Qué esperamos en el 2020
Salomón Lerner Ghitis
Hace muchos años venimos preparándonos para celebrar el Bicentenario de la independencia en el año 2021, este hecho de importancia en la vida de una nación es un acontecimiento de júbilo y alegría por lo que nos hacemos la pregunta ¿El 2020 será como un año anticipado de esta celebración? La respuesta es probablemente negativa.
La crisis democrática que estamos viviendo con el cierre del parlamento y nuevas elecciones legislativas, son un signo que las reformas reclamadas por la mayoría de los ciudadanos no fueron llevadas a cabo ni en lo judicial ni electoral en los primeros tres años de este gobierno.
Los movimientos sociales impidieron que se concreten importantes proyectos nuevos y por otro lado, impidieron que los cobros excesivos de peajes de obras implementadas por empresas acusadas de corrupción se permitan, abusando de los usuarios de estos proyectos. La mayoría de los ciudadanos se han movilizado para exigir una lucha implacable contra los que resulten responsables de actos de corrupción en la ejecución de obras públicas, tanto de empresas privadas como funcionarios públicos, inclusive responsabilizándose a los ex presidentes de últimos gobiernos.
En el Perú será necesario encontrar una manera de democratizar el complejo sistema de gobernanza que rodea a cada ciudadano en las instituciones locales, regionales, nacionales, supranacionales e incluso multinacionales y grandes empresas que desempeñan funciones de servicio público, por lo que a corto y mediano plazo, no vemos ninguna esperanza de salir de esta inmensa crisis política, con los partidos políticos actuales que solo funcionan para presentarse a los momentos electorales que vive el país.
Nos preguntamos si el 2020 seguiremos afirmando como única solución el crecimiento económico que iniciamos hace más de 15 años, si ello resolverá los problemas de la educación, salud, vivienda, diversificación productiva, salarios justos. El crecimiento no es el futuro de nadie, en un mundo en que la demografía se está ralentizando, mientras que en el Perú aumenta con la inmigración venezolana, constituyendo menos renta per cápita para los peruanos y porque el crecimiento no puede estar en todas partes y en todo momento.
Debemos plantear que en el 2020 se sienten las bases para el bicentenario con un nuevo pacto social ante estas inevitables decepciones económicas y ante la ausencia de perspectivas de innovación democrática. Se necesitan muchos años para construir un nuevo edificio con políticas que inspiren confianza, con partidos políticos que representen a la mayoría de los ciudadanos y hagan vida política con un sistema de confianza suficiente para poder instaurar gradualmente instrumentos democráticos que permitan el surgimiento de una nueva generación ilustrada y educada.
Los indicadores de este último cuarto de siglo son muy pobres. Nos han dejado 42% de niños de 0 a 6 años con anemia y 300 mil desnutridos, inseguridad ciudadana, violencia de género y feminicidios, violencia en la niñez, más del 40% de escuelas públicas con deficiencia de construcción, sin agua y 30% sin luz; pobre atención de salud y costos altos de los medicamentos; mercados internos sin desarrollo para el pequeño agricultor familiar con tasas altas de crédito para los micro y medianos empresarios y comerciantes. Alto grado de corrupción en la policía y fuerzas armadas de los funcionarios públicos y empresas privadas.
Para todo ello hay soluciones. Hay otras metodologías como las promotoras familiares para combatir la anemia y desnutrición descentralizando y empoderando a los gobiernos regionales, alcaldes provinciales y distritales, facilitar la instalación de empresas que puedan fabricar medicamentos o revisar compras estatales conjuntas para poder reducir los precios de tan importante aspecto para la salud.
Debemos contribuir a trabajar contra la inseguridad ciudadana con inteligencia previsional, haciendo que participe la comunidad organizada en cada distrito del país. Debemos impulsar la Inversión en infraestructura educativa y postas médicas de prevención de enfermedades. Asociar a las empresas de agricultura pequeña y familiar, realizar las labores de comercialización y producción en asociaciones cooperativas, introducir créditos con tasas bajas y sobre todo proveyéndolas de tecnología, riego y semillas impulsando los productos nativos y planificando cultivos, diversificando la forestación y la pesca, la acuicultura y desarrollando intensamente un turismo receptivo e interno. Incentivar la inversión privada en proyectos mineros con adecuadas garantías ambientales, agroindustria en costa y sierra, infraestructura energética, redes viales férreas.
2020 podría ser el año de abrir los surcos para sembrar las semillas que logren que en el bicentenario iniciemos un proyecto de largo plazo para construir un nuevo EDIFICIO, con justicia sin corrupción y sirviendo a los intereses de la mayoría de los peruanos. Volvernos a sentirnos orgullosos que nuestra patria sea digna a todos los que habitamos en ella.
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