La democracia no goza de buena salud

Pareciera que los peruanos nos hemos acostumbrado a que la salud no sea una prioridad de la acción del Estado. El Ministerio de Salud no ha sido nunca una cartera importante.

El presupuesto público en salud de nuestro país, está entre los menores de América Latina. La contaminación, por ejemplo, mata 6 mil peruanos al año pero no levanta las cejas de nuestros gobernantes.
Los peruanos morimos con la segregación reinante en el sector salud. Hay clínicas para ricos, onerosos seguros privados para la clase media-alta, hospitales públicos para pobres y ninguna atención para los más pobres. Esta situación de aguda desigualdad debe terminar. La única forma de hacerlo es con un Sistema Nacional de Salud donde confluyan todos los sistemas públicos, la atención sea gratuita y el Estado garantice este derecho básico a todos los peruanos. 
No podremos tener una democracia sólida y verdadera, si no establecemos condiciones básicas de igualdad. Muchas desigualdades, siendo odiosas, pueden aceptarse temporalmente. La desigualdad en la posibilidad de seguir viviendo, no. Los sistemas nacionales de salud, que garantizan a toda la población este derecho básico, se han constituido en pilares de la democracia en distintas partes del mundo. No solamente en Francia, Inglaterra o Canadá, no solamente en los Estados Unidos que Barack Obama quiere construir, también en países más cercanos a nosotros como Costa Rica y, más recientemente, Brasil. ¿Qué esperamos los peruanos?
Una nueva política que revalorice y reoriente la salud pública, incluye darle mucha mayor importancia a la promoción de la salud, mediante:
- Un nuevo modelo de atención de salud centrado en la  las familias y el territorio.
- Redes de salud vinculados a su entorno mediante trabajo extramural e interinstitucional.
- Servicios de salud trabajando de la mano con redes sociales y agentes comunitarios de salud.
- Sistemas de salud recogiendo permanentemente opiniones de la comunidad y las familias.
- Un Ministerio dedicado a proponer y consensuar políticas, con énfasis en el trabajo intersectorial.
Junto a ello, poner en marcha un Sistema Nacional de Salud sobre la base de la articulación MINSA-ESSALUD-Sanidades militares y policiales, debe implicar la transformación del anquilosado y burocrático sistema actual, utilizando prácticas modernas de gerencia pública, incluyendo la separación de funciones entre rectoría y políticas por un lado, y la administración de establecimientos y redes de salud por otro.
Otra Mirada dedica su encarte que sale mañana sábado 28 en La República a tratar el tema de la salud pública peruana, sus problemas y alternativas. Ahí podrán encontrar mucho más desarrollados el diagnóstico y las alternativas básicas para convertir a la salud pública peruana en un soporte de la democracia y  el desarrollo, en vez del lastre que constituye actualmente.

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