Argentina, la ciudad de la furia (literalmente)*

Por: 

Francisco Pérez García

Una estadía de cuatro días en la ciudad de Buenos Aires por razones de trabajo, sirvió de pretexto para tratar de comprender la agitada situación económica y social que se vive en la Argentina gobernada por Mauricio Macri y que a tres días de decidir quién será su nuevo presidente se debate entre la crisis económica y el ruido político de una nación que se resiste a dejar de ser grande.

La dicotomía está planteada desde hace tiempo: Mauricio Macri insiste en la reelección, en la vereda de enfrente la dupla de Alberto y Cristina Fernández (o Kirchner para quienes ven en el apellido del finado expresidente la simpatía necesaria para obtener votos). Frente a esta situación, los números de las encuestas parecen ser más claros a pocos días de una nueva elección en la región que ya anda convulsionada por el norte (Ecuador), por el sur (Chile) y por el este (Bolivia).

Los números le son propicios a la dupla del Frente de Todos según recoge la agencia china de noticias XinHua, la consultora Ricardo Rouvier y Asociados prevé que el candidato opositor alcanzará el 52,3% de los votos frente al 34,3% de Macri. La consultora Federico González prevé un 54% de Fernández frente a un lejano 31,5% del actual mandatario. Para alcanzar la presidencia se requiere el 45% de los votos válidos. En crudo, la suerte estaría echada para el retorno del kirchnerismo a la Casa Rosada.

Los argentinos y Macri

“Nunca nadie ha mandado al demonio el país como lo ha hecho Macri en estos años”. La declaración sincera de un taxista que nos traslada del centro de Buenos Aires a la sede del sindicato de Trabajadores Estatales, y que en vez de decir “al demonio” suelta una clásica lisura bonaerense, es solo una muestra del descontento de un alto porcentaje de gente que de pronto vio su salario devaluarse en casi 40%.

“Yo tengo que “laburar” todo el día. Antes, un viernes como hoy a esta hora tenía que pelear con otros remiseros (taxistas) para que la gente suba. Hoy, ando “boludeando” por la calle”, continúa con la clásica sinceridad el conductor de un auto no muy moderno pero que ve como el taxímetro no se mueve con la misma agilidad de antes.

Y no es para menos, el salario mínimo se apuntó en 15,629 pesos argentinos unos 260 dólares. Y si bien los optimistas aseguran que el salario aumentó (en septiembre de 2018 alcanzaba los 10,500 pesos), el incremento del dólar tumba el sueldo y no permite cubrir la canasta básica familiar, con un dólar que a estas alturas bordea los 61 pesos.

La pobreza, solo en el último año aumentó el 8,1 por ciento, la tasa de desempleo en el último trimestre alcanzó el 10,6% y en todos los medios de comunicación se revelaba que de esa cifra el mayor porcentaje correspondía a los jóvenes y las mujeres.

Súmele a eso que la inflación de agosto fue de 54,5% la tasa más alta desde el año 1991.  Un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), revela que en el período septiembre 2018 – septiembre 2019 se perdieron 148 mil empleos en el sector privado.
Estos resultados, solo muestran que las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) no funcionan y según diversos especialistas, si el FMI no inyectaba el dinero que le dio a la economía macrista, la caída hubiese sido antes y mucho peor de lo que hoy hay.

Las huelgas y los “sin techo”

Cuando uno llega a una ciudad, lo normal es ver en el aeropuerto los avisos turísticos del país al que aterriza. En Ezeiza nos recibían carteles de paro de los trabajadores del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). Tomas el taxi, te trasladas por grandes autopistas… pero debes pagar el peaje. Un pago que al igual que en Lima está bajo sospecha: exempleados del Grupo Macri (la empresa familiar del presidente) están implicados en irregularidades en la concesión para las autopistas y los peajes.

“Le tenés que pagar a Macri y a su familia” nos comenta indignado el taxista de turno, a la vez de recordarnos que “es un niño que nació en cuna de oro. Ni siquiera sabe cuánto gana un jubilado. Todo lo ha hecho negocio”.

Conforme entras al centro de Buenos Aires te encuentras con los edificios de corte europeo, la ancha avenida 9 de Julio te hace sentir que transitas en Lima entre callejones. Pero al caminar por “la modernidad” te encuentras gente durmiendo en las calles, las noches pasan con gente metida dentro de colchones, sin lugar donde vivir. El Paseo Lavalle (que es como nuestro Jirón de la Unión) cobra otro sentido cuando los migrantes extranjeros sacan su mercadería para ofrecerte de todo. El cambio de moneda en el mercado informal se hace como si se estuviera traficando droga; jaladores que te llaman a la voz de “cambio, cambio moneda, euro, dólar, reales” y si aceptas te llevan a lugares un poco más lejanos, mientras que en los despachos formales las colas son amplias y se demoran la vida.

En este panorama, Macri aprovecha el sistema gubernamental para seguir candidateando: inaugura obras, visita distritos, ofrece, ofrece y ofrece. Mientras, el kirchnerismo apuesta por la nostalgia de que todo tiempo pasado fue mejor y apuesta por recuperar a la Argentina, sacudiéndose también de las acusaciones de corrupción y pensando en este país que es “de todos”.

(*) Título de la canción “La Ciudad de la Furia” del grupo argentino de rock Soda Stereo.

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