Luego de terminada las conversaciones del gobierno con los partidos ha quedado en claro para el país que la única agrupación que tiene una alternativa a las políticas en curso es el Frente Amplio. El aspecto más destacado del planteamiento del Frente: la necesidad de tomar la crisis como una oportunidad y empezar a cambiar el actual modelo económico en funciones, ha intentado ser satanizado por los medios de comunicación de derecha como una “vuelta al pasado”. Sin embargo,  cuando esto ha sido refutado con una montaña de cifras por diversos analistas, señalando cómo mantener el curso es lo que nos lleva al abismo, no ha habido más respuesta que el silencio o los insultos. Pero lo peor es el silencio del gobierno, que no hace sino reflejar la voluntad obstinada de continuar con el modelo para favorecer a un pequeño grupo de intereses particulares.

Los campanazos no han sido pocos. Tuvimos el escándalo de la repartija en el mes de julio pero los congresistas continúan allí, impávidos, como si no fuera con ellos, sin tomar iniciativa sobre las urgencias de una reforma política que el país reclama con insistencia. Parece que el 9% de aprecio público (Ipsos setiembre 2013) que tienen en las encuestas no les hace mella. Tenemos la desaceleración económica que ya presenta, con la subida del tipo de cambio y la baja de la recaudación, ambas asociadas a la baja del precio internacional de minerales, síntomas innegables del fin de este ciclo primario exportador. Y continúan los reclamos laborales con la urgencia de que se ponga a debate la ley general de trabajo y no se descargue la crisis sobre los hombros de los trabajadores. Por último, las comunidades afectadas por actividades extractivas insisten en que todos, andinos y amazónicos, sean tomados en cuenta para la implementación de la consulta previa y que esta tenga efectiva influencia en la decisión final para los proyectos respectivos. 

El espectáculo que dan nuestros ex presidentes no es más edificante que el de otros políticos. Fujimori preso por los delitos más terribles que se conciben y tanto Toledo como García con graves acusaciones de corrupción encima. Ollanta Humala, con miedo a tomar decisiones que no sean del agrado de la CONFIEP y ya sin posibilidad de exhibir la candidatura reeleccionista de Nadine como escudo frente a los adversarios. Ello agudiza la imagen de debilidad, ya no solo del gobierno sino del conjunto del liderazgo político. Quizás por ello la falta de iniciativas que se salgan, aunque sea mínimamente del guión neoliberal establecido. Una campaña mediática y todos vuelven a quedar en orden, peor ahora que se ha agudizado la situación de oligopolio, con la compra de Epensa por El Comercio.

Por ello, sumando las reivindicaciones laborales y sociales a los reclamos económicos y de reforma política, el próxima 26 de setiembre un Comando Nacional Unitario de lucha, impulsado por la CGTP, ha convocado a un paro nacional cívico y popular.  Las condiciones existen para que una movilización de este tipo sea exitosa y remueva el país entero con los reclamos populares contra el modelo neoliberal. Ojalá que los diferentes actores políticos escuchen este mensaje de las calles y enmienden rumbos para que las rectificaciones empiecen de inmediato y no tengamos que seguir padeciendo las consecuencias de la actual incomunicación.