Migración: goles, autogoles y partidos aparte 

El Mundial de Fútbol concentró miradas en Rusia: un total de 2.6 millones de boletos vendidos para ver los partidos, 75% de ellos a hombres y 25% a mujeres, nos da una idea de la cantidad de ciudadanos llegados hasta este país para la fiesta deportiva. Pero el juego nos suspendió solo parcialmente de nuestra realidad cotidiana y global. Hay otras cifras relacionadas a la palabra “viaje” que nos han explotado en la cara, también en estos días, como los 2 mil 300 niños separados de sus padres en la frontera de Estados Unidos y México entre el 5 de mayo y el 9 de junio. Y no son solo ellos: se estima que habría  más de 11 mil niños  en esta situación, en 17 estados del país norteamericano.

Esto nos recuerda que hay muchos partidos y razones que se juegan en el mundo, pese a las palabras de Vladimir Putin al inaugurar el Mundial el 14 de junio en el estadio Luzhniki de Moscú. Ante 82 mil aficionados dijo que el mundo “será por algunas semanas un solo equipo”. Putin jugaba su propio partido. 

La hinchada peruana 
Miles de compatriotas acompañaron al Perú en la Copa del Mundo. Dejamos alma, corazón, cuerdas vocales y también lágrimas en Rusia. Entre 35 mil y 70 mil peruanos y peruanas, hinchas incondicionales, llenaron los estadios en los que jugó Perú. Más de la mitad llegaron desde  diferentes  partes del mundo. Ningún medio de comunicación tuvo interés en hacer algún reportaje sobre nuestros compatriotas  “migrantes”, los y las valientes que se fueron a buscar nuevos y mejores horizontes a distintas partes del mundo y que se reencontraron en Rusia con los afectos y símbolos de la Patria hermosa. La diáspora  peruana (estimada en 3’200,000) puso la gran diferencia, convirtiendo nuestra hinchada en un fenómeno jamás visto en los mundiales. “¡Cómo no te voy a querer, si eres mi  Perú  querido, el país bendito  que nos  vio nacer!”

Esto  ocurría en un contexto antimigrantes. El gobierno italiano (segundo destino principal de los peruanos en Europa) quiere deportar a 500 mil personas indocumentadas, olvidando que “los sin papeles” no son personas “sin derechos”.

Cuando se habló de un “gol en trio”, al lograr EEUU, México y Canadá ser designados como sede mundialista en el 2026, no se mencionó que esta zona de nuestra América es el principal punto de desencuentro entre estos países. Ni Canadá ni México avalan los planes de Trump de construir  un muro en la frontera que separa a los Estados Unidos de tierra mexicana.

Los niños enjaulados
Rechazo e indignación mundial generaron otras imágenes. En paralelo al mundial de fútbol vimos a niños en jaulas y oímos grabaciones con sus voces y llantos. En una cinta de audio  que se viralizó los escuchamos llorando por sus padres, madres y familias, desatando la ira mundial. La respuesta fue un decreto firmado por Trump, ordenando que las familias migrantes “sean detenidas juntas”. 

Aunque aparentemente ha sido un retroceso, la política de “tolerancia cero” contra los migrantes se mantiene y funcionarios del gobierno estadounidense descartaron que la orden ejecutiva permita un pronto reencuentro de las familias ya separadas. El verdadero futuro de estas familias dependería de los procesos legales abiertos a los adultos. 

La lógica de criminalización de la migración y casi militarización de la frontera EEUU-México nos obliga a redoblar fuerzas para nuestro partido y nuestra lucha  en defensa de los migrantes, que también es global. En noviembre de este año realizaremos justamente en México el VIII Foro Social de las Migraciones (FSMM), para derrumbar muros y tender puentes.

En la cancha de los migrantes también hay que perfilar la decisión de los líderes de la Unión Europea de buscar reducir la migración, comprometiéndose a redoblar los esfuerzos para sancionar a quienes lleguen hasta Europa en calidad de migrantes y restringiendo  los movimientos de quienes han solicitado asilo. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en el 2017 sumaban 1.23 millones los  pedidos  de asilo en Europa. Hungría encarcelaría hasta un año a quienes ayuden a los migrantes. El Mediterráneo  se ha convertido en un gran cementerio de migrantes.

Un buque llamado Aquarius
Durante el mundial  asistimos  al bochornoso  espectáculo protagonizado por el actual ministro del interior italiano, Matteo Salvini, quien además es vicepresidente de gobierno, principal impulsor de que se negara el desembarco en Italia de los 629 inmigrantes del buque “Aquarius”.  Y cuando el barco llegó a la ciudad española de Valencia, al salir España en rescate de estas 629 vidas, lo celebró diciendo que por fin Italia había dejado de ser el “felpudo de Europa”. Luego, ya desde Milán, dijo que esperaba que España acogiera a 66,629 emigrantes más. 

El Aquarius es un buque insignia de la ONG SOS Méditerranée que realiza labores de rescate humanitario en el Mediterráneo.

La mano dura de Salvini contra la inmigración y contra los gitanos podría seguir concretándose. Su objetivo parece ser, provocar una reforma profunda del sistema migratorio en Europa. Y, por si fuera poco, la prioridad absoluta de Italia sería la modificación del reglamento de Dublín, que establece que los migrantes deban permanecer en el primer país en el que han pisado suelo europeo.

Existen en el mundo 65 millones de personas que han dejado de manera forzada  su hogar. No podemos acostumbramos y permanecer impasibles al ver y escuchar fotografías y videos que registran las tragedias por las que atraviesan estas personas. Tenemos que convertir el dolor o ira que nos provoca ver estas imágenes en alguna acción a favor de estas personas. 

Según cifras  del Alto Comisionado  para los Refugiados  (ACNUR), cada 3 segundos  una persona deja su hogar por causas de un conflicto.

(*) Presidenta de Espacios Sin Fronteras ESF.   Ex Ministra de la Mujer  y Desarrollo Social