Lucha contra la corrupción sí, pero con política económica para la gente

Editorial

En una reciente entrevista el presidente Martín Vizcarra asegura que “Si no se elimina la corrupción, no podemos ser sostenibles en la reducción de la pobreza” (La República 26/03/19).

Sin duda, la lucha contra la corrupción es un tema que ha ocupado nuestra agenda el último año en estos gestión de quien fuera vicepresidente de PPK y habría que estar enajenado para considerar que no es un tema importante, sin embargo no es solo la lucha contra este flagelo lo que ayudará a disminuir la brecha entre los que más tienen y aquellos cuyos recursos no alcanzan siquiera para la sobre vivencia.

Desde Otra Mirada hemos considerado en reiteradas oportunidades que el manejo económico y fiscal de los últimos gobiernos no ha permitido el crecimiento optimista que se consideraba en las épocas de bonanza por el precio de los minerales.

Una lucha consciente contra la elusión tributaria debe ser la punta de lanza de una verdadera reforma económica que pueda satisfacer la demanda de millones de peruanos y no solo la de una cúpula que año a año ve crecer su patrimonio que incluye el manejo de capitales en paraísos fiscales, lejos de la legislación tributaria nacional. Evitar que la Norma XVI del código tributario sea intervenida por los gremios privados para cerrar la posibilidad de que cumplan con sus obligaciones debe ser una acción fortalecida desde el gobierno.

Se debe potenciar también una política fortalecida de diversificación productiva, sin que la producción minera sea la única prioridad. Voltear la mirada a la agroexportación es una opción viable. Las cifras nos dicen, por ejemplo, que Perú es el tercer exportador de uva en la región, por detrás de Chile y Estados Unidos; nuestra ubicación geográfica es una ventaja.

Esta diversificación significa apoyar, además del sector agrícola y agroexportador, a otros sectores como el turismo y a las pequeñas y medianas empresas evitando la excesiva burocracia para la formalización y promover una política tributaria que facilite el pago y no que se convierta en un arma que más bien genere la evasión tributaria.

Esto sumado a la continuidad del modelo, son aspectos que no pueden ser dejados de lado. En nuestro editorial del 13 de marzo, tras la juramentación del gabinete Del Solar, señalamos:

“Por ello es que algunos sectores no discuten la continuidad de Carlos Oliva al frente del ministerio de Economía, que solo demuestra el nulo interés del gobierno de Vizcarra de un cambio real en este sector y más bien perfila la continuidad del sistema, apoyado ahora en una propuesta discutible de Política de Competitividad, que significa -en términos reales- el crecimiento empresarial a costa de la reducción de derechos laborales y la disminución de beneficios para los trabajadores”.

¿Qué hacer? El aumento de la inversión pública en infraestructura para los ciudadanos es un punto importante, más aún cuando en el primer bimestre la caída ha sido de 40% en los gobiernos locales.

En materia de agua y saneamiento existe un déficit que tiene al menos 50 años, redes de tuberías antiguas, sin mantenimiento y redes de conexión que no permiten que las grandes procesadoras de agua potable funcionen solo al 30% o 40% de su capacidad. En el área rural existe una escasez de obras de saneamiento poniendo en riesgo la salud de la población e incidiendo en el incremento de las enfermedades, aumento de la anemia y de la desnutrición.

Hospitales con equipos modernos, con profesionales de la salud mejor pagados y que tengan cubierto el primer nivel de atención en salud, es decir capacidad para que los pacientes no dejen de tener citas, ni que tengan que ser derivados a instituciones privadas que si tienen los equipos para tratamientos y toma de análisis.

Escuelas con infraestructura adecuada para los y las estudiantes, mirando a la sierra y selva de nuestro país que no cuentan con “colegios emblemáticos” y que tienen poca cantidad de docentes, generando un déficit frente a la cantidad de alumnos.

El destrabe de proyectos, acompañado con un verdadero diálogo social para evitar conflictos como el que se viene dando en la zona de influencia de la minera Las Bambas, que de no ser mediado adecuadamente podría convertirse en un nuevo “Baguazo”, escenario que nadie desea en realidad.

Señor presidente, es cierto que la lucha contra la corrupción es una palanca de cambios necesaria para sacar al país del “piloto automático” en el cual estamos desde hace 7 años al menos, pero también es necesario poner en práctica medidas importantes que permitan reflotar la caja fiscal, apostar por un crecimiento económico que no sea de un tímido 2 a 3% que plantea en la entrevista mencionada. De no ser así el desempleo crecerá exponencialmente, la informalidad superará su actual 75% y la pobreza (que ya aumentó un punto porcentual) seguirá en aumento.

 

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