Francisco Pérez García
García estaba siendo tocado por la justicia. Se vio amenazado y reaccionó con lo mejor que sabe hacer. Generar escándalos, huir por la puerta falsa y mentir para argumentar que es un perseguido político. Si Uruguay accede a darle el asilo, la lucha contra la corrupción sufriría un fuerte golpe y estaríamos otra vez ante la impunidad más recalcitrante.