¿BRICS, abre trocha al multilateralismo?
Nilo Meza M.
Para los escépticos, la última cumbre de los BRICS ha producido más “ruido que nueces”, mientras que los optimistas aseguran que en Johannesburgo se remecieron las placas tectónicas del tablero geopolítico mundial.
El principal acuerdo de la XV Cumbre de los BRICS, de ampliar su membresía, ha tomado por sorpresa a expertos y analistas de la geopolítica mundial. En el Perú, como en el resto de la región, ha provocado opiniones contrapuestas al interior de la corriente de pensamiento pro BRICS y pro multilateralismo. Las reacciones varían desde saludos optimistas que no disimulan su deseo de ver cuanto antes el fin del unilateralismo liderado por EEUU hasta expresiones escépticas sobre la viabilidad del bloque reforzado que, mucho más que antes, luce una ostensible heterogeneidad en sus niveles de desarrollo y alineamientos contrapuestos en el orden geopolítico.
Mientras en el campo del conservadurismo del actual orden establecido, están optando por un sibilino silencio hasta cuando los BRICS se convierta en amenaza real e inminente a la hegemonía militar de EEUU y su “derecho” a seguir administrando el dólar como única divisa de reserva internacional y, por tanto, como su más poderosa arma de dominio y sometimiento de países que requieren financiamiento en calidad de “apoyo”. No ignoran, sin embargo, que el NBDBRICS le quita exclusividad al FMI y al BID como operadores dominantes del financiamiento del desarrollo con condiciones draconianas como las que tuvo que aceptar Argentina recientemente. Lo mismo podemos decir del golpe que acusa, en la lógica sísmica, el poder que ostentaba el G7, incluyendo a su soporte militar (OTAN), bajo la batuta de EEUU.
Volviendo a las opiniones contrapuestas que ha generado la incorporación de nuevos miembros, la pregunta que cae de madura es ¿por qué tal decisión? Hasta ahora solo tenemos puntos de vista que no encuentran razones a la incorporación de nuevos socios, unos más controversiales que otros, cuando “todo iba bien”. Otras opiniones apuestan sin condiciones por lo ocurrido en la XI Cumbre señalando que es paso estratégico, firme, hacia el multilateralismo y, a la vez, al debilitamiento de la hegemonía norteamericana. Si bien este punto de vista tiene anclaje en el tablero geopolítico mundial, un sesgo de desmesura podría descalificarlos.
¿Quién tiene la razón? El tiempo nos lo irá diciendo. Mientras. sin pretensiones exhaustivas, veamos uno a uno quiénes son los nuevos miembros y qué podría aportar al bloque BRICS+:
El más cercano a nosotros es Argentina. Si nos atenemos a sus procesos económicos y políticos internos, donde la inflación y la deuda externa parecen haberse afincado, se podría poner en duda sus calificaciones como aportante al fortalecimiento del bloque reforzado. Es más, si termina ganando la presidencia el ultraderechista Javier Milei, en octubre 2023, se abrirá la compuerta de un desmarque consistente con su discurso de no hipotecar la suerte de Argentina “con los comunistas del BRICS” sino con los “demócratas y liberales de occidente”.
Egipto y Arabia Saudita son amigos y aliados de EEUU. Como dicen los escépticos, estos países podrían ser considerados una suerte de “caballos de troya” con encargos muy puntuales de su aliado actual, del cual dependen sobre todo financieramente. Erosionar la cohesión del bloque, sería su objetivo en concordancia con su lealtad a la administración norteamericana. De otro lado, todos saben de los recursos petroleros y gasíferos, así como de tierras extrañas, con los que podrían contribuir estos países al poder geoeconómico de los BRICS+.
Emiratos Árabes Unidos, integrado por 7 emiratos, es una monarquía absolutista, aunque formalmente prefieren llamarse Monarquía Federal, ajenos a las prácticas democráticas tal como la conocemos. Literalmente nadan en petróleo y, con el poder que les da el petrodólar, se permiten exigir ayuda especializada de EEUU para convertirse en potencia nuclear. Su aporte al BRICS tiene que ver con esa riqueza.
Mientras que Irán, república Islámica con ambiciones de poder nuclear, comparte procesos hiperinflacionarios con Argentina y otros. Sus conflictos con los DDHH, tantos como los que exhibe Arabia Saudita,son bastante conocidos a nivel internacional. Esa similitud no impide que Irán esté en permanente conflicto con Arabia Saudita, pese a que China los haya sentado en una mesa para terminar ese conflicto inconveniente a los propósitos del sur global.
Egipto, para decirlo en una frase: es una colonia moderna de EEUU de quien recibe el segundo mayor aporte de la ayuda económica norteamericana en esa región. En cambio, no recibe ningún tipo de ayuda económica de China ni de Rusia. Es decir, su condición de país independiente se pone en duda, a la par que su lealtad geopolítica al bloque BRICS, en consecuencia, estará supeditada a la que le debe a EEUU. Por lo menos, hasta ahora.
Etiopía es el Estado independiente más antiguo de África, así como una de las civilizaciones más antiguas del planeta. No fue colonizado nunca, aunque fue anexado al imperio alemán por un corto período (1936 y 1941). Si bien estuvo alineado a la ex URSS, hoy responde más a EEUU luego del 11 de setiembre. Es un país pobre con un ingreso per cápita de 1000 dólares. Tiene más problemas y necesidades que posibilidades para aportar al fortalecimiento del BRICS. Si solo consideráramos el problema humanitario que incluye 600 mil muertos en guerras internas y otros 12 millones en condición de refugiados, es inevitable preguntar ¿por qué lo incluyeron? Talvez tiene que ver su condición de puerto de entrada al oriente africano.
CONCLUSIONES
Lo que no está en duda es que, luego de 14 años de vida institucional, el bloque tendrá un rol más activo en la geopolítica mundial sacudida por cambios climáticos y pandemias sin precedentes. La ciencia y tecnología evoluciona revolucionariamente, las comunicaciones hacen prescindibles desplazamientos y presencialidades, las guerras convencionales ceden paso a formas aun inasibles para el ser humano común y corriente. Bajo esas circunstancias, la geopolítica se convierte en el arte preferido de las potencias guerreristas del siglo XX y XXI, cuyos líderes siguen con devoción los consejos de Sun Tzu.
Para los escépticos, hubiera sido mejor fortalecer por otros medios su membresía e institucionalidad, pues el objetivo de jaquear a EEUU lo estaban logrando sin necesidad de incorporar nuevos miembros, algunos con dudas sobre su capacidad de aporte al fortalecimiento del bloque, así como sobre sus lealtades geopolíticas.
Para los optimistas, los BRICS se fortalecieron y acumularon más poder pues “se ha logrado” incorporar amigos leales a occidente, con lo cual se estaría infringiendo un golpe sensible a las lealtades geopolíticas previamente existentes.
En ese marco de opiniones contradictorias, todos reconocen que hay un denominador común en el nuevo bloque: su animadversión política, ideológica y económica con EEUU. Los 11 miembros de los BRICS+ tienen razones para estar contra la administración norteamericana.
Aun cuando esto fuera certero, queda por dilucidar las verdaderas razones que están detrás de la decisión unánime de tener como miembros países tan disimiles.
Finalmente, los miembros fundadores de los BRICS, tampoco pueden reclamar para si homogeneidad y armonía. No solo están sujetos a cambio brutales inesperados como el que ocasionó la presencia de Bolsonaro en Brasil. Los desenlaces ignorados que podrían tener las complejas relaciones bilaterales entre China e India, la misma exigencia de Brasil de tener un lugar en Consejo de Seguridad de las NNUU como miembro permanente y con capacidad de veto. Quedan aún las encrucijadas geopolíticas ocasionadas por las censuras de EEUU contra Rusia que, entre otros, terminó convirtiendo a India en uno de los principales compradores del petróleo ruso, para disgusto norteamericano y un inesperado fortalecimiento de las relaciones entre Rusia e India.