La mejor inclusión: el salario mínimo
¿Por qué el presidente Humala comete este grave error contradiciendo lo que prometió en la hoja de ruta? ¿Por qué elevar el salario mínimo es más que necesario?
“Me parece irresponsable plantear hoy día este tema. No está en agenda en estos momentos”. Estas recientes declaraciones del presidente Ollanta Humala muestran el desinterés del actual gobierno por aumentar la Remuneración Mínima Vital (RMV) cuando, en mayo próximo, se cumplirán dos años de su último aumento. ¿Por qué el presidente Humala comete este grave error contradiciendo lo que prometió en la hoja de ruta? ¿Por qué elevar el salario mínimo es más que necesario?
La RMV o salario mínimo es una de las políticas de mercado de trabajo más extendidas en el mundo. Tal como se plantea en el artículo 1 del Convenio 26 –Convenio sobre los métodos para la fijación de salarios mínimos (1928), este nació como un instrumento para proteger a los trabajadores que se desempeñaban en actividades donde no hubiera un régimen eficaz para la fijación de salarios y donde estos fueran excepcionalmente bajos. Como señala un reciente artículo del The New York Times, un piso salarial adecuado sustituye eficazmente el poder de negociación que los trabajadores de bajos salarios no tienen. Cuando el salario básico se eleva, la pobreza y la desigualdad tienden a reducirse.
Existe un rezago histórico en los salarios del país. Desde la década de 1970, los salarios han ido disminuyendo su participación como porcentaje del PBI. En 1970, más de la tercera parte del PBI estaba conformada por los sueldos. Cuarenta años después, los salarios conforman algo más de la quinta del mismo. Asimismo, la RMV no solo es la segunda más baja de América Latina después de Bolivia, sino que su poder adquisitivo (lo que puede adquirir la gente con el monto establecido) ha ido en permanente detrimento. Por ejemplo, S/. 2.300 debería ser la RMV de 2014 para equiparar el poder adquisitivo de la RMV de 1974. ¡Grave! Por ello, un equipo de economistas del Frente Amplio propuso elevar el salario mínimo a S/. 850, al considerarlo un monto responsable dada las condiciones económicas del país. No obstante, vale aclararlo, esta cifra estaría aún lejos de cubrir la canasta básica familiar cercana a los S/. 1500.
Varios estudios señalan el efecto positivo del aumento del salario mínimo porque impulsa al alza y la distribución general de los salarios. Dado un mayor nivel general de salarios, los trabajadores podrían adquirir mayor cantidad de bienes y/o servicios, lo que genera una mayor demanda y se traduce, finalmente, en una mayor producción y empleo. No obstante, hay que dejar en claro que este segundo efecto está sujeto a que el salario mínimo sirva, efectivamente, como una “señal” o “faro” para la definición del resto de salarios en la economía.
Desde Otra Mirada lamentamos las declaraciones del presidente Humala porque incumplen su promesa establecida en la hoja de ruta, donde se consideró futuros aumentos de la RMV “de acuerdo con la evolución de la productividad y del costo de la canasta de consumo”. Con esta posición, el Presidente se pone de espaldas a millones de peruanos que sobreviven con un paupérrimo salario y que trabajan horarios dobles para cubrir sus necesidades básicas. Resulta grotesco que este gobierno indolente siga usando el falso rótulo “de la inclusión social”.
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