¿Cuál debe ser el perfil del contralor?

El contralor debe ser un político, porque un técnico no podría desarrollar al 100% un trabajo como este que, en buena cuenta, se encarga de controlar los asuntos del espacio político por excelencia, que es el Estado. Un político, decimos, en el mejor sentido de la palabra, porque política no es solo la competencia por el poder, sino también la vocación de servicio público con miras al bienestar ciudadano. Qué mejor entonces que un político para vigilar que no se cometan excesos e incluso delitos en el ejercicio de la función pública. Si a ello le añadimos conocimientos de administración estatal, tenemos al contralor que queremos.
Asimismo, la trayectoria del futuro contralor es fundamental. No puede tratarse de una persona con poca experiencia, sino de un personaje cuya trayectoria le permita gozar de la seguridad suficiente para no ser susceptible a manipulaciones por parte de nadie. Pero, además, ¿debe ser el contralor de oposición o de consenso? Porque si fuera un allegado al gobierno, ¿cómo podría fiscalizarlo sin despertar suspicacias?
La postura inicial del Presidente Alan García fue contar con un contralor de oposición, eso dice explícitamente el punto 416 del plan de gobierno aprista “Proponer que el Contralor General de la República sea nombrado por el Congreso Nacional a propuesta de una terna presentada por los grupos políticos de oposición en el Congreso”¹; pero, recientemente, ha evidenciado preferir a un contralor cercano él. Lo cierto es que un contralor de oposición y sin consenso no sería por ahora viable, por ello, nuestro contralor debe ser una persona de consenso entre las principales fuerzas políticas de nuestro país. Desafortunadamente, este consenso no ha acompañado a las dos últimas y hasta ahora fallidas propuestas del mandatario.
¿Qué implica consenso? Que el Presidente García sea capaz de unir a los líderes de diversas tiendas políticas para dialogar respecto a una serie de candidatos propuestos por todos a fin de tomar la decisión más acertada en común acuerdo. Ello resulta fundamental, pues además le otorga legitimidad al nuevo contralor. ¿Será capaz, el Presidente, de liderar el diálogo? Asimismo, este consenso no debe limitarse a la elección del Contralor General de la República, sino también la necesaria reforma de la Contraloría, como mencionamos en el infodiario N.19 de Otra Mirada².
Por estas razones es fundamental que el debate no se centre solo en los años de experiencia del contralor propuesto por el mandatario peruano, a quien le recordamos leer mejor los requisitos la próxima vez, sino también en la necesidad de contar con un contralor que tenga la legitimidad y el respeto de todos.

¹ http://www.apra.org.pe/neo/plan.pdf ²http://blog.otramirada.pe

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