La globalización neoliberal en la era Trump

Por: 

Roberto Machado

El neoliberalismo, tal como lo hemos conocido, se instala en el mundo en los años 1980 de la mano de los gobiernos de Margaret Thatcher en el Reino Unido y de Ronald Reagan en los Estados Unidos. Hasta el año 2016, tuvo dos rasgos esenciales. En primer lugar, la hiperconcentración del ingreso y la riqueza. En segundo lugar, el “financierismo”, estos es, la predominancia del sector financiero por sobre la economía real. Un tercer elemento, menos significativo que los anteriores, es el de la proliferación de tratados de libre comercio (TLC), que cada vez tienen menos de comercio, y más de temas como los de la protección de inversiones y la propiedad intelectual.

En 2015 el banco Credit Suisse reveló que el 1% más rico de la población mundial concentraba igual riqueza que el 99% restante(1). Una situación inaceptable por donde se le mire. Un informe más reciente de Oxfam también muestra cifras de terror al respecto(2). Entre ellas destacan que 1) en 2015, sólo 62 individuos poseían igual riqueza que la mitad de la población mundial (unos 3.600 millones de personas); en 2010, eran 322 personas; 2) la riqueza de estas 62 personas aumentó en un 45% desde 2010 (US$542 mil millones), hasta alcanzar US$1,76 billones (millones de millones) en 2015; 3) la riqueza del 50% más pobre del  mundo se contrajo en 38% en igual periodo (más de  US$1 billón); 4) en lo que va del siglo XXI, el 50% más pobre del mundo sólo ha recibido el 1% del incremento de la riqueza mundial, mientras que la mitad de esa nueva riqueza ha ido a parar a manos del 1% más rico. Estas cifras evidencian la escandalosa y creciente desigualdad en el planeta al promediar la segunda década del siglo XXI y a 35 años del ascenso del neoliberalismo en el mundo.

Respecto del financierismo, de las doce grandes burbujas y crisis financieras de las que se tiene información desde el siglo XVII, siete han sucedido desde la instalación del capitalismo neoliberal en los años 1980. Las excepciones son la burbuja de los tulipanes holandeses en 1636, la burbuja del Mar del Sur en 1720, la burbuja de Mississippi en 1720, y la crisis bursátil de 1927-1929 en los Estados Unidos que provocó la Gran Depresión de los años 1930. La crisis de la deuda latinoamericana que estalló en 1982, se gestó por el auge de crédito bancario externo facilitado por los petrodólares de los años 1970. Las otras siete crisis financieras, desde la burbuja bursátil y de bienes raíces en Japón de 1985-1989, que precedió al estancamiento y la deflación en la economía japonesa durante los años 1990 y que continúa con idas y venidas, hasta la crisis financiera internacional que estalló en 2008 y que condujo a la Gran Recesión de 2009, sucedieron bajo el ala del neoliberalismo.

La mayor incidencia de crisis financieras propiciadas por el neoliberalismo en el mundo es el resultado directo de la desregulación financiera, del libre movimiento internacional de capitales y del predominio del sector financiero en la economía, lo que genera grandes ganancias privadas especulativas cuando las cosas van bien, que súbitamente se transforman en pérdidas gigantescas que acaban socializándose cuando las cosas van mal.

Con relación a los TLC, en 1994 entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte suscrito entre Estados Unidos, Canadá y México. Luego el primer país trató de expandir este acuerdo a todos los países de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, mediante la construcción del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Sin embargo, esta iniciativa entró en crisis en la Cumbre de Mar del Plata de 2005. Ante las dificultades que enfrentaba el ALCA, durante la década de 2000 Estados Unidos inició la negociación de diversos TLC con países o grupos de países de la región. Por ejemplo, en TLC con Centroamérica y República Dominicana fue suscrito en 2004. Al otro lado del Atlántico, la Unión Europea siguió profundizando su integración comercial y económica, y suscribiendo TLC con terceros países. En Asia, el Japón consolidó su integración comercial con los países del sudeste asiático, mientras que China surgió como nuevo actor desde la década pasada, también intentando suscribir convenios comerciales con otros países. No en vano en el Perú neoliberal entraron en vigencia los TLC con Estados Unidos en 2009, China en 2010, Japón en 2012 y la Unión Europea en 2013.  

La pregunta es qué va a cambiar, si acaso, con la llegada de Donald Trump al gobierno de los Estados Unidos. Lo que apreciamos es que la hiperconcentración del ingreso y la riqueza, así como el financierismo, no sólo continuarán, sino que se profundizarán. Sobre lo primero, el gobierno de Estados Unidos ya anunció la reducción de la tasa del impuesto a la renta corporativa de 35% a 15%, así como la reducción del número de tasas del impuesto a la renta personal de siete a tres, bajando la tasa máxima de 39,6% a 30%. Bajar los impuestos a los ricos es el expediente conocido de los neoliberales de los países desarrollados. Y sus resultados son harto conocidos: grandes pérdidas de recaudación, mayor regresividad (o menor progresividad) del sistema tributario,  e impacto marginal sobre la inversión privada. Con estas medidas, la mayor concentración del ingreso y la riqueza está garantizada.

Sobre el financierismo, Trump está removiendo la ley Dodd-Frank promulgada por Obama en 2010 para evitar que crisis financieras como la que estalló en 2008 vuelva a suceder. Además de incrementar los requerimientos de capital a los bancos, esta ley establece una clara separación entre banca comercial (que capta depósitos y coloca préstamos) y banca de inversión (que recibe fondos para inversiones esencialmente especulativas). Ahora nuevamente se permitirá la fusión de banca comercial con banca de inversión, y se relajarán las medidas regulatorias en el sistema financiero, creando así las condiciones para una nueva crisis financiera como la que estalló en 2008. De modo que el sector financiero seguirá predominando por sobre la economía real, colocando a  la economía global en una situación de vulnerabilidad frente a burbujas y crisis financieras.

Donde sí habrá cambios es en la oleada de TLC, en tanto Trump ya ha liquidado el Tratado Transpacífico (TPP), y está decidido a poner fin o “renegociar” el TLC con Canadá y México. Adicionalmente, el Brexit ha puesto en crisis a la Unión Europea, donde en varios países ya ha habido manifestaciones a favor del retiro de la unión.

De modo que lo más probable es que en adelante veamos un capitalismo neoliberal más concentrador del ingreso y la riqueza (Estados Unidos representa cerca del 25% de la economía mundial), con mayor financierismo y exposición a crisis financieras, pero con menor tendencia hacia la suscripción de TLC. En ciertos casos, incluso con su reversión. Pero cualitativamente, tendremos más de la misma globalización neoliberal que ya conocemos.

(1) Credit Suisse (2015). Global wealth report 2015. Octubre. Disponible en: https://publications.credit-suisse.com/tasks/render/file/?fileID=F242541...
(2) Oxfam (2016). Una economía al servicio del 1%. Acabar con los privilegios y la concentración de poder para frenar la desigualdad extrema. Informe de Oxfam 210. 18 de enero. Disponible en: https://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/file_attachments/bp210-e...

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