Industria sin crecimiento: enfermedad holandesa*
Pedro Francke
La industria peruana ha detenido su crecimiento y entrado en recesión. El crecimiento del PBI industrial en el primer semestre del año es de -0,4 por ciento. Negativo. Es decir, el primer semestre del 2012 nuestra industria ha producido menos que el año pasado.
Es algo nuevo. La industria peruana creció en promedio 6,4 por ciento anual los 5 años anteriores y creció 5,6 por ciento el 2011. Este año, la industria va para abajo.
Dentro de la industria, hay subsectores a los que les ha ido bastante peor. La producción de textiles se redujo en 8,2 por ciento, la de químicos básicos en 7,3 por ciento, la de plásticos en 5,2 por ciento y la de papel en 1,4 por ciento.
La caída promedio de la industria, de -0,4 por ciento, es poca debido sobre todo a que los sectores que producen para la construcción – varillas de fierro, vidrio y cemento – han crecido. Son productos que enfrentan poca competencia internacional, debido a lo difícil o costoso de su transporte, y que se han beneficiado por boom inmobiliario.
El decrecimiento industrial no se debe principalmente a la crisis internacional. Existe un peligro muy real de una crisis financiera en Europa, ya que los bancos están en rojo en España, Grecia y otros países; pero la economía mundial todavía está – lentamente – creciendo.
¿Por qué entonces nuestra industria ha decrecido? Porque la política económica de Castilla y Velarde, el ministro de economía y el Presidente del BCR, han permitido que perdamos competitividad con la caída del dólar. A medida que el precio de dólar (y demás monedas) en el Perú cae, los precios de los productos importados en soles también caen. Si además la inflación interna aumenta, los costos de producción nacionales suben. El tipo de cambio real multilateral, que mide la evolución de nuestra competitividad por estos factores, se ha reducido en más de 10 por ciento desde que comenzó este gobierno.
Como además el neoliberalismo con sus TLCs favorece la entrada indiscriminada de importaciones, esos productos del exterior están capturando el mercado interno. Las importaciones de bienes de consumo aumentaron el primer semestre de este año en 26,7 por ciento, hasta alcanzar los 3,700 millones de dólares. En otras palabras, consumimos más productos extranjeros en vez de productos nacionales, lo que hace que la demanda para nuestra industria sea menor. Menos demanda hace que tengamos menos producción, menos empleo y menos inversión en nuestra industria.
Esta es la política neoliberal en su peor expresión primario-exportadora. El boom minero sin planificación ni gobernabilidad, impuesto por las trasnacionales ante un estado que les permite hacer lo que quieran, no solo trae más conflictos sociales y daño ambiental. También trae la enfermedad holandesa, ya que el boom de exportaciones mineras disminuye el tipo de cambio real. Eso afecta la industria y con eso nuestra posibilidad de un crecimiento con cambio tecnológico y empleo sostenible en el largo plazo. Como los cangrejos, en desarrollo industrial vamos para atrás.
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