Nuestras enfermedades Electorales son nuestras enfermedades Gubernamentales
Rudecindo Vega Carreazo
Las elecciones presidenciales y congresales, lamentablemente, tendrán una oferta electoral partidaria de candidatos, que, mayoritariamente, son “más de lo mismo”, lo que asegura un gobierno de “los mismos para peor”. Poco alentador para el Perú. Las inscripciones partidarias para definir pre candidatos presidenciales culminó este 31 de octubre, el 7 de noviembre, conoceremos oficialmente, todas las listas, en todos los partidos y alianzas cuando oficialicen las pre candidaturas inscritas ante la autoridad electoral. Mientras tanto, las que se conocen, confirman algunas “enfermedades”, “anomalías”, “degeneraciones” políticas que estamos naturalizando, oficializando y, profundizan nuestra crisis nacional: nepotismo partidario, transfuguismo, criminalización política electoral, manipulación institucional, polarización y confrontación y, fragmentación y pulverización política.

1. “Nepotismo partidario”. A las conocidas empresas familiares partidarias como APP y Podemos que, postularán a los hijos de sus candidatos presidenciales; se suma PL de Vladimir Cerrón que incluye a su mamá como candidata vicepresidencial, Perú Primero, postula a presidente y vicepresidente a los hermanos Vizcarra y; Ahora Nación tiene al papa de su presidente como candidato presidencial. Existen más partidos familiares que iremos conociendo en la campaña. El “nepotismo político” existe y ha existido, de familiaridad política preocupada por el país se ha convertido en un mercantilismo gubernamental en beneficio familiar. Desde las candidaturas, sin vergüenza, estamos permitiendo algo perjudicial para el país; esos padres e hijos, hermanos y cónyuges, candidatean para protegerse y hacer negocios propios más que por el bienestar del Perú. El ciudadano debe saber a lo que se atiene, con seguridad, nada bueno.
2. Transfuguismo consumado. El cambio de camisetas partidarias de políticos convertidos en candidatos queda oficializado y, también, se oficializan los “jales” de partidos de otros partidos o riberas políticas. Poco queda de identidad doctrinaria, nos hemos perdido en un zafarrancho de candidatitis en nuestro inmenso laberinto político. Hay partidos de derecha, izquierda o centro con “candidatos mezclados” y a candidatos de izquierda centro o derecha perdidos en “partidos sancochados”. Ese transfuguismo electoral, culminadas las elecciones, se convierte en transfuguismo gubernamental, los candidatos electos, inmediatamente, se pasan a otros partidos, crean nuevas bancadas, negocian repartijas y cuotas de poder. La enfermedad electoral, es convertida, oficialmente y con voto ciudadano, en enfermedad gubernamental.
3. Criminalización política electoral. Existe abundancia de candidatos con prontuario fiscal y judicial, repletos de delitos, referidos a corrupción, violación, agresiones, narcotráfico y otros vinculados al ejercicio de economías ilegales. Los partidos conocen dichos prontuarios y los postulan, los candidatos a sabiendas de su vinculación al crimen lo ocultan y postulan, las autoridades electorales que conocen o deberían conocer, de oficio o de parte, el prontuario de los candidatos termina admitiéndolos y, finalmente los ciudadanos elegimos a conocidos criminales como autoridades para que nos roben o maten. Las elecciones en Perú, son el medio de acceso, “legalización y legitimación”, del crimen al estado y el gobierno. La oferta electoral anunciada garantiza que seguiremos padeciendo dicha enfermedad.
4. Manipulación y destrucción institucional. La manipulación y destrucción de las instituciones estatales y organismos constitucionales por los partidos que gobiernan desde el congreso continuará, la mafia gubernamental va por su reelección, sabe que el voto ciudadano puede ser contrario, por ello, tiene controlados los sistemas de sistema de justicia y electoral. Seguirá utilizándolos en beneficio propio y sus candidatos y, en perjuicio y persecución de sus adversarios. La mafia, sabe, hasta acostumbrada está, a perder elecciones, pero, ha aprendido que, perdiendo, desde el congreso, puede gobernar y dirigir todo el estado. El copamiento desde el congreso, en dichos sistemas, continuará durante el proceso electoral, buscando su reelección y continuidad. El proceso está organizado, “orientado”, hasta el cuento de votos puede resultar un ejercicio intrascendente de legitimación de un indebido proceso electoral en que estamos inmersos, hemos decidido jugar y poco denunciar. La manipulación institucional mancha el proceso electoral y continuará manchando al nuevo gobierno si la ciudadanía no da legitimidad política a sus nuevas autoridades.
5. Polarización y confrontación. La carencia de propuestas políticas alternativas y de programas diferenciables; la extinción de los tradicionales partidos de cuadros y masas y su reemplazo por vientres de alquiler, clubes electorales, empresas familiares y organizaciones criminales, ha convertido la política, las elecciones y el ejercicio gubernamental en un enfrentamiento de intereses particulares, pleitos y competencias personales o de grupo descartando los interés colectivos, públicos o nacionales. La polarización y confrontación, revestida de izquierda -. derecha, gobierno – oposición, es múltiple y compleja, existen varios polos y varias confrontaciones que rotan y se confunden al mismo tempo. Es inentendible, peligrosa, hasta los que comparten un mismo espacio político se pelean, exterminan entre ellos, guiados por interese particulares y de grupo. Esa polarización y confrontación electoral la padeceremos luego como una enfermedad gubernamental donde el dialogo y la concertación volverán a ser esquivos para desgracia del Perú.
6. Fragmentación y pulverización política. La fragmentación, pulverización política es mejor, convertida en pandemonio electoral, luego de las elecciones, continuará en el gobierno con los ganadores y en la vida nacional con los perdedores. Las leyes políticas premian la creación y subsistencia de partidos y su multiplicación desde las esferas gubernamentales. Muchos electos, como jales de partidos o sintiéndose autoridades electorales por mérito personal, conforman sus propios grupos de poder para negocia, crear sus propios partidos o movimientos regionales. Quienes pierdan las elecciones en abril y, además, no logran pasar la valla electoral, por ley del actual congreso, seguirán con vida y volverán a postular, en las elecciones municipales y regionales de octubre próximo. Las normas políticas, electorales y gubernamentales están diseñadas para perennizar el divide y reinarás.
Nuestras enfermedades políticas, electorales y gubernamentales, son crónicas; los peruanos debemos dimensionarlas con responsabilidad si deseamos recuperar nuestro país y dignidad ciudadana. El camino aún es largo, nada está dicho, las candidaturas partidarias quedarán oficializadas el 14 de marzo.
Las encuestas de hoy, fotos “shopeadas” o no, nada certeras, no dan para festejar ni para lamentar. Los peruanos podemos iniciar nuestro proceso de saneamiento, diagnóstico de síntomas y enfermedades; chequeos, pruebas y exámenes; tratamiento y preparación para iniciar el largo proceso de curación de nuestras múltiples enfermedades que están desgraciando nuestro futuro ciudadano y patrio.
En Perú, llegar bien, al 12 de abril, día de las elecciones, es una eternidad, con resultados nada garantizados. Esa es nuestra desgracia, pero también, nuestra posible bendición.
