Si no puedes con tu competencia, ¿cómprala?

La concentración de mercados sigue en debate. Desde que el Grupo El Comercio obtuvo, gracias a la compra de EPENSA, el 77.34% de la publicidad y el 78% de las ventas de diarios en nuestro país, se abrió la caja de pandora respecto a cómo afecta la concentración a la democracia.

Una economía de crecimiento rápido y sin ninguna protección a la libre competencia como la nuestra ha conllevado a la formación de monopolios y oligopolios. El caso del grupo El Comercio es la punta del iceberg. Según el estudio ¿Competidores o monopolistas?, existirían unos 16 mercados altamente concentrados en el país. Uno de los casos más escandalosos es el de la empresa Unión de Cervecerías Backus y Johnston que, actualmente, ostenta el 95% del mercado de cerveza. Además, llama la atención el nivel de concentración del mercado de detergentes, cuyo 60% está en manos de Procter & Gamble. En esa misma línea se encuentra el sensible mercado de lácteos, donde el 68% lo maneja la gigante Gloria. Finalmente, el 84% del mercado de jabón de lavar se encuentra en manos de Alicorp. Estos mercados con alto grado de concentración son curiosamente de productos que afectan directamente la economía de los consumidores y sus hogares.

Así, bajo el lema “si no puedes contra tu competencia, cómpratela o asóciate con ella” se ha ido sacando la vuelta a nuestro régimen constitucional. Si bien el artículo 61 de la Constitución Política del Perú establece que “el Estado facilita y vigila la libre competencia. Combate toda la práctica que la limite y el abuso de posiciones dominantes o monopolios. Ninguna ley ni concertación puede autorizar ni establecer monopolios (…)”, la legislación peruana que desarrolló este artículo se limitó a prohibir los acuerdos entre empresas para fijar precios o repartirse el mercado, pero obviaron desarrollar normas para regular determinadas fusiones y concentraciones cuando afectan la competencia.

La libre competencia es favorable para la democracia porque implica la existencia de diversos ofertantes que disputándose un mismo mercado luchan entre sí para ganar el favor de los consumidores. Cuando hay un solo ofertante o muy pocos, la competencia se ve debilitada. No todas las concentraciones limitan la competencia, por ello es tarea del Estado evaluar aquellos casos en que determinadas concentraciones, sobre todo aquellas de gran envergadura, pueden limitar la competencia y ser perjudiciales para el mercado, los consumidores y el resto de empresarios.

Si realmente existe un interés del parte del gobierno por cómo afecta la concentración a los ciudadanos debería empezar porque la bancada oficialista apoye la aprobación del Proyecto de Ley Nº 972/2011-CR, Ley de promoción de la libre competencia y la eficiencia en los mercados para la protección de los consumidores, presentado por el congresista Jaime Delgado en abril de 2012. Este proyecto tiene por objetivo promover la libre competencia y eficiencia económica en los mercados para el mayor bienestar de los consumidores, a través de la evaluación previa de los actos de concentración empresarial, autorizando aquellos actos que no provoquen una disminución sustancial de la competencia.

Más allá de las declaraciones altisonantes del presidente Ollanta Humala, quien como cualquier ciudadano tiene derecho a dar su opinión, es importante que se empuje una ley antimonopolios para que casos de concentración y acaparamiento dejen de seguir ocurriendo.

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