Castillo: la hora de las decisiones difíciles
Editorial
A dos semanas del 28 de julio el país entero espera que el candidato ganador se defina. Pedro Castillo debe decidir ya hacia dónde va en su primer año de gobierno y qué equipo lo acompaña para poder hacer realidad sus propuestas y promesas electorales. Se acabo por tanto el tiempo de tanteos y consultas que han retrasado decisiones que han debido tomarse hace buen rato. Lo que se puede deducir de sus declaraciones y acciones es hasta ahora poco.
Creemos que estamos frente a tres escenarios, dos preocupantes, y uno esperanzador; ninguno fácil.
El primer escenario preocupante es que Castillo opte por definir vagamente algunos objetivos y escoja a gente de su entorno o recomendada para que los lleve a cabo, sin llegar a tener un comando unificado y diestro, ni un o una premier capaz de articularlos. En este escenario lo que se espera es un inicio desordenado, lleno de dificultades, que será aprovechado por la derecha política fujivargasllosista, en pie de guerra desde que se conocieron los resultados de la primera vuelta.
El segundo escenario preocupante es que Castillo se deje cooptar por la derecha económica y termine poniendo en el gabinete a personajes que antes han defendido el modelo neoliberal de libre mercado y, por tanto, haciendo un lado las reformas constitucionales. Ello se basa en la probablemente falsa esperanza de evitar un sabotaje económico y creyendo que la estabilidad prometida le permitirá gobernar con más tranquilidad. Esa postura conciliadora no hará cambiar de posición a la oposición recalcitrante y alarmista que enfrenta. Asimismo, corre el riesgo de tensionar, sino romper, sus alianzas con la izquierda y decepcionar a sus seguidores. En otras palabras, quedarse aislado y sin poder volver atrás.
El tercer escenario, el más esperanzador, es que decida definir un plan de gobierno acorde con sus principios y propuestas de campaña al pueblo y sus alianzas (Perú Libre, Juntos por el Perú) estableciendo una secuencia clara donde se defina realistamente qué se hace en el primer año y como agendar el cambio constitucional. En este caso, debe escoger un gabinete con figuras de izquierda y progresistas, con ayuda de un premier que responda a su proyecto y tenga sintonía con su liderazgo. La ventaja de esta opción es que responderá de modo claro a las esperanzas de sus electores. Sin embargo, Castillo tendrá que enfrentar un posible sabotaje económico de la gran empresa privada que gobierna nuestra economía y, ciertamente, una más intensa y agresiva oposición conspirativa por parte de la derecha política. Si se presenta ese escenario, debe apoyarse en el pueblo que lo eligió y de otros varios millones de peruanos que piden cambios para lograr un país con salud educación bienestar y justicia social.
La política es siempre un campo donde las decisiones, más que los discursos, marcan a los gobernantes. Ningún escenario es fácil; ya no se puede esperar más. El curso que tome Castillo en estos tres posibles escenarios determinará la suerte de su gobierno. Es hora de grandes decisiones.
Pedro Castillo, el campesino, rondero y profesor tiene la palabra en el inicio del Bicentenario.