Perder o perder
Carlos Bedoya
Humala se encuentra en un callejón sin salida ahora que debe decidir si promulga o no, la ley que permitirá a Petroperu explotar el Lote 192. La pelota está en su cancha y ya no puede echarle la culpa al Congreso si se incendia la pradera en Loreto. Pero lo peor para el mandatario es que decida lo que decida, solo se le abren escenarios de derrota política con serias consecuencias para su futuro inmediato.
Si promulga la ley, desautorizará a su premier, a la ministra del sector y al titular de economía. Sería mandarse contra su propio gobierno. Y en ese extremo, lo más probable es que Pedro Cateriano salga de la presidencia del Consejo de Ministros, porque por más que lo haya descartado, el rumor de que su carta de renuncia está en la mesa del presidente (al lado de la autógrafa enviada por el Legislativo) es coherente con su firme posición contra la petrolera estatal. No por gusto viene bombardeando con sus declaraciones la posibilidad de que Petroperu explote el lote en cuestión una vez terminados los dos años de contrato de Pacific Energy.
El gran problema de una posible salida de Cateriano no es menor. Humala ya no tiene la correlación de fuerzas en el Congreso para un cambio de primer ministro que le favorezca. Tendría que ceder ese puesto a su oposición más dura, perdiendo el control del gabinete justo cuando más lo necesita ya que tiene que ordenar la casa antes del fin de su mandato, a menos claro, que quiera exponerse a una segunda censura de gabinete con lo que la puerta constitucional para que cierre el Congreso se le abriría. Sobre eso hay un debate en relación a si el artículo 134 de la Constitución se refiere a los últimos doce meses o solo al 2016 cuando dice que “no puede disolverse el Congreso en el último año de su mandato”.
Sea como sea, llegado a este punto, las columnas de un posible golpe humalista de Garrido Koechlin, Aldo M y otros cobrarían su real sentido: más que tener asidero están hechas para no darle ni un poquito de margen a Humala en esta coyuntura, pues sería acusado de golpista.
En la otra orilla, si el presidente decide mantener la unidad de su actual gabinete y observa la ley o guarda silencio pasado el plazo para que se pronuncie, el costo político que pagará de cara a las elecciones es muy alto, peor aún si se produce una especie de Baguazo en Loreto y el Congreso termina promulgando la ley en medio de una gran tensión. Ojo que las instalaciones del 192 siguen tomadas y no parece broma el ánimo de la población local.
Además, los Humala-Heredia necesitan a gritos sacar una bancada congresal lo más nutrida posible para el próximo periodo a fin de contener la masacre política que tienen preparada contra ellos con lo de las agendas y demás perlas. En ese terreno, es un pésimo negocio no ponerse del lado de la población amazónica.
Sin duda, el menudo lio en el que está metido Ollanta tiene que ver con la gran contradicción entre la naturaleza de su elección y el gobierno que terminó haciendo. Y en ese perder/perder que tiene a la vista hoy, ya no hay tecnócrata que lo salve.
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