España: Iglesias exige un puesto para él en el Gobierno
Elsa García de Blas/Javier Casqueiro
Pablo Iglesias no quiere dar por rotas las negociaciones con el PSOE ni por fallida la investidura de Pedro Sánchez que se vota la semana próxima. Ahora bien, el líder de Unidas Podemos no está dispuesto a ceder en su pretensión de un Gobierno de coalición ni en que él deba formar parte de ese gabinete. Iglesias se ha ratificado este martes en que el PSOE no puede “vetar” a miembros de su dirección ni a él mismo, porque hacerlo sería “una falta de respeto” a su partido. A cinco días de la celebración de la sesión de investidura, el candidato se centra ya en el discurso y no prevé más negociaciones con Unidas Podemos.
Pablo Iglesias insiste en considerar inaceptable la última oferta del presidente en funciones: incorporar al Gobierno socialista a ministros de Podemos de perfiles profesionales, lo que le excluiría a él mismo y a los demás miembros de la dirección. El líder de Podemos se ha ratificado en que quiere entrar en el gabinete de Sánchez y en que no contempla ceder en ese punto. Y, aunque intentó no ofrecer una imagen derrotista y de ruptura, al final tuvo que admitir la posibilidad de que la investidura fracase porque él descarta moverse de su posición y tampoco parece que Sánchez vaya a hacerlo.
Un día después de que el presidente en funciones diera por rotas las negociaciones con su socio preferente, Iglesias apareció este martes en televisión sin moverse ni un ápice de su postura. En una entrevista en La Sexta, insistió de múltiples formas en que tanto él mismo como miembros de la dirección de su partido tienen derecho a poder entrar en el Gobierno de Sánchez. Y que esa es su última posición negociadora con el PSOE. “No vamos a aceptar, creo que lo van a dejar claro los inscritos, ningún veto".
"A partir de ahí, será Podemos quien decida quién esté [en el Gobierno]. ¿A mí me parece que yo podría desempeñar un papel? Por supuesto que sí. A las órdenes del presidente”, afirmó. Sostiene Iglesias que el PSOE no puede “vetar” a ningún miembro de su partido, pero cuando el entrevistador le señaló que en ese caso podría deducirse que él decidiría los ministros de Sánchez, matizó que los nombres de los titulares de las carteras “se negociarían” con los socialistas.
Iglesias insistió una y otra vez —a reiteradas preguntas— en que no tiene pensado dar un paso atrás y renunciar a formar parte del gabinete de Sánchez para facilitar el acuerdo con el PSOE. Por primera vez, dejó al descubierto de forma más clara que esa pretensión es clave para llegar a un acuerdo. ¿Es una condición inexcusable que se siente en el Consejo de Ministros?, le preguntó el periodista Antonio García Ferreras. En su respuesta dio a entender que sí. “¿Te imaginas decirle a casi cuatro millones de ciudadanos [por los votantes de Podemos, 3,7 millones] que no a quien habéis votado vosotros? Se está faltando al respeto a esa gente. Imagina que dijéramos nosotros que con Pedro, no”. “Sería una falta de respeto”, abundó, “por lo tanto, nos guste más o menos, tenemos que respetar a quien ha elegido el PSOE”.
Iglesias defiende, en todo caso, que su presencia en el Gobierno no es el escollo que impide el acuerdo, porque, según explicó, el presidente en funciones nunca le ha dicho en privado que se oponga a darle una cartera ministerial. “A mí Pedro Sánchez no me ha planteado ningún veto en ninguna mesa”, defendió.
Pero esa conclusión se infiere de la propia oferta del líder del PSOE: cuando el jefe del Ejecutivo le ofrece que puedan ocupar carteras sectoriales afiliados de Podemos con una especialización clara, está excluyendo a Iglesias o a miembros de su dirección de perfil político. “Eso es defender una visión tecnocrática contraria al espíritu de la democracia”, se quejó el líder de Podemos. El Gobierno argumenta, por el contrario, que el problema son sus discrepancias con Iglesias en los grandes asuntos de Estado, como el conflicto catalán, hasta el punto de que Adriana Lastra, portavoz parlamentaria del PSOE, expresó el pasado martes que la coalición con Podemos daría lugar a “un Gobierno en paralelo” o “dos Gobiernos en uno”.
El tono entre los potenciales socios ha subido varios enteros desde el pasado lunes, lo que sugiere que ambos dan por perdida la investidura de la semana que viene, aunque Iglesias se resista a reconocerlo. “Yo no quiero tirar la toalla. No quiero entender que es una investidura fallida. Yo creo que [Sánchez] se equivocó cuando dio por rotas las negociaciones. Alguien que recibe el encargo del Rey no puede dar por rotas las negociaciones con su socio de izquierdas para ir a buscar a la derecha”, se quejó. Pero, al mismo tiempo, no descartó que Podemos termine votando contra la candidatura de Sánchez el martes que viene, porque eso lo van a decidir sus militantes en la consulta que ya está en marcha.
La consulta de Podemos a las bases encalla las negociaciones
Esa consulta a los inscritos de Podemos sobre la posición en la investidura, lanzada el jueves pasado, es la que ha “dinamitado” la negociación, según el PSOE. Podemos ha planteado a sus bases, a través de su página web, una pregunta con dos opciones. La primera dice: “Para hacer presidente a Pedro Sánchez es necesario llegar a un acuerdo integral de Gobierno de coalición (programático y equipos), sin vetos, donde las fuerzas de la coalición tengan una representación razonablemente proporcional a sus votos”. Y la segunda: “Para hacer presidente a Pedro Sánchez (ya sea mediante el voto a favor o la abstención) basta con la propuesta del PSOE: un Gobierno diseñado únicamente por el PSOE, colaboración en niveles administrativos subordinados al Gobierno y acuerdo programático”.
Al presidente esos planteamientos le parecieron “una gran mascarada” y una pregunta trampa dirigida a orientar la decisión de la militancia. Podemos la defendió este martes: Irene Montero, portavoz parlamentaria, sostuvo que la pregunta es “clara, transparente y honesta” e Iglesias afirmó que no la retirará. La votación termina el próximo jueves.
El Gobierno da muestras ya de asumir que la investidura fracasará. La vicepresidenta, Carmen Calvo, reconoció que el presidente está centrado en preparar su discurso de investidura y no prevé nuevas negociaciones. Solo está prevista una ronda telefónica con los líderes de los tres grandes partidos —PP, Ciudadanos y Unidas Podemos— para pedirles que se abstengan. “Todo apunta a que el señor Abascal y el señor Iglesias van a estar en la misma posición”, aventuró Calvo después de afear a Iglesias que solo haya hablado de cargos y respondiera a la última oferta “con una consulta trucada”.
Aunque aún resten cinco días para la primera votación —y salvo sorpresa de última hora— el PSOE y Podemos se han lanzado a la batalla por culpar al otro del fracaso. Iglesias acusó a Sánchez de doblegarse ante las “presiones” del Ibex y otros poderes para que su partido no gobierne en España. E ironizó sobre las exigencias de Sánchez: “Solo le falta pedirme que me corte la coleta”. Lastra le respondió que se deje de “teorías de la conspiración”. Un anticipo de lo que todo indica que será el debate parlamentario los próximos 22, 23 y 25 de julio.
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