Inflación mundial y cadenas de suministro
Gonzalo García Núñez, ingeniero
La toma de carreteras nos ha recordado la importancia de los flujos de transacción terrestre de carga pesada. Hemos constatado cuanto importa la libre circulación en el movimiento de pasajeros. Y comprobado la extrema sensibilidad de las cadenas de suministro para el abastecimiento de las empresas y el despliegue del capital técnico.
No hay duda. Los abastecimientos y aprovisionamientos son, de modo agregado, indispensables para la vinculación intersectorial del conjunto de las ramas de actividad económica y social.
Del mismo o mayor calibre es la importancia del transporte marítimo y aéreo en tiempos de globalización e internacionalización de los intercambios comerciales. Según recientes investigaciones publicadas en el blog del FMI, el “mar transporta más del 80 por ciento de los bienes comercializados en el mundo”.
Así como todos los sistemas de transporte, el de carga usa combustible vehicular, petróleo Diesel, por ejemplo, para mover mercancías por carreteras y vías ferroviarias. Los buques privilegian el acopio de la mercadería en containers, Son contenedores de 40 pies de largo subidos por centenares o millares a los barcos y entregados en puertos donde se les manipula con plumas electromecánicas desde y hacia camiones en patios de maniobra. Si sube o baja el precio del combustible, el alza o rebaja se traslada a costos.
Poco a poco, con la propagación del comercio internacional, la flota naval ha ido creciendo hasta construirse y operar gigantescos barcos. Por ejemplo, los tanques petroleros. También hay una notoria influencia en la articulación multimodal de los circuitos productivos globales a los que están relacionados los productos, insumos y medios productivos de las GAFA. Contemporánea división internacional del trabajo que lidera China. Si algún factor técnico sube en un punto, aumentan costos a lo largo de la línea que gestionan empresas Transnacionales como conglomerados.
Y también hay otros riesgos a los que los medios, no siempre materiales, de transporte están expuestos por la mundialización, caso del corona virus-19, cepas y variantes, de la pandemia global. Impactos biológicos sobre el funcionamiento de esta densa red de fletes y tarifas, formada por las cadenas de suministro. El resultado de esos desafíos son ocurrencias que han elevado el costo de enviar un contenedor en las rutas comerciales transoceánicas. Este costo se multiplicó por siete en los 18 meses posteriores al inicio de la pandemia (marzo de 2020), siendo que el costo de enviar productos básicos a granel se disparó aún más. Nótese que cabe incorporar al mayor costo, la escasez de horas-hombre, ya que la pandemia mando a su casa a una gran parte de la fuerza de trabajo dejando a los puertos sin el número suficiente de operadores. Del mismo modo, los camioneros y las tripulaciones de los barcos no pudieron cruzar normalmente fronteras -en plazos razonables- debido a las restricciones de cuarentenas en salud pública.
Recuérdese que los enormes programas de estímulo financiero (quantitative easing) al más puro estilo keynesiano impulso a las empresas a producir, pero sin la debida sincronización del PCP durante los bloqueos prolongados. Las mercancías y containers se amontonaron en largas colas frente a la entrada de los puertos y puertas de aduana, lo que superó la capacidad de funcionamiento coordinado de las cadenas de suministro. Esperas y demoras, Entonces, además de causar retrasos en los plazos de entrega de productos a los clientes, el costo de container, inventarios y de almacenamientos en proceso, el mayor costo de llevarlos a su destino aumentó significativamente las necesidades del cash flow. Según los estudios realizados por los expertos del FMI, se estima que el efecto inflacionario de esos costos más altos seguirá creciendo hasta finales de este año. Y que la guerra en Ucrania es probable que exacerbe la inflación mundial cuyo canal de transmisión está en el propio retraso y desincronización de los flujos de producción y comercio. (Ver; Cargo crunch). Medido por el índice del baltic Dry, lo peor ya paso, pero el índice de containers revela que todavía hay pan que rebanar.
En suma, la incidencia de los fletes en la inflación con datos de 143 países durante los últimos 30 años, ratifican que los costos de envío son un factor importante de la inflación en el mundo: Cuando las tarifas de flete se duplican, la inflación promedio aumenta en aprox. 0,7 puntos. Además, los efectos son persistentes, alcanzan su punto máximo después de un año y duran hasta 18 meses, calculan los estudios. Por tanto, el alza de los costos de envío 2021 podría aumentar la inflación en alrededor de 1,5 puntos en este 2022.
Los costos de envío más elevados golpean los precios de los bienes importados a dos meses. Y se trasladan rápidamente a los precios del productor, muchos de los cuales dependen de insumos importados para elaborar bienes. Caso de items del Agro, abonos, fertilizantes. El impacto en los precios de los consumidores finales alcanza su punto máximo al cabo de 12 meses y más.
El aumento de los costos transaccionales afecta la inflación en algunos países más que en otros por lo que hay que considerar las características estructurales de cada economía. Los países que importan más de lo que consumen experimentan por lo general mayores aumentos de la inflación. Y también los sufren los que están más integrados a las cadenas de suministro mundiales. Los que habitualmente pagan costos de flete más altos (sin litoral, bajos ingresos y Estados insulares) tienen más inflación cuando estos costos aumentan. Para atenuar la volatilidad que introducen dichas fluctuaciones el FMI dixit recomienda un marco de política monetaria “sólido y creíble” que mitigue los efectos secundarios de los precios de importación y la inflación. Que comprenda expectativas de inflación bien ancladas para contener el efecto del aumento de los costos de envío en los precios al consumidor, en particular las medidas básicas que excluyen el combustible y los alimentos.
El impacto inflacionario de los costos de envío continuará aumentando hasta fines de 2022, concluye el equipo del FMI. Esto creará compensaciones complicadas para muchos bancos centrales que enfrentan una inflación creciente y una actividad económica todavía demandante. Además, es probable que la guerra en Ucrania provoque más rupturas en las cadenas de suministro, lo que podría mantener los costos de envío globales, y sus efectos inflacionarios, altos por más tiempo.