La primera batalla ganada a la masiva deforestación amazónica post COP26
Róger Rumrrill
Los defensores europeos de los bosques en particular y en general todos los ambientalistas del mundo acaban de ganar la primera batalla post COP26: han obligado a una poderosa cadena de supermercados de Bélgica, Francia y los Países Bajos a no comercializar carne de vacuno procedente del Brasil y asociado a la masiva deforestación del bosque amazónico.
La sorprendente decisión de las empresas se sustenta en los estudios de Reporter Brasil y Mughty Earth que rastrearon el origen de la carne, desde los inmensos megalatifundios ganaderos hasta los estantes de las tiendas minoristas en Europa, según anota la destacada agencia de noticias peruana Servindi, en su edición del 16 de este mes.
Como hemos señalado en otras crónicas publicadas en esta misma columna, Brasil es el mayor productor mundial de soya y carne de vacuno. Produce al año 206 millones de cabezas de ganado vacuno. Para la crianza de cada vacuno se ha tenido que deforestar 1 hectárea de bosque primario. Porque se trata de ganadería extensiva. Es decir, se han deforestado 206 millones de hectáreas de bosque con fauna incluida y todos los invalorables servicios ambientales.
Brasil también es el mayor productor de soya del mundo, con 110 millones de toneladas métricas anuales. Esta producción requiere la tala de 35 millones de hectáreas de bosque. El 25 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) de Brasil procede el agro y la ganadería.
La multinacional brasileña JBS es la mayor productora y exportadora de carne de vacuno del mundo, con ingresos de 50 mil millones de dólares anuales. Pero estas amazónicas ganancias, por su magnitud, son a costa de destruir la naturaleza, porque sus megalatinfundios están en la mayor parte ubicados en zonas de conservación, en el Cerrado (la mayor sabana del mundo, con más de 2 millones de kilómetros cuadrados ubicado en el centro del territorio brasileño), en la Amazonía y el Pantanal, el humedal biodiverso más grande del planeta.
En el año 2019 y 2020, se calcula que 72 mil incendios, muchos de ellos provocados para ganar tierras ilegalmente, convirtieron en cenizas casi un millón de hectáreas de bosques en la Amazonía brasileña. Precisamente el año 2020, durante el gobierno de Jair Bolsonaro, el enemigo del bosque amazónico y de los pueblos indígenas, Brasil alcanzó la tasa de deforestación más alta en 15 años. De acuerdo a Forest Wacht, Brasil es el país que más bosques perdió en 2019: 1 millón, 361 mil hectáreas
Se espera que luego del acuerdo de cancelar y cerrar las ventas de carne de vacuno del Brasil que han tomado empresas como Ahold Delhaize, Albert Heijn, Delhaize, Lidl Holanda, Carrefour Group (solo esta multinacional francesa tiene 15 mil tiendas en todo el mundo, con ingresos de 79 mil millones de euros en 2020), Aucijan France y Sainsbury’s UK, haya otra decisión en favor de la conservación del bosque.
Que un conglomerado de más de cien empresas que producen marcas de moda como Louis Vitton, Adidas y Nike, entre otras, dejen de comprar cueros de vacunos del Brasil para la confección de sus prendas. La moda, el lujo y el derroche han provocado ciclos de destrucción de la flora y fauna como ocurrió en la Amazonía Peruana después del derrumbe del ciclo cauchero en 1915 y luego en los años setentas del siglo XX, cuando se mataron millones de especies de la fauna para utilizar sus pieles y sus plumas, cocodrilos, nutrias, sajinos, huanganas, huacamayos, loros y tucanes que sucumbieron a causa del fetichismo y egolatría de la moda.
Acuerdo número 5 de la COP26: poner fin a la deforestación al final de esta década
De los principales acuerdos de la COP26 celebrada entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre del año 2021 en Glasgow, en el Reino Unido, y enunciados por el británico Alok Sharma, presidente del evento, la mayoría de ellos simple letra muerta de según la mayoría de los expertos y la opinión pública mundial, poner fin a la deforestación al final de esta década (2030) fue el que más dudas suscitó en el mismo momento de la declaración.
No es para menos. De los 100 países que firmaron la declaración de Glasgow sobre bosques y el buen uso de la tierra y se comprometieron, entre otras promesas, a conservar los bosques, promover el desarrollo, la producción y consumo sostenibles de productos, entre ellos Brasil, Colombia y el Perú, todos tienen una alta tasa de deforestación ilegal. Brasil es el peor ejemplo: Bolsonaro ha saboteado y hecho tabla rasa todas las normas ambientales y de protección del bosque amazónico.
Además, en los países ricos del Norte Global, tal como han señalados los expertos, no existen leyes claras para prohibir la importación de productos que contribuyen a la deforestación. China es un goloso e insaciable importador de commodities agrícolas. Lo único positivo es, tal como anotamos, el acuerdo de no importar carne de Brasil de varios supermercados europeos por temor a perder sus millones de clientes.
Luciana Téllez Chávez, investigadora de Environment and Human Rights (Servindi 11/11/2021), anota que el ministro del Ambiente del Congo ha propuesto terminar con la moratoria contra la tala ilegal en el país que tiene el segundo bosque más grande del mundo y que Indonesia está borrando sus normas ambientales que le colocaron a la vanguardia de la conservación en Asia. Téllez sugiere que el Reino Unido, que lidera el grupo de firmantes, debería con los signatarios aprobar un plan de implementación que permita hacer un seguimiento de los resultados y adoptar una ley severa y rigurosa para frenar las importaciones de todos los productos originados en la deforestación.