Vicente Otta R.
La angustia ante una cotidianeidad cada vez más difícil de sobrellevar hace que las miradas se concentren en un ejecutivo desbordado por la ineficacia y las corruptelas y en un congreso convertido en un agencia lobista. El reconocimiento de que asistimos a una severa crisis del régimen fujimorista instalado en 1993, parece difuminarse por la incapacidad de los que ocupan el ejecutivo y legislativo.