En las AFPS la competencia no funciona*

Por: 

Pedro Francke

Hace cinco años, una crisis financiera de proporciones épicas, un tsunami mundial, asoló el planeta económico. Entre Estados Unidos y Europa, ya van inyectando 14 trillones de dólares a los sistemas monetarios y financieros, pero apenas han evitado un hundimiento total, mientras el PBI sigue atrás y el desempleo por los cielos. Los análisis económicos sacaron una lección clara: en los mercados financieros, el libre mercado no funciona y es altamente peligroso. La evidencia histórica es del tamaño del Everest.

No se ve así en el Perú. Luego de casi 20 años, el sistema de AFPs sigue cobrando comisiones altísimas y los dueños de estas entidades financieras obtienen rentabilidades que no hay en ningún otro sector salvo la minería, sin haber aportado avance tecnológico alguno. Cualquier analista económico serio debiera sacar de este dato una conclusión clara: si hay ganancias extraordinarias, es que no hay competencia en el mercado. Efectivamente, así lo entendió el MEF. Pero se equivocó en la receta: recurrir nuevamente a una competencia imposible.

¿Si fuera tan buena la competencia en este caso, como es que en Estados Unidos y Europa la desregulación del sistema financiero y la permisividad respecto al otorgamiento de créditos y la estructuración de productos financieros resultó en tamaño desastre? Desde la revisión histórica de Charles Kindleberger (“Manias, panics and crashes”) hasta los balances post-crisis de Krugman, Shiller y muchos otros, el problema básico es que el futuro no se puede predecir y las decisiones financieras de la gente se basan en estados de ánimo insostenible y fluctuante.

No, lo que digo no es neocomunismo. La propia ley peruana de AFPs, copiada de la chilena de Pinochet y los Chicago Boys, establece una serie de regulaciones y límites a como las AFPs pueden invertir el dinero (liberales peruanos, seguidores de Hayek, ¿por qué no escucho sus voces criticando semejante atentado a la libertad personal?).  Pero el mismo MEF que desconfía de los consumidores, los obliga a ahorrar y controla en que se puede invertir ese dinero, pretende que sean los consumidores los que escogiendo el mejor producto promuevan una competencia que resuelva los problemas de un oligopolio con hiperganancias. Peor aún, generando una elección enredadísima de entender entre comisión por saldo y comisión por flujo. Lo hacen, además, no en un mercado especulativo, sino jugando con nuestras pensiones. Ilógico. Disfuncional. Inefectivo.

En Estados Unidos, el país desarrollado donde hay menos regulación estatal y los mercados son más libres, las pensiones no se juegan a la timba de los mercados financieros. Hay un sistema de seguridad social. Esa es la cuestión de fondo, ¿Qué queremos socialmente para nuestros adultos mayores y para cuando nosotros seamos adultos mayores? ¿Pensiones decididas por mercados especulativos con alto riesgo, o seguridad en una vida digna? Voto a favor del sistema norteamericano: seguridad social.

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