Sombrío panorama de la economía mundial en el 2022

Por: 

Alejandro Narváez Liceras

El año 2022 estaba llamado a ser el punto de partida de un mundo post coronavirus, el inicio de la nueva normalidad. Sin embargo, la aparición de nuevas variantes del virus ha hecho trizas los buenos augurios que se tenía para este año.  Tras el fuerte rebote registrado en 2021, la economía mundial ha entrado en un proceso de caída acelerada en medio de la variante ómicron, de una fuerte inflación, la deuda soberana, el desempleo y la desigualdad creciente. Todo ello, ha puesto en peligro la recuperación de las economías emergentes y en desarrollo, principalmente, según los últimos vaticinios de organismos internacionales.

Pronósticos del Banco Mundial

El informe de enero 2022, “Perspectivas económicas mundiales” del Banco Mundial (BM), pronostica que el crecimiento de la economía mundial se desacelerará notablemente, pasando del 5.5 % en 2021 al 4.1 % en 2022 y al 3.2 % en 2023. De acuerdo con este informe, la caída global de la economía se explica por la rápida propagación de la variante ómicron cuya profundidad y duración aún no se conoce. Otro factor importante vendría a ser, la marcada desaceleración de las principales economías del mundo (Estados Unidos y China), que pesará sobre la demanda externa en las economías en desarrollo. Otras causas no menos importantes serían: la inflación persistente, el caso del Grupo Evergrande de China, los cuellos de botella en las cadenas de suministro internacional, así como el elevado estrés financiera, principalmente en los países emergentes y en desarrollo.

América Latina y el Caribe (ALC), según el reporte del BM crecerá en promedio apenas un 2.6 % en 2022 y un 2.7 % en 2023, después de un fortísimo rebote de 6.7 % en 2021. Para el Banco, el crecimiento regional iría a peor a medida que se endurezcan la política fiscal y monetaria, y continúen el aumento del desempleo y la precarización del mercado laboral, sumado a ello un entorno externo muy poco favorable.

El nuevo escenario económico por países de ALC, de acuerdo a la entidad financiera, es el siguiente: El Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina en el 2021 tuvo una tasa de crecimiento de 10%, sin embargo, este año cae a sólo 2.6 % y el 2023 a 2.1 %. Mientras que Brasil después de un aceptable 4.9 % en el 2021, se reduce a 1.4 % este año y crece al 2.7 % el próximo periodo. México, por su parte, con 5.7 % en 2021, tendrá una caída en su PBI hasta el 3 % en 2022 y el 2.2 % en 2023. Chile, después de un elevado auge de 11.8 % en 2021, tendrá una fuerte caída de 2.2 % en 2022 y un pequeño aumento de 1.8% en 2023, y finalmente, Perú que tuvo una expansión de 13.2% en el 2021 cae bruscamente a sólo 3.2% en 2022 y 3% en 2023. En suma, según el BM, el fuerte repunte observado en estos países en 2021, desafortunadamente, habrían entrado a una pronunciada desaceleración este año y probablemente el próximo.

El informe del banco señala tres barreras que pueden impedir una recuperación duradera, principalmente, en las economías emergentes y en desarrollo: 1) el aumento de la deuda pública como consecuencia de la crisis del coronavirus, 2) los efectos de los ciclos de auge y caída de los precios de los productos básicos y que la mayoría de ellas dependen en gran medida de la exportación de sus materias primas, y 3) el impacto negativo del coronavirus en la desigualdad estructural (ingresos, acceso a la educación, atención de la salud, alimentación. etc).

La CEPAL reduce sus estimaciones

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) redujo sus expectativas de crecimiento promedio de la región para 2022, al pasar de un exiguo 2.9 % que pronosticó en su informe de agosto del año pasado, a un alza de apenas 2.1 %.  

En su informe anual “Balance Preliminar de las Economías 2021”, que fue presentado el 12 de enero último, el organismo valoró que el año pasado América Latina y el Caribe (ALC) tuvo, en promedio, un buen crecimiento económico de 6.2%. Sin embargo, para este 2022 ajustó a la baja dicho crecimiento, debido a problemas estructurales como: la baja inversión y productividad, la informalidad laboral, el desempleo, la escasa protección social y de salud, y los altos niveles de desigualdad y pobreza, sumado a ello, la inflación creciente, y la elevada deuda pública en algunos países de la región, como Brasil con una deuda de 90.6% de su PBI, México 59.8%, Argentina 102%, Colombia 66.7% (véase el RI del BCR, diciembre 2021).  

Las estimaciones de la CEPAL para la región son claramente pesimistas. Brasil, la economía más grande de la región, crecerá un exiguo 0.5% este año (2021: 4.7%), mientras tanto, México se expandirá apenas un 2.9% (2021: 5.8%), Argentina tendrá un 2.2% (2021: 9.8%), y Colombia un 3.7% (2021: 9.5%). Los dos países con mayor caída son: Chile que pasa de un crecimiento de 11.8% en el 2021 a 1.9% este año y Perú de 13.2% en 2021 a 3% en el 2022. La nota discordante a estas cifras viene de Venezuela que pasa de -3% en el 2021 a terreno positivo de 3% en 2022 y Haití de -1.3% en 2021 a 1.4% en este ejercicio. Por otra parte, el comportamiento de la economía de ALC, presenta una alta heterogeneidad entre países y subregiones: El Caribe crecerá este año en promedio 6.1% (excluyendo Guyana), América Central se expandirá 4.5%. En cambio, Sudamérica llevará la peor parte de esta crisis con un pésimo 1.4% en promedio.

De acuerdo con el Informe de la CEPAL, los desafíos que presenta 2022 para ALC, entre ellos, el menor crecimiento económico, el ajuste al alza de las tasas de interés, la devaluación de las monedas locales y el aumento del riesgo país, harán más complejo el manejo de la política fiscal y monetaria. Por ello, se requiere una mirada estratégica del gasto público que vincule demandas de corto plazo con inversiones de largo plazo y que ayude a reducir las enormes brechas sociales existentes. Por otro lado, para coadyuvar el financiamiento del gasto público, será necesario combatir la evasión tributaria, la cual como estima la CEPAL asciende a US$ 325,000 millones que equivale al 6.1% del PBI  de la región, perfeccionar el impuesto a la renta de personas naturales y jurídicas, crear impuestos a la economía digital, ambientales, entre otras, y actualizar las normas legales referidas a las regalías por la explotación de recursos no renovables, principalmente, en minería e hidrocarburos.