Desplazamiento interno por impacto del coronavirus en el Perú
Isabel Coral Cordero
Es muy pronto para entender y explicar el éxodo masivo al que hemos asistido en los últimos días, pero en base a algunas entrevistas con líderes de migrantes, desplazados y algunas autoridades locales intentaremos levantar algunas reflexiones a modo de hipótesis. No se trata de un hecho aislado y coyuntural, se trata de un nuevo proceso de desplazamiento interno, esta vez por impacto de la pandemia del coronavirus, en particular por la cuarentena, los más afectados son parte de ese 75 % de la población de trabajadores independientes, informales, excluidos del sistema laboral, que viven del día a día, perdieron abruptamente su trabajo, sus ingresos y todas sus estrategias construidas en el tiempo para sobrevivir.
El desplazamiento forzado no reaparece con la pandemia, siempre estuvo silenciosamente presente, ya sea como procesos inconclusos del pasado de violencia o como procesos nuevos provocados por factores expulsores diversos, por ejemplo 5 comunidades fueron hostigados y finalmente expulsados del Vraem por el narcotráfico, varias comunidades fueron desplazadas por expansión de empresas mineras, es el caso de Fuerobamba y Toromocho y muchas personas y familias se desplazaron del norte del país por efecto del fenómeno del niño. La pandemia solo fue el detonante de la presente crisis.
Esta crisis se origina en las ciudades donde radican los caminantes, principalmente en Lima, se extiende rápidamente a otras regiones, también involucra a ciudades capitales de provincias y distritos al interior de las regiones. Es un proceso defensivo en lo fundamental, está alentado por el hambre y por el miedo a la enfermedad y la muerte, buscan en lo inmediato un punto de apoyo para acumular fuerzas y revertir su situación de derrota. A diferencia de los procesos anteriores, se trata de una migración efectivamente de retorno, tiene como destino final sus comunidades de origen, solo equivalente al retorno de los dos tercios del millón de desplazados del conflicto armado interno. Sin embargo, es improbable que toda esta masa de caminantes deje definitivamente las ciudades, superado este momento crítico, habrá un reacomodo, en la lógica de la “estrategia de los dos pies”, que iniciaron los primeros retornantes, buscaran mantener los dos espacios. El retorno, también nos ofrece la oportunidad para avanzar hacia la descentralización, propone una distribución más racional de la población en el territorio.
Quienes son los retornantes, un componente de este retorno son las personas o familias que llegaron a las ciudades por razones diversas, la cuarentena los sorprendió y quedaron varados, pero son los menos. Un componente importante son los hijos nietos y demás familiares, de las víctimas del conflicto armado, muchos de ellos ya nacidos en las ciudades, se calcula que por lo menos son 2000 los asentamientos de desplazados distribuidos en el ámbito nacional. Un segundo grupo son migrantes recientes de las últimas décadas, aparentemente vienen por su voluntad y con expectativas de desarrollo, pero su salida, estuvo presionada y condicionada por diversos factores de riesgo, como fenómenos climáticos como el niño o los conflictos sociales o el crimen organizado, proceden principalmente del norte y de la amazonia. Lamentablemente, estos grupos de familias jóvenes permanecieron en las ciudades en situación de marginalidad, pobreza extrema y exclusión social, no pudieron garantizar ni su sobrevivencia.
Es difícil saber cuántos son, porque está tomando proporciones inesperadas y una dinámica compleja, resumiremos la información recogida: 1. La demanda de retorno, siendo legitima y evidente, resulta demasiado alta, tener la posibilidad de hacer sus propias listas, al parecer alienta las expectativas y terminan arrastrando inclusive a migrantes tradicionales, las expectativas al parecer son altas, no solo esperan apoyo para el traslado, también un apoyo sostenido que los estabilice. Hasta el día 21 de abril, Aproximadamente 117 mil personas han solicitado apoyo para retornar, mayoritariamente de Lima a diferentes regiones. 2. La capacidad de atención del Estado, el Estado por su parte entiende que su intervención tiene que ver con el traslado de los retornantes en condiciones seguras de los retornantes para garantizar la no expansión de la enfermedad, pero su capacidad de atención es muy restringida y el riesgo es que sea sobrepasado. Hasta el 21 de abril el Estado ha trasladado 2,200 personas a distintas regiones y aproximadamente 5 mil están siendo preparadas. 3. Retorno independiente con recursos propios: Se sabe de un intenso movimiento al interior de las regiones que retornan o preparan su retorno independientemente, con recursos propios, incluso desde antes de la cuarentena, este será el grupo más difícil de controlar y registrar. Se conoce de 180 personas que en días distintos salieron del VRAEM hacia Huancavelica y Apurímac, 200 personas preparan su retorno de Ayacucho al VRAEM, muchos no identificados se desplazan individualmente.
Siendo esta la situación, el apoyo para el “traslado seguro”, no será suficiente para enfrentar esta complejidad, trasladarlos en estas condiciones puede resultar hasta contraproducente.
Una primera medida es que el Estado debe asumir la responsabilidad y el control de la crisis, garantizando la no expansión del virus y la presencia organizada, planificada y consentida de los retornantes. Un primer problema a resolver será acortar la brecha entre la dimensión de la demanda y la capacidad del Estado para atenderlo, definir con precisión sus criterios y procedimientos para la depuración de las listas, puede ser muy útil. Un segundo problema es que la actitud y disposición de las autoridades, líderes y comuneros para recepcionar a los retornantes no parecen ser las más favorables, hay un temor exacerbado con respecto al coronavirus y han organizado un control muy rígido, “nadie entra ni sale de la comunidad”, por lo demás también se activaran las tensiones por el reparto de la pobreza. Las autoridades locales están desconcertadas, pero se allanan formalmente.
Una segunda medida urgente es el acceso prioritario de los retornantes al paquete de medidas aprobadas en el marco de la pandemia. Saludamos que el gobierno haya aprobado el Bono Universal Familiar, les correspondería a todos, también será importante la entrega de canastas de víveres por sus respectivas municipalidades, organizar su cuarentena en la zona de su residencia, antes del traslado será muy importante para manejar la crisis. Finalmente, el acceso de los bonos agropecuarios, como capital de trabajo para iniciar sus actividades económicas productivas para los que concreten su retorno. Esto debió suceder desde el principio para, evitar por lo menos el desbocamiento de la crisis.
Sin embargo, la situación requiere una propuesta integral de emergencia y desarrollo, tanto para la inserción de los que decidan quedarse en las ciudades, como para la reinserción de los retornantes, garantizando la sostenibilidad de los procesos; la elaboración participativa de estas propuestas debe trabajar la adecuación de la vida y el trabajo de estas personas a las condiciones actuales, es probable que muchas de sus estrategias y actividades ya no podrán continuarlas realizando. El Ejecutivo debe asumirlo desde la PCM, cuenta con varias entidades especializadas y tiene propuestas interesantes y la experiencia para el caso del conflicto armado, como para la reconstrucción con cambios de la zona afectada por el niño. Aprendamos de nuestra propia experiencia, incluso de nuestros errores.
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