Color esperanza… ¿podrá la revolución verde llegar al Perú?
Aída García Naranjo Morales
La primera semana de julio empezaron en Buenos Aires las reuniones de las comisiones de Salud, Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales del Senado, que revisarán en forma conjunta el proyecto de ley sobre interrupción voluntaria del embarazo aprobado el 14 de junio en la Cámara de Diputados. Lo discutirán hasta el próximo 1° de agosto y luego cada comisión votará dictámenes que enviarán al pleno de la Cámara de Senadores, la que debatirá también y votará el proyecto el 8 de agosto.
Muchas/os peruanas y peruanos saludamos con gran expectativa –otras/os lo hicieron con desconfianza y hasta con temor- la fiesta que vivieron las argentinas en las calles cuando la Cámara de Diputados aprobó el proyecto que permitirá legalizar el aborto. ¡Impresionante ver esa revolución de pañuelos verdes, ver a tantas jóvenes, adultas, feministas y también argentinas de a pie, luchando y celebrando juntas hijas, madres y abuelas!
Hay que señalar algo importante: no se trata de promover el aborto. De lo que se está hablando es del derecho a decidir de las mujeres. Los abortos ya se realizan, en el Perú ocurren por lo menos, según última estimación hecha en 2007, unos 370 mil abortos clandestinos por año. En Argentina el aborto es la causa de muerte materna número uno y se calcula que se realizan 450 mil abortos clandestinos anuales. Este es el punto: que no ocurran más muertes de mujeres por la realización de abortos clandestinos.
La victoria histórica del movimiento feminista y popular argentino es un avance importantísimo en el camino por la libertad de las mujeres para decidir sobre sus cuerpos, pero no se logró de la noche a la mañana.
La Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo ha sido rechazada en Argentina seis veces en once años.
Hay una diferencia importante con el Perú a nivel de la penalización del aborto. En Argentina el aborto está penado pero se permite en dos casos, cuando el embarazo es producto de una violación o cuando está en peligro la salud de la madre (terapéutico). Así está previsto en su Código Penal de 1921. Por lo tanto, lo que el proyecto actual busca es ampliar ese derecho. En el Perú, el único aborto permitido desde el Código Penal de 1924 es el aborto terapéutico.
Cuentan también en tierras gauchas con un precedente jurídico en el tema: la sentencia de su Corte Suprema en el caso A.G. Se emitió en 2012, y mediante esta confirmaron la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Chubut que en marzo de 2010 autorizó a la joven A.G, de 15 años de edad, quien había quedado embarazada tras haber sido violada por su padrastro; a realizarse el aborto.
El 90% de mujeres de edad reproductiva en América Latina y el Caribe vive en países con leyes de aborto restrictivas. En seis países las mujeres viven con leyes de aborto restrictivas, la interrupción voluntaria del embarazo está totalmente prohibida: El Salvador, Honduras, Haití, Nicaragua, República Dominicana y Surinam. En otros ocho estados se permite casi exclusivamente para salvar la vida de la madre y en tres países la ley permite excepciones en casos de violación y anormalidades fetales graves: Brasil, Panamá y Chile.
Qué pasa en Perú
¿Y qué pasa en nuestro país respecto a este tema? En octubre del 2016 se presentó en el Congreso de la Republica el proyecto de ley 387. Este propone despenalizar el aborto en cuatro causales: embarazo por violación sexual, inseminación artificial no consentida, transferencia de óvulos no consentida y malformaciones fetales incompatibles con la vida extrauterina.
El texto es una actualización del proyecto que llegó al Congreso como iniciativa ciudadana legislativa luego que las organizaciones feministas lo elaboraran y recolectara 100 mil firmas apoyándolo –se validaron más de 64 mil- en la recordada campaña “Déjala decidir”; y fue cumplimiento de una promesa electoral de las congresistas Marissa Glave e Indira Huilca, de Nuevo Perú. Las parlamentarias presentaron el proyecto respaldadas por los grupos feministas Manuela Ramos, Flora Tristán, DEMUS, Promsex y católicas por el Derecho a Decidir. En el momento de presentar el proyecto se sumaran los congresistas Mauricio Mulder (Apra), Alberto de Belaunde (entonces de PPK), Gino Costa (también en ese momento de PPK) y otros del mismo Frente Amplio (hoy Nuevo Perú).
El proyecto prevé también políticas públicas a favor de la salud sexual y reproductiva de las/los adolescentes y Educación Sexual Integral en las instituciones educativas desde un enfoque de Igualdad de Género, Derechos Humanos e Interculturalidad en los contenidos curriculares para los alumnos.
Este proyecto de ley generó de inmediato la oposición de los sectores más conservadores, prominentes miembros del clero y de la mayoría fujimorista del Congreso. Se encuentra en las comisiones de Constitución y de Justicia y Derechos Humanos, sin que se haya dado ningún paso hacia su debate, pese a pedidos explícitos y formales de algunos congresistas.
El acercamiento e identificación de la mayoría fujimorista con los congresistas evangélicos fundamentalistas –que hoy incluso conforman un grupo llamado “bancada evangélica”- hace previsible el ninguneo y postergación a este proyecto de ley.
Pero sin luchas no hay victorias. Las argentinas han peleado, y siguen en su batalla, durante más de 15 años para llegar al momento en que se encuentran ahora, a un paso de la legalización.
En mayo se puso fin en Irlanda, el país más católico de Europa, a una de las leyes sobre aborto más restrictivas, tras un histórico referéndum. Las jóvenes irlandesas regresaron a Irlanda, algunas viajando miles de kilómetros desde Australia, América Latina y Asia, para emitir su voto. El “Sí” se impuso por más de 50 por ciento.
La votación en la Cámara de Diputados argentina fue, por el contrario, de resultados ajustados: 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención, tras una maratónica sesión de 23 horas.
Ahora, con el trámite en el Senado, y la respectiva campaña verde de las argentinas, se inicia el último tramo en el camino hacia la libertad de decidir de las mujeres en ese país. ¡Será ley!
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