El MINSA no tiene remedio(s)
Javier Llamoza, Acción Internacional para la Salud
Con ocasión de presentar el Proyecto de Ley de Presupuesto para el 2025, el Premier Gustavo Adrianzén manifestó que, en el marco del fortalecimiento del primer nivel de atención de los servicios de salud, se destinaria al Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud (CENARES). 7OO millones de soles para la compra de productos farmacéuticos.
Aunque diera la impresión de una inyección importante en el presupuesto producto de la gestión del Ministerio de Salud (MINSA) ante el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), esto no lo es. Se trata de un arreglo entre instituciones del MINSA para comprar medicamentos el 2025. El SIS dejaría de recibir dicho monto que, en su lugar, llegaría al CENARES.
Este arreglo debilitaría al SIS, que, en el primer semestre del 2024, transfirió presupuesto a las regiones para la compra de medicamentos, debido a la incompetencia del sector salud que no hizo la compra nacional, perdiéndose el beneficio de menores precios por compras a gran escala.
Para el 2025, la situación sería similar. CENARES no ha terminado de convocar la compra de todos los 586 ítems, entre productos farmacéuticos y dispositivos médicos, están pendientes más de 200, a pesar de que la RM 415-2024/MINSA del 13 de junio, dio luz verde para que se inicien los actos preparatorios y la compra respectiva. La reiterada justificación del ministro de salud es que el MEF debe transferir el presupuesto a CENARES para habilitar la compra. Lo que no es cierto. La misma resolución indica que la compra se realizaría con la certificación y previsión presupuestal de las regiones, como lo ha hecho antes; esto es, se compra con el presupuesto de las regiones. No se requiere que el presupuesto esté en CENARES.
¿Por qué el MINSA recurre al MEF y no a las regiones para obtener el presupuesto para la compra? El desabastecimiento en las regiones es crítico, debido, entre otros factores, a la baja capacidad de CENARES para abastecer a las regiones, lo que ha resultado en desconfianza de las regiones para remitir la certificación y previsión presupuestal. CENARES en el 2021 tuvo una ejecución presupuestal de 0.81%, en el 2022 de 63.01%, y en el en el 2023 de 47%.
En tanto el ministro de salud no reconozca la situación de desabastecimiento, no hay argumentos sólidos para exigir más presupuesto. Como ya se mencionó, no hay presupuesto adicional, sólo presupuesto del SIS que pasará a CENARES. Entre los ítems ya convocados y los que falten convocar, se estima que los ingresos en su mayoría empezarían desde abril del 2025. ¿Qué pasará con el abastecimiento de medicamentos los primeros meses del 2025?, esto dependerá de las previsiones que hayan tomado las regiones para esos primeros meses.
El SIS debilitado, no sería el paraguas suficiente para cubrir la demanda de las regiones. La situación se agrava debido a que esta institución ya tiene un déficit aproximado de 850 millones de soles por deudas acumuladas los años anteriores y por prestaciones adicionales realizadas por las regiones. El abastecimiento de medicamentos se tornaría incierto.
La suerte de los peruanos y peruanas está echada, sobre todo de los más vulnerables que no tienen acceso a alternativas como “las farmacias del MINSA” o FARMAMINSA, una estrategia que vende medicamentos genéricos más baratos, pero que, aun así, los más pobres no pueden pagar.
Quisiéramos equivocarnos y esperar que las compra de CENARES sean oportunas y eficientes. Para ello, el proyecto de Ley de presupuesto para el 2025, debería contemplar mecanismos y plazos frente a la urgencia de medicamentos. Además, el proyecto de ley debería contemplar salvaguardas como la transferencia de CENARES a las regiones en caso no se cumplan los plazos propuestos. En este último escenario perdemos nuevamente los beneficios de la economía de escala, pero podríamos tener oportunamente los medicamentos. Los y las pacientes no pueden esperar más.