Peruanicemos el Perú, 93 años sin el amauta

Por: 

Vicente Otta Rivera

Los días 14,15 y 16 del presente, la Casa Museo Mariátegui ha realizado el simposio 100 años del retorno del Amauta de Europa. Hoy domingo 16 de abril, que se clausura el evento, se cumplen 93 años de la desaparición física del más grande pensador marxista de América. 

Sus tesis centrales sobre el indio, la autonomía del camino emancipatorio, la lucha antiimperialista, la hegemonía como concepto decisivo del quehacer político, entre otros, mantienen sorprendente lozanía y siguen siendo ideas válidas a tener en cuenta al momento de repensar nuestro proceso de cambios en el siglo XXI.        

El camino de Damasco

Según lo manifestara el propio Mariátegui, fue a su retorno de Europa, donde obtuvo su mejor aprendizaje, que tenía una declarada y enérgica ambición: la de concurrir la creación del socialismo peruano.

Nuestro destino es la lucha más que la contemplación, es la versión mariateguiana de la XI tesis de Marx sobre Feuerbach, Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, cuando de lo que se trata es de transformarlo.
Mariátegui a su retorno de Europa no solo escribe en varias revistas, Mundial, Variedades entre otras, funda la revista Amauta. 

Los problemas fundamentales frente al régimen de Leguía eran la lucha contra la feudalidad sobreviviente y el poder que tenía el imperio norteamericano. 

Había en gestación un movimiento antiimperialista que, a su vez, coincidía con el movimiento reivindicativo nacional que dio lugar al indigenismo que fue una base fundamental en la construcción del socialismo peruano.

La división entre los diversos grupos que formaban el APRA, luego de expresadas las diferencias entre Haya y Mariátegui sobre la cuestión de la “Alianza o Partido” dio lugar en setiembre de 1928 a iniciativa de Mariátegui, a la formación de la primera célula que se encargaría de la organización del Partido Socialista. En este proceso se le encargó a Mariátegui la formulación del Programa del Partido Socialista. 

En Defensa del Marxismo

Simultáneamente a estos hechos, funda el semanario Labor para la organización obrera. En tanto se organizaba el partido con células clandestinas dentro y fuera del país.

En 1929 se realiza en Buenos Aires la primera Conferencia Comunista Latinoamericana de la III Internacional, donde las principales tesis de Mariátegui son presentadas por los dirigentes del Partido socialista: El problema de las razas en la América Latina”, “Punto de Vista antimperialista”. Estas, junto con la creación del Partido Socialista fueron objeto de polémica con el Comintern que, sin llegar a un rompimiento, estando en vida Mariátegui, precisó lo que constituía el proyecto socialista como alternativa frente a la realidad peruana existente.

Vida agónica y creación heroica

En los siete años siguientes (1923-1920), va a desarrollar una actividad febril, encarnación del sino agónico de su periplo vital. Elabora las 7 tesis magistrales caracterizando al Perú y sus problemas fundamentales, su mirada curiosa ausculta el mundo, sus cambios y personajes y están en publicaciones de revistas y periódicos de la época, posteriormente se publican como libros, La escena Contemporánea y Figuras y Aspectos de la Vida Mundial. 
Nada de lo humano le es ajeno.

Edita la revista Amauta, con una visión amplia que le permite congregar a lo mejor de la intelectualidad peruana sin hacer deslindes ideológicos radicales en cuanto a los colaboradores. Porque para Mariátegui la calidad era el principal fiel de la balanza para ser colaborador de Amauta. 

Articula el semanario Labor con las ideas y debates de la coyuntura político y laboral. 
Funda el partido socialista (1928) y la Central General de Trabajadores del Perú -CGTP- (en1929). Hace de estos siete años toda una vida. Vida agónica que se desarrolla en combate simultáneo en varios frentes.

El cosmopolitismo del Amauta no se restringía al mundo externo solamente, desarrollaba también una intensa y permanente relación con el interior del país, con sus intelectuales y con la academia y los universitarios. Cusco, Puno, Huancayo, Chiclayo, y toda zona importante del país, estaban relacionados a la revista.  El propio Mariátegui era el centro motor de esta red.

Trascendentales batallas en el terreno de las ideas y la política

De los diferentes tópicos que aborda en sus 7 Ensayos…, Esquema de la evolución económica, El problema del indio, El problema de la tierra, El factor religioso, Regionalismo y centralismo, y El proceso de la literatura, todos mantienen singular vigencia, y fueron saludados como aportes esclarecedores de la realidad nacional. Pero la cuestión indígena y el problema de la tierra, que para Mariátegui eran lo esencial, produjeron una seria controversia en el escenario peruano y con la dirección de la Internacional Comunista (IC), encarnada en el Buró Latinoamericano que presidía Victorio Codovilla.

Para La Tercera Internacional la revolución popular en países como el Perú o China, con mayoritaria población indígena y campesina, se resolvía con la alianza entre la clase obrera y el campesinado dotados del programa y dirección socialistas. 

En el caso peruano, no se trataba de campesinado sino de lo indígena, que constituía el 80% de la población nacional, y expresaba la cuestión nacional no resuelta. Ello implicaba un programa reivindicativo que no se reducía solo a eliminar los lazos feudales y la propiedad de la tierra, tenía que incluir reivindicaciones culturales, étnicas e idiomáticas, la justicia social y la igualdad, sin estas reivindicaciones sería un programa insuficiente. 

El proyecto socialista del Amauta planteaba la pluriculturalidad del proceso social y requería un tipo de participación indígena y campesina entendida como nación indígena, que tenía que expresarse en una peculiar alianza, dirección política y proyecto de estado. Nada de esto formaba parte del arsenal ideológico ni político de la Internacional Comunista de entonces. 

Lucha teórica y política en todos los frentes

La propuesta mariateguiana presentada en la I Conferencia Comunista de Buenos Aires en junio de 1929, fue criticada como manifestación de indigenismo pequeños burgués, renuente a asumir el socialismo marxista revolucionario que encarnaba la III Internacional desde Moscú.

Por estas diferencias y la autonomía teórica y de conducción que Mariátegui reclamaba para el proyecto revolucionario peruano (La revolución no será calco ni copia sino creación heroica) el Partido Socialista no fue reconocido como miembro pleno de la Internacional, ni se afilió mientras el Amauta estuvo vivo. 

Derrotado al interior del partido que fundara y convertido Eudocio Ravines en secretario general, se produce la afiliación a la Internacional Comunista 30 días después de la muerte de Mariátegui.

El problema agrario va a estar vigente gran parte del siglo XX. Tuvieron que transcurrir 40 años desde la elaboración de esta tesis para que un gobierno militar, conducido por el General Velasco Alvarado llevara a cabo la nacionalización y reparto de la tierra, tesis central de la propuesta mariateguiana. 

La presencia del fuerte componente indígena en algunos países de América del Sur, Bolivia, Ecuador, Perú, evidencia la necesidad de diseñar un proyecto de Estado que tenga muy en cuenta las expresiones étnicas, esto es, un Estado Pluricultural que encarne las reivindicaciones etnicas de los pueblos que conviven en el mismo territorio y que durante 400 años fueron invisibilizados, diezmados y ninguneados.

La Hegemonía, concepto político clave

Según Antonio Gramsci, el teórico del concepto hegemonía, es este concepto el que permite comprender el desarrollo de la historia de Italia y del Resurgimento particularmente, que habría podido asumir un carácter revolucionario si hubiese adquirido el apoyo de vastas masas populares, en particular de los campesinos, que constituían la mayoría de la población. El límite de la revolución burguesa en Italia consistió en no ser guiada por un partido jacobino, como en Francia, donde el campesinado, apoyando la revolución, fue decisivo para la derrota de las fuerzas de la reacción aristocrática.

La supremacía de un grupo social se manifiesta en dos modos, como dominio y como dirección intelectual y moral. Un grupo social es dominante de los grupos adversarios que tiende a liquidar o a someter hasta con la fuerza armada y es dirigente de grupos afines y aleados. Un grupo social puede y debe ser dirigente desde antes de conquistar el poder gubernamental (ésta es una de las condiciones principales para la misma conquista del poder); después, cuando ejercita el poder… se vuelve dominante, pero debe continuar siendo dirigente.

La crisis de la hegemonía se manifiesta cuando, aun manteniendo el propio dominio, las clases sociales políticamente dominantes dejan de ser dirigentes de todas las clases sociales, es decir no logran resolver los problemas de toda la colectividad e imponer a toda la sociedad la propia compleja concepción del mundo. La clase social subalterna, si logra aportar soluciones concretas a los problemas irresueltos, se convierte en la clase dirigente e, ampliando su propia cosmovisión a otros estratos sociales. Crea un nuevo bloque social, volviéndose hegemónico.

Amauta global. Los proyectos autónomos en Mariátegui, Gramsci y Mao

En la década del 20 se gestan en el mundo, tres experiencias autónomas de proyectos de transformación social. Antonio Gramsci en Italia, Mao Tse Don en China y José Carlos Mariátegui en América.

Estas experiencias tienen en común el desarrollo autónomo de la teoría de la praxis, lo que implicaba insubordinación y conflicto con la IC. En el caso de Mariátegui se expresa en las desavenencias sobre el problema indígena, en Gramsci en torno a la estrategia revolucionaria, la construcción de la hegemonía antes que el asalto al poder, y en el caso de Mao la guerra de largo aliento del campo a la ciudad. La estrategia insurreccional no aplica en la experiencia China.

Antonio Gramsci, el teórico y animador principal del periódico L` Ordine Nuovo, elabora la teoría sobre la hegemonía como condición para lograr la transformación social. Esto significa una propuesta completamente diferente a la estrategia insurreccional de asalto al poder, que la experiencia rusa había validado tras el triunfo de la revolución de octubre en 1917.

En el caso de Mao, la elaboración de la estrategia de guerra popular prolongada del campo a la ciudad, se inicia tras la derrota y masacre de los levantamientos insurreccionales de Shanghái y Cantón entre 1925 y 1927, esto es, tras el fracaso de intentos insurreccionales fallidos.

La tesis de construir la hegemonía ha devenido en una de los principales logros teóricos del arsenal marxista contemporáneo. Modifica radicalmente el rol de la política y de la violencia. 

En los países en que existe una democracia con vigencia efectiva, aunque sea parcialmente (estamos hablando de un periodo que cubre casi los 80 años finales del siglo XX) se asume que la acumulación de fuerzas del bloque subalterno se produce en una larga y compleja lucha ideológica y cultural, abarcadora de los diferentes aspectos de la vida social. 

Es el resultado de lo que el genial político sardo resume en la estrategia de guerra de movimiento y guerra de posiciones. La fase de construcción de hegemonía supone la diversidad de medios y espacios sociales y territoriales (movilidad en todas las esferas sociales y lugares) hasta que el cambio de las relaciones de fuerza permite presentar posiciones que expresan el poder acumulado que debe defenderse y mantenerse ante el conjunto de la sociedad hasta conquistar el poder del estado.

Sin haberse llegado a producir un intercambio personal entre Gramsci y Mariátegui, durante la presencia del Amauta en Italia, coinciden en la manera de valorar la política y la cultura. Se emparentan en la cuestión de construir hegemonía como factor decisivo de la estrategia revolucionaria. 

Mao Tse Don y la experiencia China

Entre 1925 y 1927 los comunistas chinos propician las insurrecciones de Shanghái y Cantón y sufren una aplastante derrota. Habían seguido las instrucciones de la IC que tenía como estrategia las insurrecciones armadas urbanas para la toma del poder. 

Mao y los pocos sobrevivientes se retiran al campo y van a organizar la larga marcha y poner en práctica la Guerra Popular y Prolongada, que los llevará al poder el año 1949. Este es un cambio radical de la estrategia que implica el traslado del escenario de lucha al campo. 
El campesinado se convierte en el soporte social principal y adquiere mayor relevancia a todo lo largo de la lucha por la transformación social.

Este nuevo rol del campesinado es lo que da contenido al denominado Estado de Nueva Democracia en la República Popular China. Es el rasgo que caracteriza la situación actual de las luchas de los pueblos por su liberación e igualdad social. 

Ha producido una alteración en la concepción de la construcción del socialismo, particularmente en lo que se refiere a su etapa de transición, que está presente en la China Popular del siglo XXI. Lo nacional popular define su carácter en el corto plazo. 

A modo de conclusión

La vigencia de las tesis mariateguianas expresa la lucidez y hondura de su pensamiento, que le ha permitido auscultar de modo profundo a la sociedad peruana y mundial y su evolución en las décadas transcurridas.

Tanto así que los grandes problemas que advirtiera en el Perú de hace 90 años aún mantienen aspectos pendientes de solución (racismo, interculturalidad, entre otros)

El debate que realiza con el APRA a fines de los años 20, tiene alcance global pues a contracorriente de la mayoría de partidos socialistas afiliados a la II Internacional o partidos demócratas reformistas, Mariátegui afirmó que el antiimperialismo en países como el Perú era consecuente si y solo si forma parte de una lucha que se enrumbaba al socialismo.
Orientación válida para los países coloniales y semicoloniales de todo el mundo.

Este fundamental debate en el marxismo del siglo XX y XXI tiene relación directa con la experiencia de construcción del socialismo en la Ex. Unión Soviética y la actual República Popular China.