El gabinete tiene rumbo: el piloto automático
Este lunes el nuevo Primer Ministro presentó ante el Congreso su “Política General del Gobierno y Principales Medidas de Gestión”. Se trató de una presentación muy esperada puesto que, el cambio de gabinete fue consecuencia de una crisis política fuerte por diversos conflictos sociales como Espinar, Madre de Dios y Conga, que no fueron mencionados durante la exposición del nuevo Premier.
Este gabinete, auto-etiquetado como “el del diálogo”, hará frente durante los próximos meses a retos que en Otra Mirada hemos resaltado, como son: la crisis económica internacional y el manejo de los conflictos sociales, el gasoducto surandino y la macrosur, enfatizando los pasos concretos para desarrollar lo que el gobierno ha rotulado de “nueva minería”. Sin embargo, en el discurso pronunciado no ha hecho alusión a estos temas de manera concreta, sino que ha dejado al aire y en términos abstractos estos ejes centrales para el desarrollo del país.
Respecto a la crisis económica internacional, resulta preocupante esta suerte de indiferencia y parálisis, acompañada de una política de restricción de la inversión pública, acumulando un récord histórico en superávit (exceso de dinero guardado) fiscal. Ha quedado en evidencia que en esta materia, como en varias otras, este gabinete ministerial mantendrá la política del piloto automático pese a que este ha demostrado su ineficacia a lo largo de los años. No ha habido tampoco un discurso claro respecto a las medidas para fomentar los mercados internos e incluir a los gobiernos locales y regionales en políticas de desarrollo y decisiones de carácter económico. Es grave síntoma el silencio del Premier respecto al cuestionado viraje Presidencial al abandonar la industrialización del macrosur, al bloquear el proyecto del gasoducto y la petroquímica del surandino.
Llama también la atención la figura del actual ministro de Economía, Luis Castilla, como un ente protagónico en esta exposición, un co-Premier, cuando corresponde el papel exclusivamente al Primer Ministro. Con un ministro en la cartera de Economía que parece jugar su propio partido, y hacerlo con su propio discurso, no se puede esperar una inclusión de verdad, teniendo en cuenta que es la expresión más dura del continuismo neoliberal, y, entre otras políticas, ha demostrado no tener capacidad de gasto, generando un superávit altísimo en un país que presenta tantas demandas urgentes.
Respecto a los conflictos sociales, deja, cuando menos, un sinsabor la falta de políticas claras o elementos que conformarán lo que se ha denominado “Nueva Minería”. Nuevamente se perdió la oportunidad de anunciar al país a qué se llamará realmente Nueva Minería. De este modo, por un lado se pierde la oportunidad de demostrar al país que la “Nueva Minería” es posible y, por ello, brindar garantías y, por el otro, no se logra prever efectivamente futuros conflictos sociales, muchos de ellos vinculados a esta actividad. El caso de los EIA es fundamental, teniendo en cuenta que dichos informes técnicos necesitan ser “legítimos” para poder garantizar el desarrollo armonioso entre la actividad y los ciudadanos que habitan la zona donde se practique. Esta oportunidad perdida para el gabinete ministerial sólo gesta desconfianza.
Como vemos, se trata de vacíos importantes. Tal parece que no hay el menor ánimo de enfrentar con seriedad ninguno de estos temas fundamentales. La reforma es simplemente nula. Lo que escuchamos el lunes sólo demostró que no hay preparación frente a la crisis mundial, no hay un rumbo general del país, políticas sectoriales financiadas ni definición sobre la descentralización. Un Gabinete con rumbo basado en el continuismo neoliberal, pese a algunas buenas intenciones sectoriales, es un mal presagio ante las urgencias del desarrollo del país en plena agudización de la crisis mundial.
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