El gobierno según PPK
Nicolás Lynch
El gobierno de Kuczynski encuentra su primer obstáculo importante en esta crisis abierta por la eventual censura al ministro Jaime Saavedra. Se trata, sin embargo, de una crisis que se basa en una oposición falsa. Los medios de comunicación y el gobierno mismo quieren oponer la democracia, que estaría del lado del Ejecutivo y su ministro cuestionado, al autoritarismo encarnado en el fujimorismo.
La realidad es que se trata de dos derechas que comparten el mismo programa, económico y social, del neoliberalismo. Por ello, la realidad se acerca más a una disputa por el liderazgo de la opción neoliberal en el Perú que a otra cosa. Al fujimorismo ya le conocemos sus modos, en dictadura primero y en democracia después, siempre con el afán de someter al adversario utilizando todas las mañas y los recursos menos santos a su alcance. PPK, en cambio (y disculpen que personalice pero no parece haber nadie más a bordo), luego de su trayectoria equívoca entre lo público y lo privado, quiere aparecer hoy más cercano a las instituciones y a los derechos.
La pregunta de fondo a hacerse: ¿es posible un gobierno democrático del neoliberalismo? Fujimori y Montesinos demostraron en los noventas que para el inicio, al menos, era imposible, por ello el golpe de Estado y la dictadura. Sin embargo, ese manto de autoritarismo ha cubierto la democracia posterior. Lo que tenemos no es ni siquiera una democracia liberal, sino un orden restringido que impide el acceso a nuevas opciones políticas y reprime a los movimientos sociales. Cada vez que se han abierto algunas rendijas estas han sido violentamente cerradas. Allí están los muertos para recordarlo.
Si PPK y el círculo que lo rodea tuviera intenciones serias de algo distinto podrían presentar al país una propuesta democrática que pretendiera articular una correlación distinta hacia el centro y la izquierda de su espacio político. Pero ¿alguien se los imagina haciendo eso? No lo creo. A lo sumo esbozan una “razón tecnocrática”: que ellos son buenos e ilustrados y por lo tanto hay que apoyarlos. Pero eso no es suficiente para hacer política y menos para gobernar. Por ello me parece que esta crisis no se va a solucionar en algún campo de batalla, para el cual faltan combatientes, sino en una mesa de negociaciones, para la cual sobran candidatos.
La negativa de PPK a hacer la cuestión de confianza a la que lo empujaban sus tecnócratas y algunos incautos, suponía cuestionar la democracia precaria en la que le ha ido tan bien a los negocios, cosa difícil de pensar en un tipo como Kuczynski, pero también en alguien como Keiko que ha aprendido a financiar muy bien sus campañas. Con el “mensaje al país” PPK regresa a la propuesta de la “paz neoliberal”, es decir a su cauce natural, en la que todos sus apoyos respirarán por el momento tranquilos. Eso sí, si no obtiene varios y buenos refuerzos políticos en el corto plazo le van a ganar la partida de fondo, porque el fujimorismo es hoy la política del modelo y lo está demostrando a pesar de sus insolencias.
Frente a esta situación en la que el fujimorismo avanza sin adversarios de importancia es urgente construir una oposición al modelo neoliberal que hable claro y sepa acumular. El Frente Amplio y otras fuerzas de izquierda deben recoger el guante, a pesar del bloqueo mediático al que son sometidos. Si no lo hacen el tiempo de la democracia se hará más corto y en ese curso habrán más y peores crisis que tendrán como primer blanco a las posiciones progresistas.
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