La vacancia activa el poder constituyente

Por: 

Nicolás Lynch

La extrema derecha está jugando con fuego —y se puede quemar las manos— al intentar aprobar una moción de vacancia contra el presidente Pedro Castillo. La moción, como han advertido varios analistas peca de inconstitucional, incluso en los términos de la carta de 1993. Esta revela la intención del sector más reaccionario de impedir que Castillo gobierne. Primero, con falsas denuncias de fraude, desde antes que asumiera la presidencia, luego con los escándalos diarios, algunos reales y otros imaginarios, pero que persiguen básicamente desprestigiarlo. Su objetivo no es apoyar el buen gobierno y menos cualquier intento transformador, sino librarse lo más pronto posible de un presidente, que por más frágil que sea, podría perjudicar sus intereses.

Por lo demás, hasta en la figura constitucional se equivocan, porque lo que correspondería si esta fuera una intención seria, no es la vacancia, que tiene causales muy precisas en ninguna de las cuales incurre Castillo, sino el juicio político. Pero sucede que a estos congresistas no les interesa nada serio, sino un proceso express que los libre del “mal” lo más pronto posible. De lo que no quieren enterarse es que la vacancia llevaría, por interpretación constitucional o furia callejera, como mínimo a una “muerte cruzada”, el mecanismo por el cual cuando en la disputa ejecutivo-legislativo se disuelve uno de los poderes el otro queda disuelto a la vez; lo que significa la convocatoria inmediata a elecciones generales.

Digo esto de la muerte cruzada porque los congresistas vacadores no se imaginan que si sacan al presidente lo más probable es que ellos también terminen en su casa. Esto es lo que interpretan diversos expertos cuando la constitución dice que se convoquen a elecciones. Pero más allá de interpretaciones, difícilmente la población va a soportar que los congresistas sigan en funciones luego de sacar al presidente, sobre todo con la popularidad tan baja y los antecedentes que tienen estos vacadores. Como ya hemos dicho, si en el anterior golpe de noviembre de 2020 duraron unos pocos días, ahora no tienen posibilidades de mayor éxito, salvo que recurran a la dictadura abierta. 

Sin embargo, por la inconstitucionalidad de la maniobra y el contexto político, la aprobación de la moción de vacancia por el pleno del Congreso sería además el equivalente a un golpe de estado parlamentario de imprevisibles consecuencias para el futuro inmediato del Perú. Por ello, si la mínima consecuencia de la vacancia es la muerte cruzada, la más importante estaría dada por el reclamo de los que aspiramos a una nueva constitución, para activar el poder constituyente. Es decir, para hacer efectivo un referéndum que le pregunte a la ciudadanía si quiere una nueva constitución a través de una asamblea constituyente. El poder constituyente entonces tendrá todas las condiciones para ser reclamado como tal por el pueblo movilizado.

La vacancia por ello, no constituye una salida a la crisis presente. Por el contrario, lleva a una crisis mayor, en la que el poder que tienen los que hoy la promueven quedará desnudo a los ojos del pueblo en sus verdaderas intenciones regresivas y de mayor polarización. Su único programa, ya lo conocemos, es más de lo mismo que nos ha traído donde estamos, mal va a significar una salida de este atolladero.

Por ello, considero que el afán restaurador de la extrema derecha con la vacancia de Pedro Castillo, puede convertirse en una iniciativa contraria a sus intenciones, activando un poder constituyente que puede desembocar en una asamblea del mismo nombre.