Hace unos días me encontré con Marco Arana en un supermercado de la Residencial San Felipe. Hola Marco, le dije – que tal Carlos ¿cómo estás?, saludó. De inmediato lo miré a los ojos y le dije, aquí pues Marco esperando que se llegue a un acuerdo electoral entre el Frente Amplio (FA) y Unidad Democrática, lo que sea con tal de enfrentar juntos al fujimorismo, nuestro enemigo principal. “Quiero que pase lo mejor Marco” agregué. El me miró con el rostro serio pero siempre amigable que lo caracteriza y me dijo, “en eso estamos, vengo justamente de una reunión con el Partido Socialista”. No dijo más y se fue. En realidad no tenemos tanta confianza como para que esa conversación se hubiera prolongado o me hubiera dado detalles de lo que realmente piensa en torno a juntarnos todos para defender nuestro campo izquierdista en el 2016.

Y no puedo decir que Marco sea un obstáculo para ofrecerle una sola alternativa electoral a la izquierda social en abril próximo, pero sí creo que a muchos compañeros que lo circundan les importa un verdadero maní pelado el tener una sola opción para que vote el pueblo del cambio y no se disperse o termine apoyando a un farsante como Acuña y mientras la izquierda política se queda con 0.5% (Partido Socialista), 0,4% (Partidos Comunistas) y 0.6% (Partido de Susana Villarán) como pasó en el 2006, mientras Humala se llevó más del 30% en la primera vuelta de ese año.

Por ejemplo mi amigo Carlos Monge, influyente dirigente del FA, quien me ha dicho en privado pero delante de varios políticos que no le interesa en lo absoluto, pero para nada el 2016 (desde que estoy metido en política escucho a varios decir que apuestan por la subsiguiente elección o sea nunca se meten en la que viene), claro que luego cuando Monge sale en el video de los resultados de las elecciones del FA asegura que quiere ganar, seguramente porque en política no se debe decir lo que realmente se piensa y ni él se salva de lo políticamente correcto.

Pero nombro a Carlos, y de seguro tendré un pleito con él, porque me parece importante que todos aquellos que no tengan interés en el 2016 por favor se vayan a pasar el verano a la playa desde ya y vuelvan después de las elecciones a fin de que no petardeen que la izquierda se junte, que es lo mínimo que se debe hacer ahora para enfrentar un escenario súper difícil, en el que probablemente nos espere una derrota frente a Keiko.

Y ojo, un partido u organización política no se construyen en época electoral. En época electoral se lucha y se moviliza en función a ganar votos. Y en este caso a engendrar un movimiento de resistencia lo más grande posible para enfrentar el próximo periodo. Especialmente cuando la correlación política que vivimos ahora es completamente inversa a la que teníamos a finales del 2010, cuando todo apuntaba a que ganábamos en el 2011. Y sí, ganamos, aunque Ollanta traicionó, ganamos. Tanto ganamos que cuadros del propio Tierra y Libertad como José De Echave y Pedro Francke entraron al gobierno de Humala desde el saque.

La verdad, ya estoy cansado de que a cada rato encuentren nuevos Yehudes Simons a quien condenar. Ahora son los Alcantara, como si en sus filas no hubiera Pepe Julios y Constantinis. Es que no hay puros, ni santos y ya deben parar con esa cantaleta antipolítica y sectaria.

Ahora nos toca enfrentar a Keiko y debemos hacerlo con lo mejor que tenemos. Con una plancha integrada por Verónika Mendoza, Gonzalo García y Sergio Tejada, con cuadros técnico-políticos listos para el debate con la derecha en los medios como Campodónico, Jiménez, Arbizu, Glave, Dancourt, Alarco, Sifuentes, Lerner e incluso el propio Arana, entre varios otros.

Dejémonos de repetir la historia del síndrome del barrantismo, de esa falta de vocación de poder que termina con que un grupete se lleva a su candidato y no se quiere juntar con nadie y todos perdemos. Ya basta.