Esperanza de paz en Siria
José F. Cornejo
Un ambicioso plan para poner fin a las hostilidades en Siria ha sido aprobado in extremis por los países del Grupo Internacional de apoyo a Siria este viernes 12 de febrero en la ciudad alemana de Munich, reavivando las esperanzas de un pronto fin a la guerra civil en Siria. El texto del comunicado reafirma la voluntad de todos los países para alcanzar un cese efectivo de las hostilidades en una semana, asegurar el acceso de la ayuda humanitaria a las poblaciones necesitadas y retomar las negociaciones para avanzar hacia una transición política que pueda convocar elecciones en los próximos 18 meses sobre las bases de una nueva constitución política. El punto más controvertido del plan es el que señala que el cese de las hostilidades no incluye a ISIS, a Jabhat al-Nusra, y a “otros grupos designados como organizaciones terroristas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”. Jordania presentó una relación de estos “otros grupos terroristas” que es cuestionada por Moscú, lo que definitivamente será un motivo de controversia que podría prolongar los enfrentamientos armados más allá de los plazos acordados, en realidad bastante ambiciosos.
Existe una gran probabilidad que, como en el caso de los acuerdos de Minsk en Ucrania, no se logre concretizar plenamente el calendario fijado en los acuerdos de Munich, pero todo parece indicar que nos dirigimos hacia una salida de esta horrorosa guerra civil que ha devastado Siria en los pasados cinco años, alimentada en gran parte por la intervención de potencias externas hostiles al gobierno del presidente Assad. El balance militar en el terreno indicaba claramente que la intervención militar rusa había cambiado radicalmente las relaciones de fuerzas en este conflicto, y que el ejército sirio, con el apoyo de las milicias del Hezbolá y de voluntarios iraníes, estaban derrotando a los diferentes grupos insurgentes, provocando una desbandada en sus filas.
El punto de inflexión para derrotar a ISIS y a las milicias insurgentes lo ha dado la intervención militar de la aviación rusa que en las pasadas 17 semanas se dedicó meticulosamente a bombardear las fuentes de financiamiento de ISIS, en particular su negocio petrolero realizado en complicidad con Turquía, a destruir su aparato logístico y sus campos de entrenamiento, y a cortar sus rutas de abastecimiento desde las fronteras jordanas y turcas. Quebrada esta columna vertebral del aparato militar de ISIS y de los otros grupos rebeldes, las tropas sirias en el terreno avanzaron en consolidar posiciones estratégicas, para aislar los bolsones de resistencia de terroristas y reducirlos progresivamente. El quiebre decisivo de la guerra lo marcó la ofensiva hacia la ciudad de Aleppo, la segunda ciudad más importante de Siria y que había estado en manos de los grupos rebeldes los pasados tres años. Al cercar Aleppo y tomar el corredor de Azaz, última ruta de abastecimiento de los rebeldes desde territorio turco, la batalla estaba ganada y era cuestión de semanas para que las tropas sirias reduzcan o negocien la rendición de los grupos insurgentes cercados.
Ante la inminente derrota militar de las fuerzas rebeldes y terroristas en Siria, Turquía y Arabia Saudita lanzaron amenazas de una intervención militar buscando comprometer a los EEUU y a los países de la OTAN. Según fuentes diplomáticas en las últimas negociaciones de Munich entre Kerry y Lavrov, el Secretario de Estado norteamericano imploró seis veces a los negociadores rusos de no ocupar el corredor Azaz, por la amenaza de Turquía de intervenir militarmente en Siria si el corredor era bloqueado. Arabia Saudita por su lado había desplazado una brigada de 90 vehículos armados en la frontera con Irak, amenazando también de sumarse a la intervención militar turca. Los riesgos de un conflicto mayor eran más que evidentes, algunos analistas se preguntaban abiertamente si Turquía no buscaba intencionalmente forzar a los EEUU a iniciar una Tercera Guerra mundial. El presidente Obama ha resistido estos chantajes de Ankara y Ryad, y la de los halcones americanos, aceptando la propuesta de alto al fuego presentada por Moscú alejando al mundo de una conflagración mayor.
De confirmarse el progreso de las negociaciones en la semana que viene, podemos afirmar que la victoria militar rusa, con el apoyo de Irán, han producido un giro geopolítico significativo, no sólo en la región del Medio Oriente, sino con implicancias globales. Esta derrota militar a un nuevo intento de cambio de gobierno a través de una intervención externa con pretextos humanitarios marca un fin al mundo unipolar soñado por los neoconservadores hace 24 años cuando se derrumbó la Unión Soviética. Rusia está de vuelta en la escena mundial como un actor cuyos intereses y opiniones deben ser tomados en cuenta para garantizar el precario orden mundial. El 2016 entramos definitivamente en un mundo multipolar.
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