Comisión de cavernarios
Mientras en la región todos los países latinoamericanos rechazan la amenaza de Estados Unidos contra Venezuela, en el Perú las cosas suceden al revés. Tras la declaración de Estados Unidos, por “Decreto Ejecutivo” que el gobierno de Maduro es "una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior", la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso del Perú (a la que se sumaron otros parlamentarios llegando a ser suscrita por 57) aprobó una moción en la que defienden la posición norteamericana y piden al pleno del Congreso Nacional que recomiende al Poder Ejecutivo que el Perú se retire temporalmente de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) hasta que no se resuelva la crisis en Venezuela.
Para este despropósito, parlamentarios de diferentes bancadas dejaron de lado sus diferencias políticas y firmaron la moción en la que cuestionan a Maduro y consideran que al suscribir la declaración final de la reunión extraordinaria de la UNASUR, el Perú ha tomado partido por el actual gobierno de Venezuela.
En su declaración, los estados miembros de la UNASUR “manifiestan su rechazo al Decreto Ejecutivo del Gobierno de los Estados Unidos de América, aprobado el 9 de marzo de 2015, por cuanto constituye una amenaza injerencista a la soberanía y al principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados”.
Y sobre la situación en Venezuela, los cancilleres manifiestan que debe ser resuelta por los mecanismos democráticos previstos en la Constitución venezolana y apoyan “la celebración de las próximas elecciones parlamentarias, convencidos de la importancia del mantenimiento del orden constitucional, así como de la democracia y la más plena vigencia de todos los derechos humanos, principios fundamentales de Unasur”.
Para el parlamentario andino Alberto Adrianzén, lo que están haciendo en la práctica los congresistas es sumarse a la ofensiva contra Venezuela y promoviendo una invasión militar norteamericana. “Lo expuesto en los considerandos de la moción del Congreso no tiene nada que ver con la realidad y tampoco se justifican las críticas contra el secretario general de la UNASUR (Ernesto Samper)”, señaló.
Llama la atención que representantes de las bancadas fujimorista y aprista (a la que se sumaron congresistas de otras bancadas incluida la del oficialismo) se hayan mostrado críticos con el gobierno de Maduro, cuando en sus gobiernos se practicaba el reglaje y se formaron grupos paramilitares que fueron responsables de asesinatos, acordémonos de los grupos Rodrigo Franco y Colina. “Lo que hoy critican del presidente de Venezuela lo hicieron en sus gobiernos”, añadió Adrianzén.
Es claro que la mayoría de la Comisión de Relaciones Exteriores de nuestro Congreso, por lo menos la democracia no defiende, sino que, más bien, se dedica a velar por los intereses de los Estados Unidos.
UNA VIEJA PRÁCTICA
En realidad, lo de Venezuela no es nuevo. La política norteamericana tiene precedentes en otros continentes. Cualquier Estado que se aparta de la ruta establecida por la política exterior estadounidense, se convierte en blanco de una posible intervención. El ejemplo más inmediato para nosotros es la intervención norteamericana en el golpe de Estado contra Salvador Allende en 1973, pero también las sospechas de que esta intervención haya existido en los golpes parlamentarios, más recientes, ocurridos en Honduras y Paraguay.
Atilio Boron, en un artículo publicado en Página12 sostiene que a este tipo de declaraciones (de Estados Unidos) “suelen proseguir agresiones militares, sea por mano propia, como la cruenta invasión a Panamá para derrocar a Manuel Noriega en 1989, o la provocada en el Sudeste Asiático en 1964 (el incidente del golfo de Tonkín) que sirvió de pretexto para el involucramiento en Vietnam. Pero puede también ser el prólogo a operaciones militares de otro tipo, donde Estados Unidos actúa a través de sus aliados en diferentes partes del planeta”.
Entre los países que EE.UU. tiene en su lista de “no gratos” figuran Libia, Siria, Ucrania, Irak, Irán, Costa de Marfil, Liberia, Somalia, Sudán del Sur, la Federación de Rusia, entre otros, y ahora Venezuela.
Para considerar que estas naciones amenazan su seguridad nacional, como lo hizo con Venezuela, EE.UU. se ampara en el Acta de Poderes Económicos por Emergencia Internacional (IEEPA, por sus siglas en inglés), una ley federal adoptada en 1977 que autoriza al presidente a regular el comercio tras declarar una emergencia nacional en respuesta a "cualquier amenaza inusual y extraordinaria a EE.UU. que tenga origen extranjero".
El internacionalista Ernesto Velit sostuvo que no es conveniente el retiro del Perú de UNASUR y es correcta la defensa en bloque de esa organización ante la amenaza de Estados Unidos contra Venezuela. “Se debe rechazar la amenaza a cualquier país de la región y los países miembros de UNASUR han hecho bien en cerrar filas a favor del pueblo venezolano”, comentó.
En Latinoamérica la voz del presidente de Bolivia Evo Morales ha sido clara. “Debemos mantener la unión regional porque Estados Unidos no sólo amenaza a Venezuela, también amenaza a los pueblos latinoamericanos y caribeños. No estamos en tiempos de imperio, estamos en tiempo de gobierno y de integración popular. Somos pequeños, pero juntos somos una gran potencia”, añadió.
El mandatario de Ecuador Rafael Correa también fue categórico. “Estemos o no de acuerdo con el gobierno de Maduro, por elemental dignidad, América Latina debe levantar su voz unánime rechazando tanta prepotencia, tanto unilateralismo, tanto imperialismo. ¡Ya basta! ¡Qué vergüenza!”, declaró.
Esa vergüenza de la que habla el presidente Correa es la sensación que deja la moción presentada por los parlamentarios peruanos. A continuación la moción de la Comisión de Relaciones Exteriores y la lista de los “padres de la patria” que la firmaron.
Vea aquí la Moción y la relación de congresistas que firmaron.
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