Proyecto de ley genocida contra los PIACI está a punto de aprobarse en el congreso

Por: 

Róger Rumrrill

El Proyecto de Ley 03518-2022-CR presentado por el congresista fujimorista Jorge Alberto Morante Figari y que está a punto de aprobarse en el Congreso de la República, pretende modificar la Ley 28736, sobre los Pueblos Indígenas u Originarios en Situación de Aislamiento y Contacto Inicial (PIACI) es, para las organizaciones indígenas y los expertos, un proyecto de ley genocida.

De acuerdo a un informe jurídico elaborado por los abogados Juan Carlos Ruíz Molleda, Maritza Quispe Mamami y la antropóloga Beatriz Huertas Castillo para la Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), el proyecto de Morante, digitado desde el Gobierno Regional de Loreto (GOREL) mientras era gobernador Elisbán Ochoa Sosa y por todo el extractivismo forestal legal e ilegal, propone que el “reconocimiento de las reservas de los pueblos en aislamiento y contacto inicial, y el reconocimiento de las reservas indígenas sean aprobadas por ordenanza regional de los gobiernos regionales y no por decreto supremo como lo hace el gobierno nacional”.

Pero este despropósito legislativo no terminaría en el inconstitucional traslado de competencias del Ministerio de Cultura a los gobiernos regionales. En el estudio jurídico efectuado sobre el esperpento formulado por Morante, los tres expertos señalan que “lo más grotesco de este proyecto de ley, y que evidencia una grave amenaza a los derechos de estos pueblos, es la incorporación de una cuarta y quinta disposición final, que busca no solo revisar las reservas ya creadas para extinguirlas, sino que dispone la suspensión de cualquier trámite vigente para proteger a los PIACI, como si uno pudiera decidir quién vive, y quién no”. Para la antropóloga Beatriz Huertas Castillo, sin duda la mayor estudiosa de estos pueblos en el Perú, “el proyecto de ley señalado expresa un retroceso de un siglo en cuestión de reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y nos trasladaría a una situación de barbarie generada por el propio poder legislativo”. 

Un zorro hambriento cuidando un gallinero lleno de gallinas gordas

El notable y destacado ingeniero, biólogo y ambientalista peruano Marc J. Dourojeanni decía que otorgar al Ministerio de Agricultura el rol de protector y conservador de los bosques es como poner a cuidar un gallinero lleno de gallinas gordas a un zorro hambriento. Porque el objetivo de ese ministerio es precisamente promover la deforestación para la agricultura. Este sería el caso -y mucho peor- de entregar el destino de los PIACI y sus reservas territoriales a los gobiernos regionales de la Amazonía, casi siempre controlados y manejados por las empresas madereras y muchas veces por poderosas mafias forestales enquistadas en el aparato regional. 

En este momento, casi todos los ex gobernadores de la Amazonía -con alguna invisible excepción- están con acusaciones y condenas judiciales por corrupción que, en la mayoría de los casos, están vinculadas al tráfico de madera y colusión con empresas extractoras. El caso más patético y escandaloso es del ex gobernador de Madre de Dios, Luis Hidalgo Okimura, quién hizo de la “capital de la biodiversidad del Perú” un repulsivo y abyecto espacio de tráfico forestal. Las otras ex autoridades regionales condenadas por la justicia son Iván Vásquez Valera, exgobernador por Loreto y Pedro Bogarín Vargas, ex gobernador de la Región San Martín. Se le acusa de direccionar procesos de selección de empresas por más de 300 millones de soles.

Sin tener la sartén por el mango de la ley que está proponiendo el parlamentario fujimorista Morante Figari, que hace el trabajo de zapa del extractivismo maderero, el Gobierno Regional de Loreto ha otorgado ilegalmente 47 concesiones forestales en las reservas territoriales Yavarí-Tapiche y Yavarí-Mirím, lo cual, de acuerdo con la ley 29763 de Forestal y Fauna Silvestre y a la Ley PIACI, está prohibido. Si mañana el Congreso de la República, habitado hoy por políticos parasitarios y rentistas y en su mayoría por la guardia pretoriana y los cancerberos de las multinacionales y las élites del poder, aprueban la ley del embudo de Morante Figari, no hay duda de que estarían decretando la extinción de los PIACI y sus reservas indígenas serían inmediatamente devoradas por el extractivismo más voraz y obsceno.

Hay, según la información oficial, cinco reservas indígenas establecidas a la fecha y dos en proceso de adecuación. Las que han sido establecidas son: Reserva Indígena Mashco Piro (1997), Reserva Indígena Murunahua (1997), Reserva Indígena Isconahua (1998), Reserva Indígena Yavarí Tapiche (2021) y Reserva Indígena Kakataibo (2021). Las que se encuentran en proceso de adecuación son: Reserva Territorial Kugapakori, Nahua Nanti (1990) y Reserva Territorial Madre de Dios (2002). En trámite se encuentran las reservas indígenas: Napo-Tigre, Yavarí Mirim, Sierra del Divisor Occidental, Atacuari y Pupuña.

De acuerdo a la especialista Beatriz Huertas Castillo, el Estado ha reconocido a 25 pueblos en aislamiento en las regiones de Loreto, Ucayali, Huánuco, Cusco y Madre de Dios, existiendo otros pueblos en aislamiento cuyo reconocimiento oficial y delimitación territorial están en trámite. La mayoría de estos pueblos son de la familia etnolingüística Pano. Casi todas las reservas creadas y en trámite están afectadas tanto por la superposición de concesiones forestales e hidrocarburíferas como por la invasión de extractores ilegales de madera, narcos y traficantes de tierras, entre otras actividades ilegales.

Para los gobiernos y el Estado peruano, monocultural y de origen colonial, los pueblos indígenas son la última rueda del coche y los convidados de piedra del festín de la riqueza, extraída en los propios territorios indígenas: las gestiones para la creación de las reservas indígenas están tomando varias décadas y enfrentan una serie de obstáculos. En el caso de la reserva indígena Kakataibo, solicitada en 1993, su establecimiento tomó casi 30 años. Pero el Estado capturado por la cacocracia entregó concesiones forestales, petroleras y para megalatifundios de monocultivos en solo 6 meses.

Porque de eso de trata. Convertir a toda la Amazonía en un territorio de saqueo de su riqueza natural. Los bulos, las tautologías e infodemias que la llamada Coordinadora de Desarrollo Sostenible de Loreto (CDSL) y los políticos y empresarios extractivistas, lanzan a los cuatro vientos de que “No es verdad que existan estudios científicos rigurosos que demuestran la existencia de los PIACI”, que los “PIACI son un invento para lotizar Loreto, bajo el mismo principio del nefasto Acuerdo de Escazú de quitarnos autonomía y soberanía sobre nuestros territorios, dentro del plan estratégico de las ONGs de internacionalizar la Amazonía continental”, apuntan en una sola dirección: arrasar con las políticas de respeto a los pueblos indígenas y a la conservación de la Madre Naturaleza, es decir, son los acólitos del Capitaloceno.

Pero no son las únicas arremetidas contra los pueblos indígenas y la mayor renta estratégica del Perú en el siglo XXI: el agua y el banco genético amazónico. También en el Congreso, convertido en la caverna del atavismo colonial, se ha presentado una propuesta de modificación de la ley 29763, Forestal y Fauna Silvestre, para la formalización de los cambios de uso de la tierra en zonas de bosque. Es decir, las puertas abiertas para seguir convirtiendo en cenizas el bosque. Como si ya no fuera suficiente que el 90 por ciento de la madera que se consume en el Perú y la que se exporta, especialmente caoba y cedro, tiene origen ilegal y proviene principalmente de territorios indígenas y áreas de conservación. 

A ello hay que sumar, otros estropicios contra la Amazonía y los pueblos indígenas: el fallo del Tribunal Constitucional (TC) contra el Convenio 169 y los pueblos indígenas andino-amazónicos; el ataque a mansalva contra la Educación Intercultural Bilingüe (EIB), nada más ni nada menos que por el Ministerio de Educación; la ley que dota de armas a los Comités de Autodefensa, que vulnera la autonomía comunal y pone en riesgo la vida de los comuneros y comuneras.

Vientos a favor en la Amazonía

Mientras el Perú parece descender a los infiernos en el respeto al derecho y la justicia de los pueblos indígenas andinos-amazónicos y hay un proceso indetenible de mercantilización de la Madre Naturaleza, soplan vientos favorables en otros países. El nuevo presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, acaba de crear un Ministerio de Pueblos Indígenas a cargo de la destacada dirigente indígena Sonia Guajajara y ha prometido bajar a cero la deforestación del bosque brasileño que el ultraderechista y negacionista Jair Bolsonaro había convertido en un infierno de incendios y de tala ilegal masiva. El nombramiento de Marina Silva, destacada ambientalista brasileña como ministra del Ambiente, es otra buena señal de Lula. De su parte, el presidente colombiano Gustavo Petro (cuya interferencia en la política peruana rechazo sin medias tintas), ha dado un giro copernicano con relación a las políticas indígenas y amazónicas de sus predecesores. Sobre todo, del uribista Iván Duque.

Además, la COP15, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, realizada en Montreal, Canadá en diciembre pasado y con la asistencia de 196 países, entre ellos el Perú, ha acordado que en el nuevo marco global se incluya metas que promueven la participación de los pueblos indígenas y comunidades locales en la toma de decisiones y el respeto a sus derechos ancestrales sobre sus territorios, recursos y conocimientos tradicionales.

El hombre, la única especie que corta el árbol donde vive

“El hombre, es la única especie que corta el árbol donde vive”, escribió el gran escritor belga Maurice Maeterlinck. Esta frase debería ser como un mantra para los miembros de la CDSL, para el fujimorista Jorge Alberto Morante Figari y todos los extractivistas que tramposamente creen y sostienen que la naturaleza es infinita. El filósofo italiano Massimo Cacciari afirma que ninguna especie ha acelerado el proceso de su propia extinción como la especie humana que se parece a los dinosaurios, esas enormes bestias que arrasaron su propio hábitat comiendo toneladas de materia prima cada día hasta extinguirlas y con la desaparición de los alimentos se extinguieron ellos también. Nunca olvidemos esas y estas reflexiones del pensador portugués Boaventura de Sousa Santos: “Y la deforestación industrial de los bosques, la contaminación de los ríos, la minería a cielo abierto y el fracking también serán heridas esta vez infligidas a la Madre Tierra. Juntas, tales heridas constituirán una crucifixión inmensa y permanente. Un segundo y mucho más doloroso calvario”.