La corrupción: el lastre patriarcal del Perú
Mishel Mendoza
Walter Ríos (Ex presidente de la Corte Superior de Justicia del Callao) y Julio Gutiérrez Pebe (ex miembro del Consejo Nacional de la Magistratura) son la viva imagen de burócratas que no saben distinguir lo público de lo privado, no saben diferenciar lo que pertenece al tesoro público de su propio capital, usan al Estado para satisfacer sus personalísimos deseos. Venden su ética y de pasadita le quitan legitimidad a la justicia.
Los “hermanones, hermanitos lindos y compadritos” fueron protagonistas en los audios de la corrupción. Es la forma de usar estos adjetivos, lo que devela su carácter patriarcal. Precisamente la dominación patriarcal es una estructura tradicional muy arraigada en el Perú y es la culpable de lo que hoy estamos pasando. Weber, sociólogo alemán, decía que este tipo de dominación se caracteriza sobre todo por su carácter de servir basado en el personalismo y la tradición, lo que siempre fue que siga siendo. La corrupción es y ¿seguirá siendo
Los jueces y magistrados pedían favores que ellos consideraban personales, contrariamente a lo que exige el cargo que les fue dado. La función de cualquier burócrata del Estado es servir de manera IMPERSONAL, es decir ser objetivos y regirse por las leyes de la justicia, considerando en igualdad de derechos a todos y todas las ciudadanas.
César Hinostroza es la cereza del pastel, el nefasto ex presidente de la Segunda Sala Penal Transitoria, absolvió al VIOLADOR de una NIÑA de 11 años. Su falta de escrúpulos morales dejó en libertad a un sujeto que debería estar recluido bajo cadena perpetua. Es que la corrupción no respeta edad y menos le interesa la inocencia perdida de una niña.
Si el movimiento feminista no amplía sus demandas y entra a los espacios de poder desde donde se manejan los asuntos de Estado, donde se decide quién es juez, quién es fiscal, quién es presidente del Poder Judicial, nuestros logros no serán duraderos. Durante estos días queda absolutamente demostrado que de nada nos sirve ganar en el terreno de las normas, nada nos ofrece la nueva modificatoria de la ley contra los delitos de feminicidio y violencia sexual, si siguen existiendo estos jueces como el señor Hinostroza, que no hacen cumplir la ley y que dan la espalda a las víctimas.
Sin embargo no se trata de tomar el poder y valerse de los mismos métodos insanos usados por los corruptos. Se trata de hacer una profunda revolución feminista en los espacios de poder históricamente cooptado por los hombres.
En este sentido, las mujeres trabajadoras del sector limpieza de la municipalidad de Lima nos dan cátedra de “barrer contra la corrupción”. Mujeres organizadas que defienden sus puestos de trabajo frente a intransigentes intentos de despido, salieron a las calles para mostrar su rechazo frente a las autoridades corruptas.
Actos públicos de mujeres trabajadoras organizadas haciendo frente a la corrupción nos dan esperanzas y nos dicen que las cosas pueden cambiar. Solo si nos organizamos y actuamos desde nuestras trincheras de trabajo.
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