parece 44 votos de las siguientes bancadas. 

  • Bancada de Perú Libre:               32 congresistas
  • Bancada de Perú Democrático:     7 congresistas
  • Bancada de Juntos por el Perú      5 congresistas

Como se sabe, las bancadas de Perú Libre es una fuente permanente de inestabilidad por sus desatinos y por sus permanente conflictos entrecruzados, están unidos solamente por la identificación con el Pedro Castillo. Convivían tres tendencias, la liderada por Vladimir Cerrón, su hermano Waldemar y Bellido; la liderada por los del Partido Magisterial con Alex Paredes, y la liderada por Guillermo Bermejo. Este último rompió con Vladimir Cerrón y Perú Libre para constituir una nueva bancada: Perú Democrático con cinco disidentes de Perú Libre a la que sumaron a congresistas de, Acción Popular y de Renovación Nacional; el inefable Héctor Valer era precisamente integrante de esa bancada.

¿Qué los une? Al momento solo el interés por controlar la PCM y colocar ministros en el Gabinete. Pero, como es una disputa de poder, las amenazas son precisamente la fuente de inestabilidad y conflictividad de cualquier gabinete que esté conformado por estos grupos. Ya Vladimir Cerró amenazó a Pedro Castillo de que, si no nombra a ministros de Perú Libre, darán paso a sus congresistas para votar por la vacancia. Así, las cosas claras, la advertencia está hecha.

Pero por el lado de Juntos por el Perú, la situación también es crítica. En verdad nunca hubo una alianza política o programática entre Nuevo Perú liderada por Verónika Mendoza y Juntos por el Perú, liderado por Roberto Sánchez, dueño del partido y de la inscripción. Roberto Sánchez se siente cómodo en su ministerio, no le importa quien esté en la PCM o en otros ministerios; tampoco que hayan defenestrado a los ministros de Nuevo Perú. Pero la correlación de fuerzas en esa bancada es muy clara: de cinco congresistas solo uno (Roberto Sánchez) es de Juntos por el Perú, los otros cuatro son de Nuevo Perú.

Así, inesperadamente Nuevo Perú, con sus cuatro votos se han convertido en el fiel de la balanza. Si ellos deciden no dar el respaldo a Pedro Castillo, pues el camino de la vacancia está abierto. A la fecha Nuevo Perú ha sido un aliado importante de Pedro Castillo y de su gobierno. No obstante, ha sido (y es) ácidamente cuestionado por Cerrón – Bermejo – Bellido que no han escatimado insultos y desprecios. Así y todo, decidieron ser seguidores a un partido y a una bancada parlamentaria que solo los despreció. 

Si la crisis se agudiza tanto por la persistencia en el error de Pedro Castillo y por la consolidación de un gabinete de alianzas entre conservadurismo de izquierda y de derecha, o porque la extrema derecha en el Congreso avanza hacia la vacancia, los votos de la bancada de Nuevo Perú le son absolutamente vital para evitar que Pedro Castillo y a su gobierno sean vacados.

Puesto en esta situación, creo que Nuevo Perú no debe hacer seguidismo incondicional a Cerrón – Bellido – Bermejo. Nada les debe. Y sí, por el contrario, debe imponer condiciones a Pedro Castillo para retomar el camino de realizar los cambios en democracia, respetar los avances en la reforma del Estado y luchar sin cuartel a la corrupción que ha sido la principal causa de la actual crisis política. 

Caso contrario…