Uno de los temas claves de política regulatoria del Estado tiene que ver con la concentración o dominio de mercado (market share). Esta problemática tiene mayor importancia hoy porque se constata que existen mercados crecientemente y fuertemente concentrados, lo que se revela en este trabajo al comprobarse, en base a una primera búsqueda, si la empresa líder en un producto, rama o sector tiene un nivel de concentración muy alto.

Para discutir esta problemática en base a una necesaria, aunque incipiente comprobación empírica, presentamos este avance de investigación. El objetivo es detectar los niveles actuales de concentración de la empresa líder (en ocasiones de las dos más importantes y de grupos de poder económico que producen varios productos donde hay alta concentración) en diversos sectores y ramas importantes de la economía nacional y a partir de ahí hacerse preguntas de fondo sobre el sistema regulatorio.

Esta tendencia a la alta concentración merece un debate porque genera dos tipos de consecuencias:
1. Los altos niveles de concentración hacen que un pequeño número de grandes empresas o grupos de poder económico impacten a casi toda la sociedad: empresarios, funcionarios, consumidores y proveedores, es decir, se concentra el poder.
2. Dados los altos niveles de concentración, y debido al hecho que las tendencias se acentúen a lo largo del tiempo al no ser limitadas por el Estado, aumenta las probabilidades de abuso de dominio de mercado.

Estamos por lo tanto frente a una problemática que requiere ser estudiada y discutida, a pesar que en apariencia no sea una preocupación nacional en la medida que hoy no está en la agenda política nacional. Este informe contribuye a los esfuerzos de intentar
agendarla, pero comprenderla mejor. Toca a otros hacer análisis más precisos y discutir qué hacer al respecto. Sin embargo, queremos señalar que este necesario, inevitable debate, debe tomar en cuenta no solo criterios técnicos, o detalles sectoriales de las actividades económicas donde hay mayor concentración, sino también entender, en el mejor sentido de la palabra, que la problemática es política, que se relaciona con actores y recursos materiales y organizativos, por lo tanto, con relaciones de fuerza;
también con influencias, opiniones y percepciones. 

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