Solidaridad con los presidentes progresistas de América Latina

Por: 

Nicolás Lynch

En estos días los presidentes de México, Colombia, Bolivia y Argentina -Andrés Manuel López Obrador, Gustavo Petro, Luis Arce y Alberto Fernández- están siendo calumniados por el gobierno de Dina Boluarte y el oligopolio mediático en el Perú. Esto sucede casi sin ninguna defensa posible en este ambiente enrarecido por el estado de emergencia y los 27 muertos consecuentes.

Estos ataques han alcanzado un extremo con la declaración de “persona non grata” y consecuente expulsión del embajador de México en el Perú, por las declaraciones del presidente de ese país y, suponemos, el otorgamiento de asilo a la familia de Pedro Castillo. Estos hechos no hacen sino demostrar supina ignorancia y/o voluntad de confrontación en la política exterior del gobierno, corroborando el estilo autoritario que existe también para tratar la protesta social. 

Podemos estar en desacuerdo con el diagnóstico inicial de estos presidentes sobre la caída de Pedro Castillo, si autogolpe de este o contragolpe de la derecha. Pero los acontecimientos de las últimas semanas nos vienen demostrando que lo que pasa en el Perú no es sino del intento de la derecha oligárquica de retorcer las leyes y la constitución a su favor y reprimir, perseguir y proscribir a cualquier opinión disidente para lograr mediante la fuerza lo que no ha logrado en las urnas.

Contra esta situación de represión es que se pronuncian los presidentes, solidarizándose con el pueblo peruano. Desde estas líneas ¡gracias! En lo que recuerdo en mi tiempo de vida no ha existido una solidaridad política semejante con el Perú. Un signo de que los tiempos cambian en la región y se abren nuevos y buenos augurios para la democracia. 

Por supuesto que esto no tiene nada que ver con convalidar violencia alguna. Hasta donde hemos visto en los diversos medios y señalado en las denuncias se trata de la represión ejercida por policías y militares de las movilizaciones que reclaman contra las arbitrariedades del poder de turno. Los azuzadores e infiltrados podrán existir, pero son la excepción no la regla. 

Por allí, algún comentarista ha dicho que este concierto de países tan importantes se debe a que sus gobernantes tienen ideología. Interesante comentario de alguna cabecita hueca que cree no tener ideas y menos tenerlas organizadas en la cabeza. Con este tipo de cavernícolas todavía nos tropezamos en la región.

No nace esta solidaridad sólo de mis ideas, que orgullosamente enarbolo, sino de la experiencia de haber recorrido América Latina desde joven y sentido la Patria Grande a cada paso. Desde hace un cuarto de siglo, varios de esos jóvenes que fueron han ganado elecciones y gobiernan sus países, dándole a los pueblos lo que no tenemos en el Perú: la esperanza de una democracia con justicia social y soberanía nacional. 

Desafortunadamente estos vientos, que proyectan la democracia en solidaridad, todavía no llegan a nuestro país. Nos siguen gobernando los dueños del Perú y su casta política irredenta. Por esa razón, es que tiemblan cuando arrecia el cambio y más todavía cuando toca a la puerta.