Sedapal no puede caer en manos privadas

Por: 

Luisa Eyzaguirre C.

La campaña por privatizar Sedapal, ha arreciado a partir de una pésima comunicación sobre el corte de agua a 22 distritos, se debió informar que esta es una obra proyectada que beneficiará a 400 mil personas de la zona sur de Lima y que no existe tecnología en el mundo donde se pueda realizar un empalme de tuberías sin cortar el servicio. Sedapal debió sensibilizar sobre la importancia de esta obra y no sacar en X (ex Twitter) anunciando un corte sin explicar su necesidad. 

Sedapal es una empresa rentable que en los últimos 15 años ha generado ganancias, el 2022 obtuvo 403 millones de utilidades y estamos calificados entre las empresas más grandes del país. Tenemos un Plan Maestro 2015 -2044, donde se señalan los proyectos vitales a realizar, como, nuevas plantas de tratamiento de aguas, plantas de tratamiento de desagüe, plantas de captación, para cerrar las brechas en una ciudad que ha crecido exponencialmente y de forma vertical. No es posible que la ministra de Vivienda, Hania Pérez de Cuellar, declare que no hay nada desde 1981. 

Demuestra desconocimiento, y también lo hace cuando señala que para cerrar las brechas en Lima y Callao se necesitan 100 mil millones de soles. En el 2019 lo que se requería para todo el país era 50 mil millones de soles, Cómo así se ha duplicado la cifra nacional sólo en Lima. Se equivoca y pone una valla alta para justificar una privatización. 

En el año 2000 había un millón 100 mil conexiones, hoy existen un millón 700 mil, lo que demuestra que si se han hecho obras y seguimos trabajando.  ¿Qué empresa privada va a invertir si una sola conexión en la parte alta de Lima vale 140 mil soles? ¿Cuándo verían su retorno? En las partes bajas, la conexión cuesta 10 mil soles a Sedapal. Es necesario un ordenamiento territorial y reubicar a las personas vulnerables de las zonas altas en otros terrenos del Estado

Rechazo a la concesión o privatización

Estamos en estrés hídrico con 500 provincias del país en emergencia y Lima se abastece del centro del país, la desalinización del agua de mar no es una solución por su altísimo costo económico y ambiental. Producir agua en La Atarjea cuesta 0.309 centavos el metro cúbico, mientras que de la planta desalinizadora Provisur es de 6.296 soles, 20 veces más, y ese sobrecosto lo pagamos todos los usuarios.

Las amenazas privatistas siguen y muchos, como el congresista Alejandro Cavero, salen a decir cosas que desconocen y amenazan con presentar proyectos para privatizar Sedapal, no conoce que la privatización en todo el mundo ha sido un fracaso, son más de 311 casos de empresas que retornaron al sector público en el mundo. En Europa, un caso emblemático es el de Paris, después de 25 años recuperaron su empresa al no mejorar el privado su servicio e incrementar fuertemente las tarifas, inmediatamente hubo reducción tarifaria al 8%.

En Tumbes el año 2005 concesionaron la empresa y luego de 12 años y de haberla transferido a otras dos empresas privadas, Aguas de Tumbes retornó al Estado. La empresa pública daba cobertura de agua al 82.7% de la población, con la privada bajo a 80.22%

En Chile privatizaron el agua con una cobertura de 98%. Subieron las tarifas y ahora cuesta casi el doble que la nuestra. Actualmente 1,5 millones de chilenos carecen de agua potable y en estos días cinco comunas de Santiago sufrieron corte de agua por 36 horas para realizar obras. 

Nosotros planteamos que Sedapal debe tener un Directorio con representantes de los Colegios profesionales, usuarios, trabajadores y la municipalidad de Lima, no puede seguir siendo un botín de los gobiernos de turno.

Hay que destacar la experiencia y profesionalidad del equipo de Sedapal que trabajó arduamente hasta 14 horas continuas para que en tiempo récord se logrará los trabajos de empalme de la línea de conducción Ovni-Ford, viéndose reestablecido el servicio al 100% el sábado en la noche, señalar que muchos de los trabajadores trabajaron ad honorem apoyando esta tarea. El mérito es de Sedapal y sus trabajadores y no del Ministerio de Vivienda ni del Ejecutivo