Mi intención con el artículo “El Síndrome del Barrantismo” que publiqué hace una semana y que causó cierta polémica, fue mover un tema que percibo estancado por posiciones sectarias y antipolíticas.

Al margen de los pleitos que me gané o las adhesiones que recibí, he querido contribuir al debate sobre la urgencia de un acuerdo electoral, en primer lugar, entre el Frente Amplio (FA) y Unión Democrática (UD), para de inmediato entrar en algo mucho más grande con el centro.

Se requiere enfrentar las elecciones de abril lo mejor posible y al mismo tiempo tratar de proyectar un movimiento de resistencia que encare el periodo que se nos vendría tal cual está la correlación de fuerzas. Todo apunta a una derrota seria ante el fujimorismo. Eso es grave y debe marcar la responsabilidad política del campo de la izquierda en el aquí y ahora.

Pienso en el país y hago política desde donde puedo. Por eso critico la postura que tiene un sector del FA de hacer un acuerdo político entre pocos –y químicamente puros– a fin de construir un movimiento de izquierda ideal a mediano/largo plazo.

Yo creo más en la tarea del ahora, en que nadie sobra en la pelea contra el fujimorismo y lo peor del país en abril próximo, porque corremos el riesgo de consolidarnos como el bastión neoliberal de la región y, peor aún, en medio de una agudización del giro autoritario interno. Hay bastante en juego.

¿Cómo vamos a enfrentar los escenarios que se abren para el próximo periodo?

Desde mi punto de vista, lo mejor sería una especie de frente del vuelo de un “Gana Perú sin Ollanta”. Y aunque ya puede ser muy tarde para eso, creo que insistir en ese debate es fundamental para avanzar lo más que se pueda en ese sentido. Por eso escribí lo que escribí en “El Síndrome del Barrantismo”, y aludí a quien aludí (pese a que ya pedí disculpas por las formas), sobre todo cuando queda muy poco tiempo para las definiciones.

Es cierto que el debate en redes se fue acalorando y las respuestas de ambas posiciones se presentaron duras y desgastantes. Con toda razón comentó Carlos Rivera Rua: “Toda la derecha está en plena política de alianzas, de ampliar círculos y jalar a todos los cuadros posibles, incluyendo cuadros de izquierda. Acumulan para irse al centro con un discurso electorero y demagógico. ¿Y nosotros? peleándonos como siempre sin entender el actual contexto político. Ojalá se logre la unidad”.

Hace tiempo vengo insistiendo con otros compañeros sobre la importancia de ir juntos en el 2016. Y francamente ya se ha hablado mucho, muy picante y muy interesante, pero ya es tiempo de que se arregle este asunto de una buena vez. Allí tiene un rol tanto la dirigencia de UD y FA, como sus militancias. Un frente grande contra el fujimorismo donde la amplitud llega hasta todo lo que no gobernó el Perú los últimos 25 años; o un frente chiquito, donde todos nos acusamos de impurezas y viejas prácticas. Y lo peor, para ser derrotados duramente.

Publicado en Diario Uno, 22 de noviembre 2015