La instrumentalización de instituciones: un peligro para el avance de los derechos humanos
Susana Chávez- PROMSEX
Hace algunos días, el pronunciamiento, aparentemente del Colegio de Psicólogos del Perú - CDR I Lima Callao en contra del Proyecto de Ley de Unión Civil, impulsado por el congresista Alejandro Cavero, generó una gran controversia. Más allá de los detalles del comunicado, lo que llama profundamente la atención es que una institución de profesionales de la salud mental adopte posturas que no solo evidencian ignorancia científica, sino que están cargadas de prejuicios. Estas posiciones, propias de sectores reaccionarios y negacionistas, muestran un temor infundado hacia las políticas de género, percibiéndolas como una amenaza a lo que consideran “buenas costumbres".
Sin embargo, la verdadera discusión no debería centrarse únicamente en lo que estas instituciones dicen, sino en nombre de quién lo hacen y cómo ciertos sectores buscan apropiarse de espacios institucionales para generar posturas oficiales que refuercen narrativas regresivas. Este fenómeno no es nuevo y en el contexto peruano hay ejemplos que merecen ser recordados.
El caso de Alas Sin Componendas
¿Recuerdan a la organización "Alas Sin Componendas"?, Dicen luchar en contra de la corrupción. Su estructura organizativa incluía nada menos a más de 30 santos, pasando por San Martín, Santa Rosa de Lima, e incluso al propio Yahvé, como si la santificación de sus ideales fuera argumento suficiente para bloquear derechos. Este grupo llegó a incluir nombres de figuras públicas sin su consentimiento, como el exalcalde Michel Azcueta, quien tuvo que exigir que su nombre se retire de dicha lista.
Esta organización marcó un precedente en la instrumentalización de instituciones al bloquear durante más de 20 años el acceso a la Anticoncepción Oral de Emergencia (AOE) en Perú. Pese a que la evidencia científica desde aquel entonces ya eran claras, señalando que AOE no tiene efectos abortivos, su activismo reaccionario obligó al Estado a invertir recursos para litigar contra un argumento carente de base científica. Su agenda no era defender “la vida", como pregonaran, sino negar a las mujeres un insumo muy básico para evitar un embarazo de una relación no protegida.
El espejo de ACPeds
Otro caso paradigmático es el del "American College of Pediatricians" (ACPeds), fundado en 2002 como respuesta a la postura progresista de la Academia Americana de Pediatría (AAP) en favor de la diversidad sexual. ACPeds, con una narrativa conservadora y pseudocientífica, sostiene creencias como que la vida comienza en la concepción o que solo las familias tradicionales encabezadas por una pareja heterosexual son válidas.
Este tipo de organizaciones se crean como espejos distorsionados de instituciones legítimas para confundir al público y respaldar propuestas regresivas. Su objetivo no es otro que obstaculizar el avance de los derechos humanos y perpetuar estructuras de discriminación y exclusión.
La estrategia detrás de la instrumentalización
En ambos casos, la estrategia es clara: apropiarse de instituciones o crear organizaciones paralelas que aparenten ser legítimas para respaldar discursos ideológicos. Esto no solo erosiona la confianza en las instituciones, sino que debilita los avances científicos, sociales y políticos logrados a través de años de lucha por la igualdad de género y el respeto a los derechos humanos.
Un llamado a la acción
Como sociedad, debemos ser vigilantes frente a estas maniobras. Reconocer y desenmascarar estas estrategias es fundamental para evitar que los intereses ideológicos de unos pocos se conviertan en barreras para los derechos de muchos. La lucha por la igualdad y la justicia social no puede permitirse el lujo de retroceder ante estas tácticas.