"Pero la Amazonia ¡ay!, siguió muriendo"
Tania Risco Ruiz (*)
Los incendios forestales en la Amazonía son un fenómeno endémico que aqueja a todos y cada uno de los países sudamericanos por donde se extienden sus fronteras. Indudablemente, el Perú es uno de ellos. Y, respecto al incendio forestal que tiene más de 17 días extendiéndose por el pulmón del mundo, poco ha importado sus consecuencias en la discusión política del país.
Ciertamente, los incendios forestales tienen causas naturales (p.e. sequías y altas temperaturas) y antropogénicas (generadas por el hombres). Estas últimas se refieren, entre muchas otras causas, a los efectos de nocivas prácticas de producción agropecuaria. Una de ellas, y la más dañina, es la quema de áreas forestales para "limpiar" el suelo para la producción agrícola de monocultivos y la provisión de pasturas para la ganadería. El fuego es usado para destruir la maleza y despejar las áreas para nuevas plantaciones agroindustriales y pastizales para el ganado. El efecto de la combustión de los bosques es el de eliminar los nutrientes y microorganismos, así como la pérdida de humedad del suelo. Como consecuencia, a largo plazo la producción agrícola será cada vez menor y los pastizales se degradarán, generando que los productores migren a otros bosques.
Los incendios provocados afectan no solo la calidad del suelo, sino también a gran diversidad de animales que mueren sofocados por el humo. La quema de los árboles significa la liberación de dióxido de carbono y partículas de otros compuestos como el propano, que constituyen un grave riesgo de enfermedades respiratorias para la población residente en las áreas hacia donde se dirige el humo del incendio. Esta situación significa un grave riesgo para las vidas de pueblos indígenas en aislamiento voluntario que residen en Reservas Indígenas de la Amazonía y que deberán migrar hacia otros espacios para salvaguardar sus vidas.
En este escenario, es inaceptable que la clase política del país se mantenga en silencio frente al efecto que tendrá el inconmensurable incendio en la Amazonía. Más aún, hay responsabilidades políticas respecto a una legislación ambiental permisiva ante la depredación de los bosques. Por ello, es determinante poner en la agenda pública el fortalecimiento del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR) para detener las causas de la deforestación por actividades agroindustriales. Asimismo, es menester del Estado brindar mayor atención a las Fiscalías Especializadas en Materia Ambiental, encargadas de investigar y procesar a los responsables de deforestación en zonas donde prima la tala y la minería ilegal.
El trabajo intersectorial y coordinado entre todos los niveles del Estado es fundamental a fin de que preservación el patrimonio biológico no quede en buenas intenciones, ni en directivas ministeriales. Es necesaria la voluntad política y la discusión del tema en las instancias nacionales para anteponer, como un problema público, la administración responsable de los recursos naturales del país.
El Perú no es ajeno ni se salva del impacto del incendio forestal en Brasil. Este evento es un llamado de atención a las autoridades peruanas y a la clase política, a repensar las consecuencias de nuestro modelo de desarrollo. Hoy en día estamos perdiendo especies animales y forestales que mañana no volveremos a ver. No es un tema de romanticismo ecológico, sino de la realidad de los recursos que nos quedan. De lo contrario, "la Amazonía ¡ay!, seguirá muriendo".
(*)Tania Risco Ruiz
Directora de sostenibilidad y medio ambiente Grupo Valentín.
Becaria del Louis Dreyfus-Weidenfeld and Hoffmann Trust para MSc Oxford University (2019-2020)
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