Educación: las cifras infladas de la alfabetización
Durante el mensaje presidencial del 28 de julio pasado, el Presidente Alan García publicitó, nuevamente, las sorprendentes y dudosas cifras del programa de alfabetización iniciado con su gobierno.
Sin embargo, en esta ocasión, respondió a las críticas de muchos especialistas que reclamaban una evaluación de dichas cifras por parte de alguna entidad independiente. ¿Cómo respondió el mandatario? Anunciando que una consultoría internacional del Convenio Andrés Bello (CAB) había comprobado que más de un millón de peruanos estaban debidamente alfabetizados.
Pese al optimista anuncio presidencial, destacados especialistas en el tema han redactado un pronunciamiento en el cual se hace un interesante análisis de estas cifras dudosas y la evaluación del CAB. Cabe mencionar que los resultados de la evaluación son únicamente difundidos a través de un Resumen Ejecutivo. He aquí las principales dudas al respecto de esta evaluación (para ver el texto completo ingrese aquí).
Un primer problema surge cuando ni en los textos del PRONAMA ni en el Resumen Ejecutivo de la evaluación se define a qué se llama “alfabetizar” o a quiénes se consideran “personas alfabetizadas”. Pero además, partiendo de esta línea confusa respecto a los logros que deben alcanzar los supuestos alfabetizados, la duración del programa (4 meses) corresponde a un período en el que solo se podrían desarrollar capacidades mínimas por parte de los participantes, tales como “escribir su nombre, el lugar donde vive y las personas con quienes comparte” (Resumen Ejecutivo del CAB).
Un segundo problema está relacionado con un tema que en nuestro infodiario N.64 mencionamos: incoherencia en las cifras presentadas por las autoridades. En el Resumen Ejecutivo del CAB se afirma que 821 051 peruanos fueron alfabetizados; sin embargo, en el mensaje presidencial, el Presidente García afirmó que la cifra superaba el millón. ¿Cuáles son las cifras reales?
Lamentablemente, hay más dudas respecto de esta evaluación del CAB. Si bien, por un lado, nunca explicita las características de la población al iniciar ni al concluir el proceso, tampoco se detiene en explicar si la alfabetización de los quechua hablantes, por ejemplo, se hizo en quechua o si se hizo tanto en quechua como en castellano. A continuación una enumeración de otras razonables dudas que esta evaluación despierta:
- No da cuenta de los “términos de referencia” de la misión evaluadora.
- No contiene ni una palabra sobre el enfoque teórico – metodológico.
- Respecto a las cifras oficiales de alfabetizados hay ausencia en el documento de una explicación técnicamente sustentada.
- No se precisan logros constatados con autonomía por la comisión del CAB.
- La evaluación no aborda el uso de recursos en el Programa.
- Respecto a las encuestas citadas en el documento del CAB, no se especifican: la línea de base, ni la forma como se definieron los instrumentos y la logística operada.
Por todo lo anterior, se sigue esperando que la evaluación de un tema tan importante para el país esté a cargo de alguna institución cuya experiencia en el campo otorgue legitimidad y permita resultados confiables. De lo contrario, una vez más, la alfabetización de este gobierno no será otra cosa que un maquillaje para cubrir una realidad distinta.
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